sábado, julio 25, 2009

Revista Filipina (Tomo II N° 4 Primavera 1999)



REVISTA FILIPINA
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Una Revista Trimestral de la Lengua y Literatura Hispanofilipina
Tomo II N° 4 Primavera 1999
Director: Edmundo Farolán
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En este número, publicamos los siguientes artículos:
El proceso de la desaparición del castellano en Filipinas
Un Poco de Realidad: ¿Desaparecerá el español en Filipinas?
Raíces linguísticas del vernáculo filipino
Cartas



EL PROCESO DE DESAPARICIÓN DEL CASTELLANO EN FILIPINAS
por Emilio Domínguez Moreno

En mis relaciones con filipinos hispanoparlantes, con frecuencia les he preguntado, por el proceso de desaparición del castellano en Filipinas. Dado que me han dado respuestas parciales, y a veces contrapuestas, decidí al final, hacer un pequeño trabajo, sobre este proceso. He aquí su resultado:

LA COLONIA

Durante el período colonial, la situación de la lengua española en las islas asiáticas, era muy precaria. El clima extremadamente desagradable para los mediterráneos y su carencia de metales preciosos, provocaron que sus tierras carecieran de interés para el asentamiento de colonos europeos. Solo la Iglesia, a través de las distintas órdenes religiosas, vieron en aquellas tierras, una zona propicia para extender el Evangelio.

Sin embargo, los frailes que desde finales del siglo XVI evangelizaron las islas, vieron más práctica para su labor, aprender la lengua de los indígenas, que enseñar el castellano. Ese carácter residual que tenían las islas Filipinas durante el Imperio, se pone de manifiesto en el hecho de que, fueron los virreyes de México, quienes administraron aquellos territorios.

Las circunstancias anteriores, no hicieron posible el fenómeno del mestizaje. Mientras que en las colonias americanas, los mestizos jugaron un papel decisivo para la imposición de la lengua española en todos los ámbitos, la falta de colonos que jugaran ese papel en las islas, tuvo como consecuencia, que el castellano, solo fuera utilizado como lingua franca en las escasas relaciones comerciales y administrativas.

Los pocos inmigrantes españoles que se asentaron en Filipinas, se mezclaron rápidamente con la población indígena, y solo en determinadas zonas en los que la inmigración fue de cierta importancia, se conservó el castellano formando parte de diversas lenguas, a las que los propios colonizadores españoles las calificaron con el nombre de "chavacano".

A raíz de la emancipación de las colonias americanas, la metrópolis retoma la administración directa de las islas. Durante el siglo XIX, las relaciones comerciales con la península se amplían considerablemente. La llegada de funcionarios y militares españoles, produce una intensificación del papel colonizador de España, ampliándose tímidamente las inversiones de los capitalistas peninsulares en determinados sectores de la actividad agrícola e industrial.

También se produjo durante aquella época, un tímido desarrollo de la actividad educativa, que tuvo como consecuencia la aparición de una nueva clase media indígena de cultura española, que tuvo como exponente máximo la figura de José Rizal.

La situación de la lengua española en el período inmediatamente anterior a la guerra con EE.UU., era muy similar a la posición que ocupaba el castellano en países americanos de mayoría indígena antes de su independencia, como es el caso de Bolivia, Guatemala o El Salvador.

LOS ACONTECIMIENTOS DE 1.898

El vergonzoso papel que interpretaron los políticos españoles en el Tratado de París, que vendieron las islas Filipinas a los norteamericanos por veinte millones de dólares, fue una de las causas que provocaron la desaparición del idioma español en Filipinas.

Veamos sus antecedentes: Tras la derrota de la escuadra del pacífico en Cavite, los norteamericanos alentaron el regreso de Aguinaldo a Luzón, y financiaron la creación de un ejército indígena, que en pocos meses se adueñaron de todo el archipiélago.

Los jóvenes intelectuales y la clase media ilustrada, se alineó sin parpadear en las filas del ejército filipino, y proclamaron la independencia de España. Promulgaron una Constitución, que consagraba al español como lengua oficial y crearon todas las infraestructuras administrativas, económicas y educativas de una nación independiente.

Si los acontecimientos se hubiesen desarrollado de manera pacífica, y si los españoles, en vez de claudicar de manera vergonzosa en París ante los norteamericanos, hubiesen prestado el apoyo necesario a la nueva República, el sistema educativo que había germinado durante los acontecimientos de 1.898, hubiese dado sus frutos en poco tiempo, de manera que hoy no estaríamos hablando de la desaparición del idioma español en Asia.

LA ADMINISTRACIÓN NORTEAMERICANA

Estados Unidos fue durante todo el siglo XIX, el azote de las potencias colonizadoras, y el espejo en el que se miraban los países oprimidos. Sin embargo, cuando vieron la primera oportunidad de engancharse al carro del colonialismo, no la desaprovecharon, y sin ningún miramiento, enviaron un ejército expedicionario de cuatrocientos mil hombres, que en dos años derrotaron al joven, inexperto y mal armado ejército filipino.

Cerca de diez mil norteamericanos y más de doscientos mil filipinos, murieron en aquella guerra atroz, que terminó con la joven República Filipina. Ante las protestas de los patriotas filipinos, antiguos aliados, los norteamericanos alegaron que era improcedente conceder la independencia a Filipina, ya que según sus políticos, la sociedad filipina vivía aún en un estado de salvajismo, que le impedía regirse por sí misma.

