lunes, agosto 31, 2009

Día De Los Héroes Nacionales



Hoy celebramos el Día De Los Héroes.

Celebremos este día en la conmemoración de nuestros héroes no por su odio presunto de España sino por su amor genuino de nuestra patria...

¡¡¡Viva las islas maravillosas de Filipinas!!!

El Criollo de Cavite

La carta abajo fue escrito por el Sr. Guillermo Gómez Rivera en 24 de agosto para nuestro yahoogroups, el Círculo Hispanofilipino:



EL CRIOLLO DE CAVITE

Ayer domingo (23 de agosto), Javier Ruescas (que está en Manila ahora), dimos un salto a la ciudad de Cavite tras deternos un poco en la iglesia y plazuela del Municipio de Bacoor.

En una famosa cadena de hamburguesas paramos para refrescarnos y al acercarnos al estante de la cajera y la destribución de hamburguesas y patatas fritas, se le ocurrió a un servidor preguntar quién entre las cajeras sabe hablar criollo o chabacano hispanotagalo. Entre los que compraban se presentó un señor de 32 años diciendo que él es criolo-hablante y nos habló. Javier no le entendió enseguida. Pero este Señor que se presentó como Toto dijo a un servidor que en su vecindad en Dalahican, todos hablan cuotidianamente este criollo.

Luego, la cajera, que no sabía inglés sino solamente tagalo, nos señalo a su jefe como criollo hablante. Y éste, un chico de 29 años enseguida nos atendió diciendo "yo ta platicá también chabacano caviteño" y nos dio su nombre. Le preguntamos de Javier si había más jóvenes de su edad que hablaban el mismo criollo y nos contestó muy espontáneamente que si, que en el barrio, o barangay, donde vive, todos hablan este criollo y que durante las navidades tan solamente se cantan villancicos en este mismo criollo.

Entonces Javier comentó que en internet, wikependia, se informa que el criollo de Cavite es "extinct", es decir extinto. Pero, el encuentro de anoche, desmiente totalmente este informe para sorpresa y alegría nuestra..

La campaña de eliminar toda traza de idioma español, aunque sea en este criollo, sigue adelante en wikependia. Dejaré a Javier que nos relate a su manera más acabada sus experiencias en Metro Manila y en sus cercanías como Cavite en torno a este mismo tema.

Guillermo Gómez Rivera

¡Ha Vuelto Filipino Scribbles!

¡Ha vuelto Filipino Scribbles!

miércoles, agosto 26, 2009

Filipino Scribbles: ¿Qué Pasó?

Se supuso que yo escribía un artículo diferente hoy, pero algo se equivocó en mi otro blog, FILIPINO SCRIBBLES. Y me obligan para relatarlo aquí.

No pude publicar ningún artículo más en esa bitácora inglesa mía. Se supuso que yo escribía allí esta mañana. Pero recibí un mensaje de la administración de WordPress:

Warning: We have a concern about some of the content on your blog. Please click here to contact us as soon as possible to resolve the issue and re-enable posting.

La frase arriba se dice: Advertencia: tenemos una preocupación por unos de los contenido de su blog. Por favor haga de clic aquí para ponerse en contacto con nosotros cuanto antes para resolver la cuestión y permitir de nuevo la fijación.

No estoy seguro lo que pasó. Pero de algún modo, mi sospecha es que tal vez los agentes del Palacio de Malacañang hicieran algo para sospender FILIPINO SCRIBBLES. ¿Paranoico soy? Creo que no.

Mayoría de la gente filipina no tiene ninguna confianza a la Srª Gloria Macapagal de Arroyo. Podría decirse que ella es la presidenta más peor en historia entera de nuestro país. Personas incontables se deseparecieron o han muerto debido a las acciones satánicas de su militar. Y su administración es tan agresiva contra de sus críticos. Así, no es sorprendente si mi blog es la última víctima de su administración vil porque he escrito muchos artículos que han criticado a su administración y otras policías.

No quiero jactarme pero a pesar de cumplir sólo un mes, ¡FILIPINO SCRIBBLES ha estado visitado más de 4,000 veces ya!

¿Podría ser la razón principal? Tal vez ellos vieran mi blog como una monstruosidad potencial.

