He vuelto. Después de casi un mes de ausencia en mis bitácoras. Es que tengo quemado o la muerte de mi abuela me conmocionó, o ambos. Todo lo que hice fue juguetear con Facebook y Twitter. Yo ni siquiera leer los libros.
Pero he vuelto. Y sigo la lucha. Porque mi nombre es José Mario Alas...
Mis padres tenían previsto llamarme Jomar cuando mi madre estaba embarazada. Es una combinación de sus nombres: JOsefino y MARía Teresita. Pero mi abuela intervino. Ya que nació de una generación de los últimos filipinos verdaderos, ella le extrañaba que mis padres debieran darme un "Americanized name". Jomar no es filipino. José Mario, sí (pero no, no culpo a mis padres; no es culpa de ellos porque eran simplemente víctimas de una sociedad lavado el cerebro). Y además, José Mario son los nombres de los padres terrenales de nuestro Señor Jesucristo: San José y Santa María La Virgen.
Por tanto, en 21 de julio de 1979, tres días después mi nacimiento, mi abuela era la que me llevó en la Iglesia de Lourdes en Iyam, Ciudad de Lucena, Tayabas durante mi bautismo.
Estoy eternamente agradecido por esa intervención. Gracias por mi nombre hermoso, mi abuelita. ¡Te amaré para siempre! Tus recuerdos quedarán para siempre en mi mente y corazón.
Y sigo la lucha, porque tengo un nombre filipino.
lunes, febrero 28, 2011
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