Además, aducían causas geopolíticas de mayor envergadura. En pleno auge del colonialismo, si concedían la emancipación al pueblo filipino, no tardarían en caer en las garras de potencias que ambicionaban aquellos territorios, como Alemania, Inglaterra o Japón.

En realidad, todo ese entramado ideológico, no tenía otro objetivo, que asegurarse un importante punto de abastecimiento de primeras materias a bajo costo, un trampolín para ampliar sus actividades económicas en el Lejano Oriente, y un valioso emplazamiento para consolidar la influencia política norteamericana en el Pacífico.

Sin embargo, llevados por su espíritu filantrópico, realizaron una importante labor educativa, que a la larga tuvo decisivas consecuencias.

EL COLABORACIONISMO FILIPINO

Sin lugar a dudas, la historia siempre ha sido escrita por los vencedores. En la coyuntura filipina, los vencedores - los colaboracionistas - son ensalzados y venerados por la historia oficial de aquel país. En otros casos y en otras circunstancias, hubiesen sido acusados de alta traición a la patria, debido a la ayuda que le prestaron a los norteamericanos, coadyuvando con sus actos a mantener la administración colonial durante cincuenta años.

Tras la captura de Emilio Aguinaldo en marzo de 1.901, el movimiento nacional de resistencia a los invasores, cayó como un castillo de naipes. Lo lógico hubiese sido, que se formase un gobierno filipino en el exilio, tal como hizo Aguinaldo en 1.897, que mantuviese viva la llama de la Constitución y del Estado recién creado. Este gobierno debería haber seguido impulsando los movimientos de resistencia internos y reivindicando la nacionalidad filipina en el seno de la comunidad internacional, tal como se hizo en 1.941, tras la invasión japonesa.

Contra todo pronóstico, optaron por la vía "pacífica". Tenemos dos casos significativos, dignos de ser estudiados profundamente, en otros trabajos. Nos estamos refiriendo a las actividades políticas desarrolladas durante la ocupación por Manuel Luís Quezón y Sergio Osmeña.

Nacidos en la época de la colonización española, se encontraban entre aquellos jóvenes ilustrados, que estudiaron en la antigua Universidad de Santo Tomás de Manila, de formación hispánica e influenciados desde jóvenes por las ideas redentoras de José Rizal y del Katipunan. Ambos fueron oficiales del ejército filipino de Aguinaldo que se enfrentaron a los norteamericanos. Sin embargo, no tuvieron ningún escrúpulo de conciencia, jurando lealtad a la bandera yanqui, a pesar de que soldados bajo aquella insignia, habían masacrado a más de doscientos mil de sus compatriotas, muchos de ellos, compañeros de armas.

Los historiadores filipinos, disculpan la actividad colaboracionista de su clase política en aquella fecha, alegando que era la única forma de conseguir por la vía pacífica la independencia. Consintieron, y más tarde, colaboraron en la creación y mantenimiento, de la Philippine Constabulary, un cuerpo paramilitar formado por filipinos, creado por la administración yanqui en 1.901, al mando del Brigadier General Henry Tureman Allen.

La labor de este cuerpo policial consistió en la represión de los últimos focos de resistencia del ejército de liberación filipino, y de los patriotas de religión musulmana que se opusieron a la administración norteamericana desde sus reductos en Mindanao. Colaboraron con los colonialistas, formando parte de la Asamblea de representantes, constituida a modo y medida de los norteamericanos, de la que Osmeña fue Speaker, durante muchos años.

Hasta la creación de la Commonwealth en 1.935, las competencias de la Asamblea, fueron muy limitadas, y Quezón, por su parte, fue representante permanente ante el Congreso de los EE.UU., con voz pero sin voto. Más tarde, ambos llegaron a ser presidentes del gobierno autónomo de Filipinas, tutelados por EE.UU. y colaboraron con los americanos, exiliándose en aquel país.

LA IMPOSICIÓN DEL IDIOMA INGLÉS

Tras apoderarse de las islas, los americanos crearon un gobierno colonial llamado The Philippine Commission. Finalizada la contienda contra los patriotas independentistas de Luzón y de las Bisayas, los nuevos colonizadores, llevados por su espíritu filantrópico, decidieron que había que educar a aquel pueblo de "salvajes".

Animados por el espíritu colaboracionista que mostraban las clases instruidas del país, decidieron americanizar el archipiélago. Tras una campaña publicitaria en EE.UU., lograron reclutar alrededor de seiscientos profesores de inglés, que embarcaron en un buque de la armada norteamericana el USS Thomas, que los transportó a Manila en 1.901. A estos profesores le llamaron los "tomasitos" (Thomasites), en recuerdo del nombre del buque que les condujeron a las islas.

En el recuerdo de la primera generación de filipinos de este siglo, perduran libros en inglés como McGuffey Reader, Osias Reader y Pepe and Pilar, que fueron los instrumentos que se utilizaron para inculcarle a los niños filipinos la nueva lengua.

Estos profesores, se dedicaron especialmente a formar al principio a los maestros filipinos que, posteriormente, se dedicaron a seguir enseñando en la lengua de los nuevos amos, a sus discípulos, en un mal inglés que los americanos tildaron como bamboo English y los filipinos como Inglés Kawayan.