Pero todo esto es sólo una especulación. Todavía espero la respuesta de WordPress a los mensajes que les envié.

domingo, agosto 16, 2009

El Combate: Urbiztondo, Terror de Joló



Yo quisiera compartir este poema que fue escrito por el héroe nacional, José Rizal. Este poema es un homenaje al Gobernador General Antonio de Urbiztondo y Eguia. Era el gobernador general de estas islas entre 1850 a 1853.

El Gobernador General Urbiztondo fue el que quién triunfó a Joló. Como el Gobernador General Sebastián Hurtado de Corcuera antes de él, él fue uno de las razones por qué Mindanáo permaneció una parte de nuestro país hermoso.

Espero que pronto, la administración presente fuera capaz de pacificar Mindanáo de la manera los Gobernadores Urbiztondo y de Corcuera eran capaces de pacificarlo.

Aquí es el poema rizaliano:


EL COMBATE: URBIZTONDO EL TERROR DE JOLÓ

Cien bajeles aguerridos
a merced del viento manso
dejan la alegre Manila
surcando el mar agitado.

En breve paso se avistan
con los moros joloanos
que orgullosos se levantan
mil banderas ondeando.

Ocho baluartes se rinden
de los moros joloanos
al fiero estruendo de Marte
y de Urbiztondo el estrago.

¡Ah! Son ellos, noble España!
cual los héroes de Lepanto;
son ellos los que en Pavía
fueron de la guerra, rayos.

Consume el fuego y devora
los castillos y palacios
y cuanto Joló posee.
De los nuestros al asalto
huye Mahumat aleve,
Sultán impío y tirano.
Y los valientes guerreros
entran en Joló cantando.

José Rizal, Intramuros de Manila, 1875

sábado, agosto 15, 2009

El Debate (Seminario de Información de Filipinas)




Email acado@mixmail.com


POESÍA HISPANOFILIPINA: EDAD DE ORO (1ª PARTE)
POESÍA HISPANOFILIPINA: EDAD DE ORO (2ª PARTE)
POESÍA HISPANOFILIPINA: LOS VANGUARDISTAS (3ª Parte)


Por Edmundo Farolán de la Academia de la Lengua Española de Filipinas


En los años sesenta, surgió una nueva generación de poetas filipinos en castellano, influidos por los ismos que caracterizaron a los poetas vanguardistas después de la Primera Guerra Mundial. Estos poetas conocen a Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Gerardo Diego, Octavio Paz, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Federico García Lorca, etc.

Además del castellano, estos poetas escribieron y siguen escribiendo en otros idiomas, inglés en particular, algunos en francés, y otros en los idiomas filipinos como el tagalo, cebuano, ilonggo, e ilocano. Escriben en varios estilos y temas; del verso libre y prosaico, a las métricas tradicionales ; de temas surrealistas, dadaístas y de protesta, a temas realistas, religiosos, y pacíficos. Escriben en el estilo vanguardista, pero vuelven a los clásicos en forma y contenido, tomando los temas y los estilos literarios de los clásicos castellanos: Quevedo, Valle Inclán, Góngora, Santa Teresa de Jesús, Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega, etc.

Los que más se definen en este grupo de vanguardistas filipinos son Federico Espino Licsí, Guillermo Gómez Rivera, Ángel Estrada, Edmundo Farolán, G. Burce Bunao, y Gilbert Luis Centina III.

En la poesía de Federico Espino Licsí, Romance de la Cita Desdichada, vemos un ejemplo del romance tradicional donde el poeta utiliza los temas de honor y venganza en el contenido poético, pero utlizando un escenario filipino donde estos temas llevan relevancia. He aquí el romance:

ROMANCE DE LA CITA DESDICHADA

Sigue el viaje de la Luna.
Sigue la secreta cita.
Mozuelo alto, moza baja
y un verde rumor de brisa.
Arde el mozuelo fornido
hundido en la íntima sima,
el pez de su amor cambiándose
en una rosa encendida,
y la Luna pudorosa
quiere esfumarse de prisa.
En el silencio sangriento,
¡Qué meloso es el descanso
cuando la flor se marchita!
De repente, tres mozuelos,
hermanos de la mocita,
con fríos cuchillos entran
en el lugar de la cita.

