domingo, enero 18, 2015

La homilía española de Papa Francisco en Tacloban, Leyte

Hace catorce meses, todo el mundo fue testigo en la destrucción de la ciudad de Tacloban y otras municipalidades y provincias vecinas cuando Yolanda (nombre internacional: Haiyan), el tifón más intenso en tocar tierra, golpeó directamente la provincia de Leyte. Más de 6.300 personas murieron, y la destrucción total de Tacloban y otros asentamientos humanos en sus alrededores conmocionaron al mundo.

Esta noticia desgarradora llegó a la sede del Catolicismo, la Fe de Filipinas, y rompió el corazón de su actual líder: Papa Francisco.

Tacloban y Palo, dos de las zonas más devastadas en Leyte, son los principales motivos de la visita papal que está ocurriendo en este mismo momento. Ayer por la mañana, Papa Francisco celebró la Santa Misa en el Daniel Z. Romuáldez Airport y la dedicó a los que murieron debido al tifón Yolanda así como a los que sobrevivieronCoincidentemente, otra tormenta estaba en su apogeo en aquel momento. Y otra casualidad — el nombre del tifón es Amang (nombre internacional: Mekkhala) que significa "tatay" o padre en tagalo. La palabra Papa es de latín que también significa tatay o padre.

Antes de empezar su homilía, Papa Francisco pidió a la gente qué quisiera compartir su mensaje desde su corazón...

Habló a la gente de Tacloban en español (con la ayuda de un traductor):



En la primera lectura escuchamos que se dice que tenemos un gran sacerdote que es capaz de (… ) Jesús es como nosotros. Jesús vivió como nosotros. Es igual a nosotros en todo, en todo menos el pecado. Porque Él no era pecador. Pero para ser más igual a nosotros se vistió asumió nuestros pecados. Se hizo pecado, éso nos dice Pablo y lo conocía muy bien. Y Jesús va adelante nuestro siempre. Y cuando nosotros pasamos una cruz, Él pasó primero. Y si hoy todos nosotros nos reunimos aquí catorce meses después… Catorce meses después que pasó el tifón Yolanda. Y porque tenemos la seguridad de que no nos vamos a frustrar en la fé porque Jesús pasó primero. En su passion Él asumió todos nuestros dolores. Y cuando… Permítame tal confidencia. Cuando yo ví desde Roma esta catástrofe, sentí que tenía estar aquí. Ese día, esos días decidí hacer el viaje aquí. Así venir para estar con ustedes. Un poco tarde, me digan de verdad, pero estoy. Estoy para decirles que Jesús es el Señor; que Jesús no defrauda. Padre, me pueden decirles ustedes, a mí me defraudó porque perdí mi casa, perdí mi familia, perdí lo que tenía, y estoy enfermo. Y verdad es lo que me decís, y yo respeto a tu sentimiento. Pero miro a Él clavado y desde ahí no nos defrauda. Él fue consagrado Señor en ese trono y ahí pasó por todas las calamidades que nosotros tenemos. Jesús es el Señor, y es Señor de la cruz. ¡Ahí reinó! Por eso Él es capaz de entendernos como escuchamos en la primera lectura. Es en todo igual a nosotros, por eso tenemos un Señor que capaz de llorar con nosotros, qué capaz de acompañarnos en los momentos más dificiles de la vida. Tantos de ustedes han perdido todo... Yo no sé qué decirles. Él se sabe qué decirles. Tantos de ustedes perdido partes de familia. Solamente guardo silencio. Y yo se acompaño con mi corazón en silencio. Tantos de ustedes se han preguntado mirando a Cristo, "¿Pórque Señor?" Y a cada uno el Señor responde en el corazón de su corazón. Yo no tengo otras palabras que dicerles. Miremos a Cristo. ¡Él es el Señor! Y Él nos comprende porque pasó por todas las pruebas que sobreviven en nosotros. Y junto a Él en la cruz estaba la madre. Nosotros somos como este chico que estaba llevado. Que en los momentos de dolor, de pena, los momentos que no entendemos nada. En los momentos que queremos revelarnos, solamente nos viene tirar las manos y agarrarnos de su pollera. Pedirle, "Mamá", como chico, cuando tiene miedo, dice, "Mamá". Y quizás la única palabra que puede expresar lo que sentimos en los momentos oscuros: "¡Madre, mamá!" Hagamos juntos momento de silencio. Miremos al Señor. Él puede comprendernos porque pasó por todas las cosas y miremos a nuestra madre como chico que esta abajo agarremonos de la pollera y con corazón digamosle, madre. En silencio hagamos esta oración. Cada uno digale lo que siente… No estamos solos. Tenemos una madre, tenemos a Jesús, nuestro hermano mayor. No estamos solos. Y también muchos hermanos en este momento de catástrofe vinieron ayudarnos y también nosotros nos sentimos más hermanos que nos hemos ayudado unos a otros. Esto es lo único que me sale decirles. Perdóname si no tengo otras palabras. Pero tengan la seguridad de que Jesús no defrauda. Tengan la seguridad que el amor y la ternura de nuestra Madre no defrauda. Que agarrados a ella como hijos y con la fuerza que nos da Jesús, nuestro Hermano Mayor, sigamos adelante y como hermanos caminemonos. (Transcrito por nuestro amigo Ronald Frío)

La Misa Papal en el Daniel Z. Romuáldez Airport (foto cortesía de Wikipedia).

Fue un momento muy emotivo. A pesar del tifón, todo el mundo, llevando impermeables, era solemne. Muchos estaban llorando porque aún recuerdan su amada muerta. Las lluvias y los vientos huracanados durante la Misa, asistido por las víctimas y sobrevivientes de Yolanda, era todo muy simbólico de la tragedia que finalmente encontró el cierre.

¡Mil gracias por hablar desde el corazón, Papa Francisco! El medio en el que su mensaje ha viajado desde su corazón humilde y sincero habla mucho de nuestra identidad e historia como una nación hispánica.

Y otra cosa más: ¡Papa Francisco ha traído de nuevo el idioma español en Filipinas!

¡Mabuhay po cayó!

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