Esta labor se institucionalizó aquel mismo año, con la fundación del Philippine Normal College en Manila, para la formación de maestros de primera enseñanza en lengua inglesa. Dado que en aquella época, la enseñanza media y la superior, se realizaba en español, en 1.903, se decidió institucionalizar el sistema de "pensionado", por el que los estudiantes formados en lengua inglesa, eran enviados a los Estados Unidos, para continuar su formación de bachillerato y universitaria, en las facultades de aquel país.

Paralelamente, a las medidas tomadas por la administración colonial, fueron llegando misioneros católicos norteamericanos, especialmente jesuitas, que se hicieron cargo de los establecimientos educativos de la iglesia católica, que rápidamente utilizaron la lengua inglesa en la formación de los alumnos en detrimento del español, que desapareció rápidamente de la enseñanza. Entre los jesuitas que se distinguieron en esta labor destaca el padre William Masterson, que fundó la School of Agriculture en la Universidad de Xavier en Cagayán de Oro.

También colaboraron en esta labor, misioneros protestantes, especialmente los American Presbyterian, que fundaron la Silliman University en Dumaguete. El propio gobierno colonial, en 1.907, fundó la University of Philippines, para responder a las necesidades de médicos que tenía el país, y sucesivamente se fueron institucionalizando nuevos centros educativos que aprovecharon como profesores a las primeras hornadas de filipinos que habían sido enviados a EE.UU. acogidos al "pensionado".

Dado que en la época colonial española, casi la totalidad de la enseñanza primaria y la totalidad de la enseñanza secundaria y universitaria se encontraban en manos de instituciones eclesiásticas católicas, y que en el seno de la propia Iglesia, se produjo una cierta "colonización norteamericana" con la llegada de misioneros estadounidenses, también se produjo en poco tiempo, el cambio de la lengua instrumental de la enseñanza al inglés.

En sólo dos décadas, apoyándose en el sistema general de enseñanza pública gratuita que implantaron los norteamericanos, se produjo una especie de "lavado de cerebro" colectivo, que originó una "amnesia" general, en la que los propios filipinos, aceptaron el hecho de que los ejércitos filipinos que lucharon contra los norteamericanos, eran bandidos e insurrectos.

Como contrapartida, en las escuelas se les fue inculcando a los alumnos, la idea de que los españoles llevaron a ese país, la incultura, el fanatismo religioso, el esclavismo y la opresión. Bajo esa perspectiva, los EE.UU. era el país humano, filantrópico y salvador que había sacrificado la vida de sus ciudadanos y su propio tesoro público, para arrebatar de las garras feroces del colonialismo al pueblo filipino oprimido, y ofrecerles una nueva vida de prosperidad, cultura y orden.

Los propios filipinos, educados en esa falsa interpretación de la historia, influidos por los escritos anticolonialistas de Rizal, -- extremadamente exagerados y criticados por su falta de objetividad por muchos de sus compatriotas en la época en que fueron publicados-- al que veneraron como padre de la patria, y mediatizados por la prensa escrita, rechazaron la cultura hispánica, a la que catalogaron de retrógrada e inculta.

Como muestra de lo antes señalado, tenemos un párrafo del artículo publicado en el periódico Philippine Free Press de Manila el 8 de Julio de 1.911, por Sixto López, que fue secretario de la misión filipina enviada a EE.UU. en 1.898 para negociar la independencia de Filipinas. "¿España civilizó a los filipinos? Por lo que a mi respecta, lo niego rotundamente. Sin ninguna intención de desprecio a España en la península, la idea de que España tuvo una influencia civilizadora en las islas es extremadamente ridícula. ¡También podían hablar ustedes - los EE.UU - de un apache que civilice a vuestro presidente! Lo que realmente sucedió fue que los filipinos eran un pueblo civilizado cuando España llegó a las islas y simplemente cambiaron una forma de civilización por otra.... Cuando llegaron los españoles, los filipinos eran tan civilizados como los españoles, y en algunas cosas, incluso superiores.... Con el tiempo, España llegó a ser una excesiva carga . Los filipinos habían sobrepasado a la civilización española, y tomaron medidas para librarse del yugo..."

A medida de que los Estados Unidos fue concediéndoles el autogobierno en sus distintas etapas, los responsables de la educación y de la cultura de los gobiernos autónomos potenciaron aún más este proceso, de tal manera que, en dos generaciones, prácticamente se había borrado del mapa la herencia cultural hispánica de Filipinas, tras más de trescientos años de historia.

En un artículo publicado en el New York Times el 18 de Mayo de 1.919, Máximo M. Kálaw, Secretario de la Misión Filipina en EE.UU., beneficiario de un "pensionado" y más tarde, decano del College of Arts and Sciences de la University of the Philippines, decía: "Otro punto planteado por el profesor Moses, es el de que tras la concesión de la independencia, el sistema educativo creado en las islas se haría pedazos. El inglés se olvidaría, y el pueblo recurriría al uso exclusivo del español y de los dialectos de Filipinas. Puede ser de interés para el profesor Moses, que sepa que en ningún período de la historia de la ocupación americana, se le ha dado tanto ímpetu al sistema escolar como durante los últimos seis años en los que los filipinos han controlado la política legislativa de las islas. En 1.912 habían solamente 440.000 alumnos en escuelas públicas. En 1.918 habían 675.000, con un aumento del 54 por ciento. Durante los seis años de autonomía, se han creado 1.700 escuelas..."