Es ágil la venganza
en la selva filipina
y mientras la Luna asoma
tras las nubes blanquecinas,
la rosa sangra en el suelo,
sin pétalos, sin espinas.


Es un romance, diríamos, más contemporáneo, más gráfico, mucho más corto, donde el poeta usa las imágenes poéticas de la flor para referir al instrumento sexual-- cortado de su cuerpo, una rosa que pierde su vida, una rosa que "sangra en el suelo,/sin pétalos, sin espinas."

Espino Licsi, concentra sus poemas en el romanticismo tradicional, y producía sus poesías con la disciplina del verso tradicional. Escribe en inglés, español, y tagalo, y fue premiado varias veces con el prestigioso Premio Palanca de Literatura en Filipinas.

Gullermo Gómez Rivera, por otro lado, fue y sigue siendo el quijote del grupo, el batallador para la sobrevivencia del español en Filipinas. Escribe en inglés, español e ilonggo, y fue coronado Príncipe de los poetas ilonggos. Escribió tres libros de gramática, varios ensayos en defensa del español en Filipinas, una obra de teatro El Caserón, y un libro inédito de poesías. Hoy día es el director del semanario, Nueva Era, uno de los dos semanarios en español publicado en Manila, el otro siendo Nuevo Horizonte.

Su poesía que más se destaca es Fulgor de Jades, dedicada a Primi, una estrella de baile, una creación a la Pigmalión de Gómez Rivera, también un danzante de flamenco y fundador del grupo de baile español de la Casa de España de Manila. Recogió a Primi en su niñez y la convirtió en una estrella de flamenco.

He aquí su poema:

FULGOR DE JADES

A Primi

Una sonrisa. Siempre una sonrisa
amanece lenta en tu faz morena;
luz recién resurrecta que te riza
los sueños de mujer: santa o sirena.

Aunque no tengas la blanca forma
de sueños helénicos, siempre llevas
prendido en los fulgores de tu norma,
el encanto bíblico de las Evas.

Ven. El duende te invita a sus salas.
Se abre la puerta de la danza poética,
flor que estalla al mundo, plena de galas
en la rútila noche de la estética.

La mantilla. La cintura de avispa.
Los palillos. El frufrú de tu enaguas.
El destello de tus jades. Son chispas
de luz que alumbran tus secretas aguas.

Ven. No tardes más. Que el duende te espera
para colmarte el rostro de alegrías.
Entra y recorre la mágica esfera
del arte: de la danza que es poesía.


Edmundo Farolán Romero publicó su primer libro de poemas, Lluvias Filipinas, en Madrid en 1967. Este libro ganó el Premio de Poesía Colegio Mayor de Guadalupe. Publicó en Manila, cuando volvió en 1975, otro libro de poesías, pero en inglés, The Rhythm of Despair. En 1981, su segunda colección de poesías en español, Tercera Primavera, fue publicada en Bogotá, y fue ganador del prestigioso Premio Zóbel en el mismo año. Recientemente, en 1994, acaba de publicar en Toronto otro libro de poemas en inglés y francés, Oh, Canada!, una colección de poesías escritas en Canadá. Le influyeron mucho, en sus poesías juveniles, los siguientes poetas: Federico García Lorca, Rubén Darío, Octavio Paz, y Pablo Neruda. Estos días, está metido en lecturas de los místicos: Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, etcetera.

He aquí una poesía nueva que acaba de escribir:

POEMA 1998

ante todo en el consciente de cada milagro hay que descifrar descifrar discernir discernir la lluvia la nieve el sol de cada día el conflicto la tristeza la angustiosa soledad...

invierno invierno me levanto con la triste mañana de los antaños orgullosos y ahora en mi vejez despojado de todo orgullo me arrodillo en mi pobreza...

falta pedir perdón a los seres humanos y al ser divino.


Otros poetas en este grupo vanguardista fueron: Ángel Estrada, que combina verso libre y rima en sus poemas; Gilbert Luis Centina III y G. Burce-Bunao, ganadores del Premio Palanca en inglés, y ambos influidos por la escuela surrealista. He aquí ejemplos de sus obras poéticas:

MUJER AUSENTE
Ángel Estrada


Dímelo,
tú, dímelo, blanca
espuma viajera.

