Cuando Apolinario Mabini (1864-1903)
escribió su verdadero decálogo en 1898, tuvo el motivo de arrear los rebeldes
filipinos que estuvieron luchando contra el gobierno español (y también
estuvieron a punto de prepararse frente a un enemigo mucho más fuerte: los WASP usenses). Una gran parte del
contenido de su decálogo es todo sobre el patriotismo, el amor a la
patria, el amor de Dios. Pero el tema general es para exaltar el
espíritu patriótico de los filipinos. El amor de Mabini a nuestro país es ejemplar y digno de compartir. Pero uno tiene que tener cuidado con su tipo de patriotismo.
Conocido hoy en día como "el
sublime paralítico", Mabini ya era un Francmasón cuando escribió este decálogo,
es por eso que no es ninguna sorpresa que hay vestigios de deísmo en su texto
(el segundo principio es lo mejor ejemplo). Por lo tanto, los cristianos
que están leyendo este decálogo tienen que tener precaución en lo que está
escrito. La grandeza de Mabini en la historia no significa que todo lo que
escribía era perfecto.
EL VERDADERO DECÁLOGO
Apolinario
Mabini
Imagen por Indio Bravo. |
PRIMERO. Ama a Dios y a tu honor sobre todas las
cosas: a Dios, como fuente de toda verdad, de toda justicia y de toda
actividad; el honor, único poder que te obligará a ser veraz, justo y
trabajador.
SEGUNDO. Adora a Dios en la forma que tu conciencia
estime más recta y digna, porque en tu conciencia; que reprueba tus actos malos
y aplaude los buenos, habla tu Dios.
TERCERO. Cultiva las aptitudes especiales que Dios
te ha dado, trabajando y estudiando en la medida de tus fuerzas, sin separarte
jamás del camino del bien y de la justicia, para procurar tu propia perfección
y por este medio contribuir al progreso de la humanidad: así realizarás la
misión que el mismo Dios te ha señalado en esta vida, y realizándola tendrás
honor, y teniéndola glorificarás a tu Dios.
CUARTO. Ama a tu Patria después de Dios y de tu
honor y més que a ti mismo, pues ella es el único paraíso que Dios te ha dado
en esta vida; el único patrimonio de tu raza, la única herencia de tus
antepasados; y el único porvenir de tu descendencia: por ella tienes vida, amor
e intereses; felicidad, honor y Dios.
QUINTO. Procura la felicidad de tu Patria antes
que la tuya propia, haciendo de ella el reinado de la razón, de la justicia y
del trabajo; pues si ella es feliz, felices también habéis de ser tu y tu
familia.
SEXTO. Procura la independencia de tu Patria,
porque tú sólo puedes tener verdadero interés por su engrandecimiento y
dignificación, como que su independencia constituye tu propia libertad; su
engrandecimiento, tu perfección, y su dignificación, tu propia gloria e
inmortalidad.
SÉPTIMO. No reconozcas en tu Patria la autoridad de
ninguna persona que no haya sido elegida por ti y por tus compatriotas, porque
toda autoridad emana de Dios, y como Dios habla en la conciencia de cada
individuo, la persona que designen y proclamen las conciencias individuales de
todo un pueblo, es la única que puede ostentar la verdadera autoridad.
OCTAVO. Procura para tu pueblo la República y
jamás la Monarquía: ésta ennoblece una o varias familias y funda una dinastía;
aquella constituye un pueblo noble y digno por la razón, grande por la libertad
y próspero y brillante por el trabajo.
NOVENO. Ama a tu prójimo como a ti mismo, porque,
Dios le ha impuesto a él, como tarnbién a ti la obligación de ayudarte y no
hacerte lo que é1 no quiere que tú le hagas; pero si tu
prójimo, faltando a ese sagrado deber, atenta contra tu vida, tu libertad
y tus intereses, entonces debes destruirle y aniquilarle, porque prevalecerá la
suprema ley de la propia conservación.
DÉCIMO. Mirarás siempre a tu compatriota algo más
que a tu prójimo: verás en él al amigo, al hermano y cuando menos al
cornpañero con quien estás ligado por una sola suerte, por las mismas alegrías
y tristezas, y por iguales aspiraciones e intereses.
Por eso, mientras subsisten las fronteras
de las naciones levantadas y conservadas por el egoísmo de raza y de familia, a
é1 sólo debes unirte en una perfecta solidaridad de miras e intereses, al
objeto de tener fuerza, no sólo para combatir al. enemigo común, sino también
para realizar todos los fines de la vida humana.
1 comentario:
Curioso, ayer me regalaron un e-book, venían 174 libros en él, y uno era una serie epistolar de Mabini; también venían un puñado de escritos de Rizal.
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