Tras obtener la independencia en 1.946, determinados sectores nacionalistas, sintieron la necesidad de aproximarse en sus relaciones internacionales con los países hispánicos e intentaron "resucitar" la cultura hispánica, concediéndole a la lengua española, la categoría de lengua oficial. Sin embargo, este esfuerzo simbólico, no tuvo ninguna consecuencia práctica. Todo el celo que habían empleado los legisladores filipinos durante la etapa colonial norteamericana, para implantar la lengua y la cultura inglesa, faltó para que la lengua española se mantuviera viva en Filipinas.

Para colmo, los estudiantes filipinos, fueron obligados a estudiar español, inglés y tagalo, además de su propia lengua vernácula, lo que provocó un rechazo generalizado en los medios estudiantiles y en ciertos sectores educativos.

Los gobernantes españoles, que bastante tenían con levantar de las cenizas a un país que acababa de salir de una cruel guerra civil, no comprendieron el mensaje que les lanzaban las autoridades filipinas, y carentes de recursos y de ideas, no llegaron a comprender el sistema de "pensionado" que tan buen fruto produjo a los norteamericanos.

En la actualidad, si bien en el subconsciente filipino, queda el espíritu de pertenecer a una lejana comunidad hispánica, la realidad es que, salvo los apellidos, los topónimos y la religión, muy poco queda de la frágil cultura española, que pueda vincularnos a ese pueblo.

No obstante, si visitáramos Zamboanga en los confines de Mindanao, advertiríamos que ese espíritu hispánico continúa vivo, distinto y distante del resto de los filipinos, gracias a que perdura con fuerza el chavacano, una especie de lenguaje creole, fruto de la mezcla del castellano con los dialectos locales.


CONCLUSIÓN

En las escasas relaciones culturales que tiene Filipinas con los países de la comunidad hispánica, se mantiene la velada acusación de que los filipinos cometieron una "traición" a las raíces culturales comunes. Para desmontar estas recriminaciones, exponen que el español nunca fue el idioma común de los filipinos, ni antes ni después de la colonización española.

Sin embargo, las fuentes históricas que hemos consultado, definen lo contrario. La idea que tenían los padres de la Constitución de 1.898, era la de implantar el idioma español, para hacerla idioma común de toda la patria. En el manifiesto "Al pueblo americano", emitido por el Comité Central Filipino en 1.900, dice uno de sus párrafos: "Ellos -- el gobierno norteamericano -- os engañan con la idea de que los tagalos, los bisayos, los ilocanos, etc., hablan diferentes dialectos, que nos impide constituirnos en una unidad nacional...También pasan por alto el hecho de que en todas las provincias del archipiélago, en las provincias tagalas, bisayas, ilocanas, etc., cuyos habitantes tienen la misma condición étnica y cultural, la única lengua oficialmente hablada es la española...".

Como se ha demostrado anteriormente, se produjeron una serie de circunstancias, todas ellas adversas, que provocaron esta situación. En el fondo, subyace la idea, de que en su día, no hubo voluntad política de mantener la lengua española.

(El autor es de Villafranca de los Barros, de la provincia de Badajoz, España y es graduado en Ciencias Empresariales También es Licenciado en Derecho, y miembro del Colegio de Abogados de Sevilla.)


Un Poco de Realidad: ¿Desaparecerá el español en Filipinas? Segunda Parte: El Chabacano
Por Antonio Fernández-Pasión

El idioma castellano llegó a las Islas Filipinas en las naves de Fernando Magallanes, pero no produjo a un país hispanohablante como ocurrió en América Latina, por falta de una numerosa inmigracíon española que, en su mayor parte, prefirió las maravillas tierras de Latinoamérica, como Mejico y la Argentina.

Pero en el curso de la colonización española de Filipinas, que duró más de tres siglos, el idioma castellano se arraigó lo bastante y dió nacimiento a una rica literatura filipina en castellano, a la par que enriqueció las lenguas nativas de los filipinos, principalmente la lengua tagala. Engendró un dialecto filipino que hoy conocemos por Chabacano, también denominado Caviteño, o lengua de tienda. Se conoció también como español del parián, o español de trapo.

El chabacano es un habla popular básicamente española pero con notables alteraciones fonéticas, morfológicas, sintácticas y léxicas, con influencia de lenguas como el tagalo y el bisayo. En el pasado, el chabacano tuvo una difusión mayor y se habló en Cavite (isla de Luzón), y en Zamboanga donde aún se habla y tiene su difusión mayor. Es de lamentar que el caviteño o chabacano, en los censos antiguos como contemporáneos, no fue denominado como un dialecto distinto.

El siguiente ejemplo dará a los lectores acerca de lo que es el habla chabacana:

Piesta

Para todu el maná visita qui ta viní na piesta di la Virgen di Soledad, Patrona del ciudad di Cavite.El piesta di Cavite el más alegri piesta qui aquí na estí pruvincia nisos ta celebrá, polqui na mucha cosa cun baile y alquesta..Todu el mundu cuntenti, pues todu ta alegrá.

Musica banda banda, jeepney, auto y calesa ta circulá un calli desdi el amanecel, qui ta causá cun todu gran dolol di cabeza y qui para algunus alegrías y placel.Todu el calli principal y adentro del iglesia llenong-lleno di genti y nuay dondi pasá, pues el qui tu padecí di ataqui di epilepsia puedi acabá el risuello y su muelte causá.

El visita, anti todu, ta viní na Cavite polqui diviltí quieri na aquesti ciudad, qui al lligal insguida, maski nuay cunvite, ta andá rezá primeru ante la Soledad. Na plaza el maná vieju, el jovin y el muchachu ta dali dali vuelta para ilos diviltí. Mientras na un isquina algún qui otru burrachu cun el pulis ta pulpid; con todu ta imbistí.