Dímelo,
dímelo tú, lanzada
de Sol en la ventana.

Dímelo, alondra
rezagada
que bordas por los aires
caminos para mi alma sola:

Dímelo, yedra lenta
por mis venas;
¿por qué, con tu lógica rara
es hoy que sólo extrañas
su corza mirada de tristeza?

Decídmelo, yedra y alondra,
Sol y espuma,
¡decídmelo ahora!


BECERRIL DE CAMPOS
Gilbert Luis Centina III


Aquí, el vino aproxima a la sangre.
La uva es vid, ausencia de las hojas
Y el tiempo. Un hermano del trigo.

Cuando la divinidad es soledad.
Titilan tus ojos: ¡noche!
Te suenas la nariz, y los cuervos
Vienen brincando entre dos luces.
No busques palmas en Becerril.

No hay vacas sagradas en Becerril--
Sólo corderos tímidos que lamen
El sudor salado de tus dedos.
Quien sueña con los bambúes
Debiera ser ciego. Mira.
Los advenedizos sienten frío.

Becerril:
Campos y tierra.
Y mucho azul.


INVITACIÓN A UNA JAULA
G. Burce-Bunao


Recuerdo que me dijiste:

Para amar no son necesarios

la sortija y el velo.

Pero ahora me dices:

Cansado estoy del nido,

ámame en la jaula,

en la jaula del matrimonio.

viernes, agosto 14, 2009

Página Teatral




PÁGINA TEATRAL
por Edmundo Farolán


En esta página, publicamos fragmentos de obras teatrales de cuatro dramaturgos filipinos: José Rizal, Claro M. Recto, Francisco Liongson, y Antonio M. Abad. Seguimos aumentando, poco a poco, más dramaturgos y sus obras en esta página.


El Consejo de los Dioses (fragmento)
por José Rizal


(José Rizal nació en Calamba el 19 de junio de 1861, y cursó estudios en el Ateneo Municipal de Manila donde obtuvo su Bachillerato en Artes en 1877. Ganó varios premios en certámenes escolares, promovidos por el Liceo Artístico de Manila, por sus obras dramáticas Junto al Pasig y El Consejo de los dioses, y su poema A la juventud filipina. En Madrid obtuvo la Licenciatura en Filosofía y Letras así como el título de Doctor en Medicina. Publicó en alemania su primera novela Noli me tangere en 1887, y cuatro años más tarde, en Bélgica, su segunda novela, El filibusterismo. En España, fue uno de los más conceptuosos colaboradores de la revista La solidaridad. Este héroe nacional filipino fue fusilado el 30 de diciembre de 1896.

El Consejo de Los Dioses fue escrita por Rizal en 1880 cuando apenas tenía 19 años, en conmemoración del aniversario de Miguel Cervantes, y ganó el único premio en el concurso Liceo Artístico Literario de Manila.)


ACTO ÚNICO

JUPITER, sentado en el trono de oro y piedras preciosas y, llevando en la mano el cetro de ciprés, tiene a sus pies el águila, cuyo plumaje de acero refleja mil diversos colores; los rayos, sus terribles armas, yacen en el suelo. A su derecha está su esposa, la celosa JUNO, con refulgente diadema y el vanidoso pavo real. A su izquierda, la sabia PALAS (Minerva), hija y consejera, adornada de su casco y terrible égida, ciñendo el verde olivo y sosteniendo gallardamente su pesada lanza. Formando severo contraste está Saturno acurrucado y mirando desde lejos tan hermoso grupo. En gracioso desorden hallase la hermosa VENUS, recostada en un lecho de rosas, coronada de oloroso mirto, y acariciando al AMOR; el divino APOLO, que pulsa blandamente su lira de oro y nácar y jugando con las ocho MUSAS, mientras MARTE, BELONA, ALCIDES, y MOMO cierran aquel círculo escogido. Detrás de JUPITER y JUNO se hallan HEBE y GANIMEDES. Hacia el lado derecho de JUPITER se halla la JUSTICIA, sentada en su trono, teniendo en las manos sus atributos.

