martes, octubre 05, 2010

Carlos Celdrán, el vergüenza del turismo filipino



Hace pocos días (un jueves, 30 de septiembre), Carlos Celdrán, que es un popular guía de turismo en Manila (particularmente en Intramuros) interrumpió groseramente un servicio ecuménico dentro de la Basílica Minore de la Nuestra Señora de Inmaculada Concepción, más conocido como Catedral de Manila. Iba vestido de un traje de José Rizal y, con una pancarta con el nombre "Dámaso" (que es el nombre del villano fraile en la novela de Rizal Noli Me Tangere), gritó a los obispos: ¡"Dejad de interferir en la política!"

¿Su razón? Porque él no está de acuerdo con el modo de que la Iglesia Católica "se entromete" con el plan del gobierno para insistir el polémico proyecto de ley se llama Salud Reproductiva (Reproductive Health bill o RH bill en inglés).

Lo esencial de este tema es esto: la Iglesia Católica no se entromete en los asuntos del gobierno. No tiene ninguna derecha porque entiende que hay una separación de la Iglesia y el Estado. Sin embargo, ya estamos hablando sobre la vida, incluso la vida que todavía no ha nacido, y su santidad. Es la misión de la Iglesia Católica a proteger esta santidad, no importa que. Para somos cristianos, la prevención de la vida a través de contraconceptivos y otros métodos similares es antivida.

Con esta creencia por la Iglesa Católica, hay un revés de la acusación: es el gobierno filipino, no la Iglesia, que se entromete con los asuntos de Cristianismo. Esto es algo que Celdrán y sus cohortes no podían entender porque no quieren entenderlo debido a ellos disfrutan de su estilo de vida promiscuo (algo que el dicho proyecto de ley garantiza sutilmente).

Pero pongamos que los argumentos de Celdrán son correctos, y la Iglesia está equivocada. ¿Le da esto un derecho para interrumpir un servicio religioso? Hasta caballeros con menos educación que lo que él recibió no harán una estupidez como lo que hizo el jueves pasado. Tenemos una libertad de expresión, sí. Pero el tipo de expresión que Celdrán nos mostró fue un abuso de la dicha libertad. Él debe saberla porque se proclama un "héroe racional".

Celdrán, hijo del renombrado pediatra, el Dr. Miguel Celdrán que es un hispanoparlante, es un vergüenza no solo para la comunidad hispana en Filipinas sino para el turismo filipino. Por eso, hay que boicotear sus guías turísticas. De todos modos, da informaciónes históricas incorrectas y, irónicamente, es un hispanófobo. Odia su español pasado. Y odia su fe.

Pero su truco no demostró nada para los defensores de RH bill. ¿Por qué? Porque su abucheo loco el jueves pasado dentro de la Catedral de Manila falló de influir en las creencia de aquellos que están contra de RH bill. Él sólo los enfadó hasta más. Así, su travesura infantil sólo hizo los partidos ya divididos más antagonistas el uno contra el otro.

¿Qué tipo de heroísmo que hizo? Él sólo deshonró Rizal por su estupidez.

3 comentarios:

Enrique Campoamor dijo...

Hola Pepe,

Yo estudié historia aquí en España y en una de mis visitas a Intramuros, después de oír tanto hablar de Celdrán, nos sirvió de guía. Empezamos la visita unas 15 personas y acabamos apenas 4-5. Aunque en líneas generales su discurso histórico es "pasable", las formas que emplea no me gustan nada. Consigue mantener la atención de la gente, pero a base de tonterías que parecen hechas para niños.

Además toma siempre partido en todo lo que dice, condiciona su explicación. Creo que un guía debe ser imparcial en todo lo que habla.

Yo sinceramente no lo recomiendo en absoluto.

Anónimo dijo...

No es una iglesia, y mucho menos en mitad de un culto religioso el lugar donde critir a la iglesia y su posicionamiento. Los lugares de culto de los fieles de cualquier creencia, siempre que no atenten contra los derechos humanos sus creencias deben respetarse.

Para criticar la postura de la iglesia están los medios, la taberna, la caferia y el parlamento, pero una iglesia NUNCA es el lugar.

Anónimo dijo...

Pues creo que eso de que odia su fe y odia lo español no es cierto. Yo he estado en sus tours en tres ocasiones y debo decir que se mete con todo el mundo: Mac Arthur, Imelda, los frailes, etc. Y a mi no me escandalizó. Estoy de acuerdo que su irrupción en la Catedral no fue para nada acertada. Desde luego el artículo éste que estoy comentando peca de maniqueo como poco. Debo decir que no me ha gustado mucho, aunque respeto la opinión de su autor, por supuesto. Un cordial saludo.