Al lligal a las doce, cun prialdad di calambri, el maná genti ta andá buscá algún qui comel; y si nuay cunucidu, para pasá su hambri, na resta ta llivá cun su suegra y mujel. Al acabal di ciná y llenu ya el barriga, di andá na castillu dispues del prusición; allá el "mandurúkut" y el maná "siga-siga" su agosto ta hací cun gran satispacción.

Amigu y porasteru: Aunqui cun disingañu qui ta incuntrá al vinil na piesta di nisos, cun puntualidad siempri viní di añu in añu qui el puelta di Cavite ta abielto para vusos.


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NOTAS:

(1) Maná- "Mucho" o "muchas" (tagalo).

(2) Na 'en', quizá del portugués.

(3) Nisos, nosotros.

(4) Banda banda, 'en todas partes'.

(5) Jeepney, del inglés, una especie de microbus para 8 o 10 personas.

(6) Cun significa aqui, 'a'.

(7) Llenong-lleno, 'muy lleno', superlativa formado a la manera tagala.

(8) Llós, pronombre personal de tercera persona plural.

(9) Pulís, 'policía'

(10) Pulpid, 'discutir' (tagalo).

(11) Castillu, 'castillo' fuego de artificio.

(12) Mandurúkut, 'ladrón' (tagalo)

(13) Siga-siga, 'gamberro'.

(14) Vusos, 'vosotros; 'ustedes'.

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He aquí la traducción en español:

Fiesta

Para todos los visitantes que vienen a la fiesta de la Virgen de la Soledad, Patrona de la ciudad de Cavite. La fiesta de Cavite es la fiesta más alegre que aquí en esta provincia celebramos, porque en muchas casas hay baile y orquesta. Todo el mundo está contento, pues todos se alegran.

Música por todas partes; colectivos, autos y calesas en la calle desde el amenecer, que causan a todos gran dolor de cabeza y a algunos alegrías y placer. Toda la calle principal y el interior de las iglesias se llenan de gente, y no hay sitio por donde pasar, pues el que padece de ataques de epilepsia puede perder el resuelto y causar su muerte.

Los visitantes, ante todo, vienen a Cavite porque quieren divertirse en esta ciudad. Al llegar enguida, aunque no hayan comido, se ponen a rezar ante la Soledad. En la plaza están muchos viejos, jóvenes y muchachas, dando y dando vueltas para divertirse, mientras en una esquina se encuentra algún borracho discutiendo con el policía y fastidiando a todos.

Al dar las doce, con frío de calambre, toda la gente busca algo de comer; si no tiene conocidos para satisfacer su hambre, lleva a su mujer y a su suegra a un restaurante. Terminada la cena, y lleno ya el estómago, irá a las castillas, después de la procesión; allí los ladrones y los gamberros harán su agosto con gran satisfacción.

Amigo y forastero; aunque encuetren desengaños al venir a nuestra fiesta, vengan siempre año tras año con puntualidad, que la puerta de Cavite está abierta para ustedes.


Citaremos ahora un poco de historia de este dialecto hispano-filipino para los que no conocen bien de su pasado y de su existencia actual en la provincia de Zamboanga, donde corre el riesgo de desaparecer por completo por el avance avallasador del idioma inglés.

Poco se ha escrito sobre el origen histórico del chabacano. Pero es grato saber que aún existen y se conservan una colección de escritos, en lengua chabacana, publicados por los años 20 en tales sitios como Cavite, San Roque, Cotabato, Ermita, y sobre todo, en Zamboanga donde aún se usa el chabacano generalmente.

Uno de estos escritos, es la revista Confetti, que se publicaba en Cavite en los años 20 en la que aparece el uso del voseo o mejor dicho boseo, es decir, el uso de vos o bos en lugar de tú. Este fenómeno linguístico persiste aún en los países hispanoamericanos, como Argentina, Uruguay, Paraguay, y gran parte de la América Central. El voseo no llegó a usarse en el chabacano de Zamboanga, pero se usaba en Cavite o Ermita.

Este breve díalogo publicado en la revista Confetti, bajo el título de "Na Antipolo. Maga Ninpas del Batis", nos dará un ejemplo del voseo en chabacano:

"-Pachong... ¿No ba bos de andá na Antipolo?

-Abá, ¡Cómo no! De anda yo allá; para mira yo el mga niña puputs que ta baña na batis de aquel pueblo que ta llamá ilós 'venerando'.


...................................................................................

"No bos jablá colto conmigo. Sino de tirá yo con bos un puñetazo que de dejá bos medio muelto.

"No bos regaña enseguida Pachong..... Demasiao calliente el cabeza de bos. Debe bos acoldá, que agora ta escasea el hielo."



Hablando del chabacano, conviene mencionar en particular los artículos de los finados académicos de la lengua, Don Enrique Fernández Lumba y Don Jaime C. De Verya, quienes, además de trabajar por la conservación de este dialecto, siempre plantearon el peligro de que algún día el chabacano desaparezca como uno de los dialectos del país.