Escena I

Los dioses y las diosas y las ocho musas mencionados. Llegan la musa TREPSICORE primeramente, y después las NINFAS, las NAYADES y las ONDINAS, bailando y esparciendo flores al son de las liras de APOLO y de ERATO, y de la flauta de EUTERPE. Después de la danza, todos se colocan a ambos lados del escenario.

Escena II

(Dichos y MERCURIO)

MERCURIO: He cumplido ya tus mandatos, soberano Padre; Neptuno y su corte no pueden venir, pues temen perder el imperio de los mares, a causa del actual arrojo de los hombres; Vulcano aun no ha terminado los rayos que le encargaste para armar al Olimpo, y los está concluyendo; en cuanto a Plutón...

JUPITER (interrumpiendo a Mercurio): ¡Basta! Tampoco los necesito. Hebe, tú, Ganimedes, repartid el néctar para que beban los inmortales. (Mientras Hebe y Ganimedes llevan su cometido, llegan Baco y Sileno, éste a pie y aquél montado en una burra con el tirso en la mano y verdes pámpanos en las sienes, cantando:)

El que vivir desea

Y divertirse,

Abandone a Minerva;

Mis viñas cuide...

MINERVA (en alta voz): ¡Silencio! ¿No ves que el poderoso Jupiter ha de hablar?

SILENO: ¿Y qué? ¿Se ha enfadado el vencedor de los Titanes? Los dioses toman el néctar: por consiguiente, puede cualquiera expresar su alegría de la manera como le plazca; pero ya veo que mi discípulo te ha ofendido y tomas por pretexto...

MOMO (con voz socarrona): Defiéndele, Sileno, por que no digan que tus discípulos son unos impertinentes.

MINERVA trata de replicar, pero JUPITER la contiene con un gesto. Entonces manifiesta MINERVA su desprecio con una sonrisa tan desdeñosa, que altera la delicada severidad de sus hermosos labios. Después de tomar todos los dioses de la inmortal bebida, comiensa a hablar.)

JUPITER: Hubo un tiempo, excelsos dioses, en que los soberbios hijos de la Tierra pretendieron escalar el Olimpo y arrebatarme el imperio, acumulando montes sobre montes; y lo hubieran conseguido, sin duda alguna, si vuestros brazos y mis terribles rayos no los hubieran precipitado al Tártaro, sepultando a los otros en las entrañas de la ardiente Etna. Tan fausto acontecimiento deseo celebrar con la pompa de los inmortales, hoy que la Tierra, siguiendo su eterna carrera, ha vuelto a ocupar el mismo punto en su órbita, donde giraba entonces. Así que yo, el soberano de los dioses, quiero que comience la fiesta con un certamen literario. Tengo una soberbia trompa guerrera, una lira, y una corona de laurel esmeradamente fabricadas: la trompa es de un metal que, que sólo Vulcano conoce, más precioso que el oro y nácar, labrada también por el mismo Vulcano; pero sus cuerdas, obra de las musas, no conocen rivales; y la corona, tejida por las Gracias, del mejor laurel que crece en mis jardines inmortales, brilla más que todas la de los reyes de la Tierra. Las tres valen igualmente, y el que haya cultivado mejor las letras y las virtudes, ése será el dueño de tan magníficas alhajas. Presentadme, pues, vosotros, el mortal que juzgáis digno de merecerlas.


LA RUTA DE DAMASCO (fragmento)
Por Claro Mayo Recto


(Claro M. Recto nació en Tiaong, Quezon, el 8 de febrero de 1890. Estudió en el antiguo Ateneo Municipal de Manila donde recibió su Bachiller en Artes en 1909. Ingresó después en la Universidad de Santo Tomás donde terminó sus estudios en Derecho en 1913. Publicó su única publicación de versos, Bajo los cocoteros, en 1911. Escribió dos obras teatreales: Solo entre las sombras y La ruta de Damasco. Recto fue my activo en la esfera política, y sirvió como Senador, Presidente del Tribunal Supremo, y Director de la Academia Filipina de la Lengua. Su ensayo político, Monroismo Asiático, causó mucha controversia porque atacaba la política imperialista norteamericana. Falleció en Roma el 2 de octubre de 1960 cuando estaba por ver realizado su sueño dorado de visitar y hablar al pueblo español, cuya lengua dominaba con máxima maestría. Víctima de un atque cardiaco, sus últimas palabras, que reflejaban su nacionalismo furibundo, fueron: "¡Qué terrible es morir lejos del terruño!"


ACTO UNICO

Saloncillo de modesta apariencia arreglada con artística sencillez. Puertas laterales y en el fondo. Bustos de filipinos ilustres y paisajes nativos tipifican el cuadro. En el centro, un veladorcito de mármol y algunas sillas. Sobre el veladorcito, libros, periódicos y una caja abierta de tabacos. Varias estanterías de libros completan el modesto mobiliario. Es una clara mañana de abril.

Escena I

Al levantarse el telón, Loling estará ocupada en aventar el polvo de los muebles con un plumero, y Mercedes pondrá en arreglo los libros esparcidos en desorden. A poco aparecerá Señora Tomasa, por la derecha.

MERCEDES (a su madre): Ya son las ocho y no viene tía Irene. ¿No dijiste que vendrá?

TOMASA: Estará aún roncando en la cama, lujo que sólo pueden permitirse las gentes de calidad, a quienes no reza aquello de "a quien madruga…"

LOLING: ¿A quiénes más se ha invitado?

MERCEDES: A nadie. Si es una fiestecita íntima. Quizás vengan los "chicos" de "La Integridad".

TOMASA: La gente más charlatana y fastidiosa.

LOLING: Pero mamá, ¿qué mal te han hecho?

MERCEDES: También le tendremos a Don Florencio. Le invitó Antonio.

LOLING: Es un caballero muy simpático que sabe dar amenidad a la conversación con sus agudezas y chistes de buena ley.

MERCEDES: Como buen español. Es uno de los más íntimos de Antonio.

TOMASA: Y de los más decentes. ¿Recordáis aquel diputadillo que solía venir aquí para que le publicase Antonio sus discursos?

MERCEDES: Ah, sí, ¿te refieres a Don Fermín, mamá? ¿Aquél que, según nos ha contado Antonio, presentó una vez no sé que "bill", recabando del gobierno una medida enérgica para impedir el paso de los tifones por las provincias del Norte?

TOMASA: El mismo, el de la minoría, por más señas.

LOLING: ¿De edad?

MERCEDES: No, mujer. De la minoría…conservadora.

LOLING: Tenía todo el aspecto inexpresivo de un sietemesino. Era tan cándido e inocente en sus modales. Hasta su hablar era balbuciente.

TOMASA: Bien, pero aquel infeliz tiene mejor suerte que muchos que por ahí se las echan de cultos, patriotas, directores de la opinión, y otras lindezas por el estilo.

LOLING: Tendrás razón, mamá. Pero francamente, no puedo envidiarle. (Aparte) ¡Vaya un tipo! (Pausa) Voy un momento al jardín. (Mutis por el fondo.)

Escena II

(Dichas menos Loling)

TOMASA: ¿Qué piensas de esa niña? ¿No crees que está enamorada?

MERCEDES: ¿De quién?

TOMASA: De cualquiera,de ese Makaraig, por ejemplo.

MERCEDES: No lo sé. Y aunque lo esté, es difícil averiguarlo. La chica es reservada.

TOMASA: Me dice el corazón que esos dos jóvenes se entienden perfectamente. Loling es de carácter idealista, como tú y como vuestro padre, y no será extraño que el otro le haya embaucado con sus majaderías literarias. Pronto hará un año que ese joven viene aquí para darla lecciones de literatura, y la oportunidad ha sido grande. No sé cómo no he advertido a tiempo el peligro de esas entrevistas.


EL PASADO QUE VUELVE (fragmento)
por Francisco Liongson


(Francisco Liongson nació en Bacolor, Pampanga y cursó sus estudios en San Juan de Letrán en Manila. Fundo el Círculo Escénico, y sirvió como uno de sus primeros directores de escena. En 1947, ingresó como Miembro de número en la Academia Filipina. Sus obras teatrales más conocidas son: El único cliente, Mi mujer es candidata, ¿Es usted anti o pro? Juan de la Cruz, Las joyas de Simoun, Colaboradora, La farsa de hoy día.