El señor Fernández Lumba indicó, en uno de sus artículos, estas siguientes observaciones:

" Los españoles que han oido el chabacano, dice De Veyra, han derivado de tal dialecto más motivos para ridiculizar un habla que apreciarla. Francisco Rodriguez, laureado cuentista que fue, por muchos años, redactor jefe de La Vanguardia, hizo notar, lamentándolo, en un artículo publicado en agosto de 1941 en la revista Hispanidad, cómo agonizaba este dialecto. "Ninguna nueva con ribetes de luctuosa--empezaba diciendo-- podría ser acogida tan fría y desdeñosamente como la que anuncia la agonía de un dialecto, en un país tan políglota como el nuestro."

Según Rodriguez, el chabacano que él llama, preferentemente, con su otra designación, lengua de tienda, es "una mezcla del castellano y el tagalo más corrompidos que pudiera imaginarse,... siempre ha sido tomado a chacota por los filipinos que hablan español, y por los tagalos, con patente y zahiriente ironía."

El señor Fernández Lumba nos añade también en uno de sus artículos que algunos literatos o escritores filipinos en castellano escribían de vez en cuando sus escritos en chabacano, pero lo hacían en broma, o cuando querían ridiculizar a alguien o algo. Y menciona al historiador, Jaime C. de Veyra, que escribío un opúsculo titulado La Hispanidad en Filipinas, donde aparecen estas líneas del Sr. De Veyra: "Cuando la lengua (caviteño o chabacano) se maneja con soltura, produce hilaridad entre los curiosos extraños que lo oyen."

Según el señor Fernández Lumba, sería dificil mencionar una literatura en caviteño o chabacano. Se sabe, sin embargo, según él, que el Dr. Manuel S. Guerrero Ramirez y Jesús Balmori, uno de los excelsos poetas filipinos en castellano, escribieron algunas narraciones en el caló o chabacano de la Ermita.

Y menciona también que en la década de los años 30, se publicaba en Zamboanga por los padres jesuitas un Boletín Zamboangueño, en castellano. Para alentar quizá el cultivo literario del chabacano, convocó a un Concurso de cuentos en Chabacano. Sólo ha sido posible leer el que mereció el segundo premio, titulado "Valiente Padre Gayot", cuyo tema, según el Sr. Fernández Lumba, "es el de un juramentado, moro, que había hecho algunas víctimas."

He aqui, las últimas líneas de dicho cuento en chabacano:

"El juramentado estaba ya na otro camino, y el padre al llegar juntu con el muerto que taba tumbao bocaabajo, ya inká ele y ta mandá le besá el crucifijo del Señor. Después ta resá el padre y ta ablá con irido.

"Arrepiente de tus pecados" ta ayudá le bien muri. Noay dura ya uyi came bung! suena gayot allá na mangay, corre camé onde ta corré el maga montón del mga gente, y después ya sabé que el juramentado ya murí tamén; nu sabe lang yo si el pulis o el costable ya tirá.'


Pero el referido concurso no tuvo un efecto positivo en el desarrollo de una literatura en chabacano. Y es de lamentar también citar que en varios números de un semanario bilingue, inglés-castellano, El Sur, editado en Zamboanga desde 1946 hasta 1966, no aparece ningún artículo o cuento en dicho dialecto.

Después de la última Guerra Mundial, hubo una rápida desaparición del chabacano en Cavite, San Roque, y en la Ermita, pues, las personas que lo hablaban, dejaron de hablarlo por el avance del inglés.. Pero, por fortuna, Zamboanga quedó la única provincia donde nunca dejó de hablarse el chabacano.

Fue, pues, el chabacano el habla de diversos grupos en las islas Filipinas. Su existencia actual, asi como su estructura y sus variantes dialectales, es de indudable utilidad para los estudiosos del español y también por linguistas e incluso por sociólogos y por los hispanistas filipinos para quienes el chabacano constituye un reflejo bastante fiel de la fusion entre el castellano y las lenguas regionales de nuestro país.

Finalmente, los hispanistas filipinos no debemos menospreciar y poner en olvido el chabacano que emplean aún los zamboangueños. Este dialecto, a mi juicio, es la que debería interesar a todos los hispanistas filipinos, pues, como lo dijo Miguel de Unamuno, el lenguaje "no es algo muerto, sino vivo, sobre todo merced a la lengua hablada del pueblo." Es bien sabido que el chabacano es un lenguaje vivo, corriente, popular y hablado por una proporción elevada en la provincia de Zamboanga. Espero que ese chabacano hablado que funde dos culturas, encuentre el apoyo de todos nosotros para conservarlo en nuestra patria, y remediar las dificultades con que tropieza este dialecto para que floreciera.

Fue, pues, el chabacano el habla de diversos grupos en las islas Filipinas. Su existencia actual, asi como su estructura y sus variantes dialectales, es de indudable utilidad para los estudiosos del español y también por linguistas e incluso por sociólogos y por los hispanistas filipinos para quienes el chabacano constituye un reflejo bastante fiel de la fusion entre el castellano y las lenguas regionales de nuestro país.


Raíces linguísticas del vernáculo filipino
por Edmundo Farolán Romero

Me gustaría en este artículo señalar algunos ejemplos del vernáculo filipino, tomando frases del tagalo, chabacano, e ilocano con el propósito de identificar sus raíces linguísticas en el español. No intentaré a ver sus semajanzas con otras lenguas asiáticas, como el malayo, indonesio, chino, etcetera., porque esto será otra tarea, otro proyecto linguístico.

Los estudios linguísticos abarcan mucho terreno. La Linguistica forma parte de las communicaiones en todos sus aspectos, humanas y no humanas, que también incluyen estudios de traducción e interpretación, investigaciones en Semánticas, Morfología, Gramática, y en estos días, con el desarrollo del internet, los estudios linguísticos de computación, y muchos más ramas en el campo de Comunicación y Linguística.

Para el propósito de este estudio particular, me gustaría concentrar en el Chavacano, un lenguaje o dialecto todavía hablado en el Viejo Cavite y Zamboanga, enfocando el vocabulario que, por su mayoría de palabras, proviene del español. Hacia el final de este artículo, mencionaré también como algunas palabras del tagalo y del ilocano , no tanto como el chavacano, tienen sus raíces hispánicas.

No se ha escrito mucho sobre el Chavacano, tanto como el tagalo e ilocano, por los investigadores de Linguística. Por ejemplo, Joseph Kess de la Universidad de Victoria escribió su tésis doctoral sobre los verbos tagalos; Carl Rubino de la Universidad de California en Santa Barbara preparó, como parte de su tésis doctoral, un diccionario ilocano. Los profesores australianos Bill Foley and Paul Kroeger hicieron investigaciones sobre los sistemas vocales de nombres y verbos de los lenguajes filipinos. Un estudio interesante es el trabajo de Barbara Grimes, Ethnologue: Languages of the World, donde nota las raíces austronesias de los 171 dialectos filipinos. Otro sitio importantísimo en el internet es el The Linguist List , que ofrece una lista comprehensiva de conferencias, trabajos, direcciones, revista, y otros enlaces a la investigación linguística.

Ahora bien. Quisiera ahora empezar con un estudio comparativo más linguístico, diríamos, del texto "Piesta"o "Fiesta" que mi colega, Ántonio Fernandez Pasión, incluye en este mismo número, para señalar que casi no se ve grandes distinciones entre el Chavacano y el Español.

Nótense, por ejemplo, la influencia china en la pronunciación del consonante "l" en vez de "r" en polqui (porque), vinil (venir), lligal (llegar), mujel (mujer), puelta (puerta), acabal (acabar), and amanacil (amanecer).

Fernandez, en sus notas, señala las palabras indígenas como "mana" (1) Maná- "Mucho" o "muchas" (tagalo), y el uso del superlativo en tagalo con la repetición de palabras, como (4) Banda banda, 'en todas partes'(7) Llenong-lleno, 'muy lleno', (13) Siga-siga, 'gamberro'... superlativas formadas a la manera tagala.

Es curioso también la posible influencia del portugués "na" que, en chavacano, significa "en". En sus notas (3) Nisos, nosotros.(14) Vusos, 'vosotros; 'ustedes', los viejos pronombres españoles se mantienen, igual que el "voseo" de los ciudadanos de Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, y gran parte de la América Central, y (8) Llós, pronombre personal de tercera persona plural, una acopación de "ellos".

Pero los demás como (9) Pulís, 'policía', (10) Pulpid, 'discutir' (tagalo), de " púlpito", o(11) Castillu, 'castillo' fuego de artificio, donde el significado literal de la palabra castellana ha cambiado radicalmente.

Me gustaría ahora tomar algunas frases de Ilocano que he tomado de las investigaciones de Rubino, y señalar las palabras con orígenes españoles:

Igpilko ti nakurayappet a selopin a yan dagiti libro. libro

Idi damo, nagpalaba ni Panfilo. lavar, v.

Ta talaga a makaatil ti agtubero. tubero

No isu pay la ti aglaba no sumangpet...lavar

..manipud iti klasena ...clase

...iti dandanin maikasangapulo iti rabii, dakkel unay a tormento...tormento

Nasugpet ti isem ni Gracia. Nadlawna a baro ti bestido ni Susana ket alumarenna koma ti riknana ngem nagteppel. vestido

Di pay nasalsalgid ta luppom inna sukogen ti kaar-armidol a paldan. almidon ; falda

El Tagalo, o Pilipino, que ahora es la lengua oficial de Filipinas, tiene su vocabulario de sustantivos casi todos derivados del español, en particular, los que refieren a la religión y la influencia cultural de España.Palabras que tienen algo que hacer con la comida: mesa, kutsilyo, tinidor, plato, etc., o los términos religiosos: estatwa, misa, ostiya, pare, Diyos, santo, etc. Algunos adjetivos, particularmente los peorativos, son españoles: estupido, torpe, inutil, etc.

Todavía hay mucho que hacer en la investigación linguñistica del vernáculo filipino. El único propósito de este estudio comparativo es señalar a los investigadores que todavía no se ha hecho mucho en los estudios linguísticos que señalan la influencia clave del español en los diferentes lenguajes filipinos. El propósito de este breve estudio es atraer a los linguistas para hacer nuevas investigaciones en este rico campo linguístico.


Cartas de nuestros lectores

5 Jan 1999:

La verdad no se a quien estoy escribiendo, solo quiero decirles que me encanto el articulo que escribieron sobre si el español ha muerto en Filipinas y yo, aunque no soy Filipina, se que el tagalog contiene muchas palabras en español y algunas veces entiendo las mezclas que hacen de español y tagalog, yo tengo amigos Filipinos y ellos sienten un gran interes por el idioma Español, soy muy amigables, tambien converso con ellos y muestran mucho interes en mi Pais Mexico.

He charlado con personas Filipinas que hablan español, ellos me dicen que el español aun se habla en Filipinas pero solo los de la alta sociedad, es eso cierto??? Yo adoro saber todo de Filipinas, es mi pasion... Tuve un novio Filipino!!!!

Mayra

En este sitio aprenderás mucho sobre Filipinas, y en los articulos del Sr. Fernández, sobre la desaparción del español en Filipinas, verás la situación presente.--EF

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Date: 1/31/1999 7:50:43 PM EST
From: JGUISADO18@smail1.ocenf.org (JGUISADO18)
To: efaro26164@aol.com

Ante todo un cordial saludo desde Granada (España). Ha sido una grata sorpresa para mí encontrar una página como la suya, ya que siempre he sentido una gran admiración por la tierra y el pueblo filipinos, así como por su herencia española. Me ha parecido muy interesante el artículo del señor Farolan sobre la situación del castellano en las islas, y me ha impresionado la forma tan original de abordar su recuperación.

Les deseo mucha suerte y ánimos en tan interesante tarea.

José Guisado.

Muchas gracias por sus saludos.--EF

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Date: 1/17/1999 1:57:14 PM EST
From: LPEREZRU@nexo.es (Leonor Perez Ruiz)
To: efaro26164@aol.com

Estimado Señor:

Leo de cuando en cuando su revista desde España, (Valladolid). Es interesante leer muchas de sus páginas. No tengo nada que ver con el mundo de las letras, soy técnico, pero me gusta su revista. Recientemente estuve en Bangkok y Bali de turismo (enero de1999), era la primera vez que estaba en Asia, y pensé que Filipinas sería algo parecido ( clima caluroso, paisajes muy bonitos, etc). Sobre todo me gusta bucear en la costa del mar. Me gustaría saber si existen bonitos sitios para bucear en Filipinas.

Un afectuoso saludo

José Mª Guadilla

Claro que hay. Muchos. Mira bajo ¨Filipinas¨en el internet, y allí se encuentra mucha información turística.--EF

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Subj: Español_en_Filipinas
Date: 3/17/1999 5:59:27 PM EST
From: jgalvanr@lucent.com (Galvan, Jorge (Jorge))
To: efaro26164@aol.com ('efaro26164@aol.com')

Señores,

En Agosto y Septiembre de 1997 tuve el gusto de estar en su hermoso país, por motivos de trabajo. Desgraciadamente solo conocí a una persona que hablara español, el cual era un guía de turistas en el recorrido a la isla de Corregidor. El trabajo que desarrollé en Manila fue el de impartir un curso de centrales telefónicas digitales para Piltel. Una de mis alumnas era capaz de más o menos articular poemas en español peninsular, pero se notaba que los había aprendido en la escuela primaria y que no conocía el significado de lo que estaba diciendo. Fue evidente que el español que había escuchado en su infancia era peninsular debido a la pronunciación de la "c" y la "z".

La impresión que me llevé de Filipinas en cuanto a idiomas es que hay un enorme acervo de literatura escrita en español que el 99% de los filipinos no entienden debido al cambio de idioma que sufrieron con la invasión norteamericana. Por ejemplo, tuve la oportunidad de visitar la Casa Manila y ver una enorme cantidad de libros escritos en español que desgraciadamente se nota que nadie lee porque nadie los entiende y que explican muchas cosas de la historia pasada de Filipinas. Por otra parte, tuve oportunidad de comprar en una tienda de antiguedades del SM Mega Mall unos libros del siglo pasado que debieran de haber pertenecido a alguna universidad filipina en vez de venderse al público. La razón por la cual estaban ahí es porque nadie los entiende y a nadie le interesan.

Les mando saludos afectuosos desde la Ciudad de México y espero que ustedes sigan empujando fuerte para que el español no acabe de morir en las Filipinas.

Jorge Galván Rosillo

jgalvanr@lucent.com
Gracias por sus saludos.--EF


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Subj: mi cordial felicitación por su revista.
Date: 12/29/1998 10:13:27 AM EST
From: afernand@nil.fut.es (ANTONIO FERNANDEZ BARBERO)
To: efaro26164@aol.com

Reciba mi más calurosa felicitación por su iniciativa de sacar a la luz una publicación sobre la cultura hispana en las Filipinas. Desde España, tristemente, la información que tenemos sobre el archipiélago filipino es practicamente nula. Sólo cuando se dan tragedias humanas, percances y noticias generalmente de carácter negativo , los medios de comunicación nos hablan de Filipinas. Como español no puedo menos, que deplorar esta situación tan lamentable de desinformación, compartida por la mayoría de los países de cultura hispana. Hemos de reconocer que al carecer de una Agencia de Noticias de gran nivel nos hace dependientes de las Agencias Anglosajonas, Alemanas, Francesas, etc. No quiero continuar con este tono pesimista y deseo finalizar este mensaje con mi felicitación más cordial por su iniciativa.

Firmado : Antonio Fernández Barbero (Tarragona)
Gracias por sus felicitaciones.--EF


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On Sun, 7 Feb 1999, Blanca Elena Pantin wrote:

Hola. Soy Ana María Hernández (e-mail: amaria@eud.com), periodista venezolana, y he visto con muchísimo interés su página de poesía hispanofilipina. Me gustaría saber cuál es el estado de la lengua castellana actualmente en Filipinas, cuántos hablantes hay, qué se produce en materia literaria, cuáles son sus principales poetas, narradores, escritores. Si tienen esa información, me gustaría que la compartieran con nosotros. Muchísimas gracias.

Wikipedia y Google te darán bastante materia sobre la literatura hispanofilipina--EF

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