El Pasado que vuelve es su obra más seria, y en ella, Liongson atreve a adaptar en forma dramatica las novelas de José Rizal, Noli me tangere, y El filibusterismo donde los personajes de Rizal, Tasio y Capitán Tiago, sobresalen en esta obra.)


REPARTO (e intérpretes)

CLARA Naty Narciso
CLARA (40 años después) Dolores H. de Ordoveza
CHAYONG Celia Canseco de Lichauco
CONCHA Loreta S. de Arambulo
GABINA Conchita Torres
PILAR Carmen Tuason
RITA Rosita J. de Guerrero
ANGOY Anita Galan
LUISA Teresita Martinez
TASIO EL FILOSOFO Manuel Bernabe
ELIAS Antonio Serrano
SERVANDO Antonio G. Llamas
SANTIAGO Jose Roxas
MARCELO German Quiles
EDUARDO Lamberto V. Avellana
PRUDENCIO Francisco Zamora
PERICO Rafael Hidalgo
ANTONIO Jose Lumba
EDUARDITO Carolino Wantz
SOLDADO PRIMERO Jose M. Lichauco
SOLDADO SEGUNDO Jose Lumba
UNA VOZ QUE CANTA Antonio Garcia Llamas

Dalagas y bagontaos del pueblo. Soldados del Katipunan.

Accion del primero, segundo y tercer actos: ano 1896, en provincias.

Accion del epilogo: en nuestros dias, en Manila.

PRÓLOGO

Con el telón de boca bajado, se presenta ante el proscenio Tasio, el loco o el filosofo, de “barong tagalog”, pantalón negro, chinelas, y “baston-palasan”.

TASIO: (Con paso tardo y vacilante, hasta llegar al centro de la escena).

Damas y caballeros: Perdonad que un vejestorio de mis tiempos se presente ante vosotros esta noche; disimulad el que una momia de la antiguedad, seca y acastronada por los años, se atreva a ofender con su presencia este concurso tan brillante.

Aunque los de mi tiempo me llamaban Tasio, el loco o el filósofo, vosotros os daréis mejor cuenta que mis contemporaneos creían de que los locos tienen corduras que los cuerdos no pueden comprender del mismo modo que los cuerdos tienen locuras que los locos no entienden.

En verdad, os digo que me siento muy molesto, muy violento y muy extrano, y como perdido en un bosque en noche oscura, al hallarme en este lugar y en esta ocasión que no son ni mi ambiente ni mi época; y hubiera agradecido al autor de este disparate, que me hubiese dejado en paz y tranquilo en la fosa de quietud y olvido a que todos los seres están destinados. Pero tales fueron su insistencia y porfía, que, no obstante hallarme ya en la otra orilla, de la que a nadie se le ha ocurrido volver, acabo por seducirme la idea de poder cometer la mayor locura de todas mis locuras: asomarme a este mundo y saludar esta noche a mis paisanos, a mis hermanos, aunque bien sabía que no me reconocerían ni yo a ellos, no porque yo haya cambiado, sino porque vosotros os habéis transformado y desfigurado.

Sé que hoy la vida es tan vertiginosa y absorbente, que no os da lugar ni tiempo de volver la cara hacia el pasado, ni a deteneros en vuestra marcha para dialogar con seres idos o para comparar tiempos pretéritos a estos días del cine y de la radio. Sé que un filósofo sería hoy día el mayor anacronismo en vuestro ambiente, porque hoy no se filosofa, se calcula; no se hace el amor, se hacen números; no se muere por la patria, se vive de ella; no se aprende a rezar, sino a bailar.

Más, no obstante, me infunde valor y me dé energías para estar con vosotros breves instantes, el pensar que en toda comunidad no faltan locos, ni entre los locos deja de haber cuerdos. Cordura o locura, lo que voy diciendo, cada cual lo interprete a su modo; si desequilibrada es mi pobre hechura, pondría en equilibrio vosotros los cuerdos, y si cordura es lo que voy diciendo, cúrense de su locura los que estén locos.

Yo pertenezco a otras épocas y a otros tiempos; soy del pasado y no del presente, y como tal, sólo os puedo hablar de lo inmutable, de lo que pervive al correr de los siglos; de lo que no le es dado a la Humanidad, con toda su nigromancia y sus inventos, torcerle el camino o quitarle su esencia, mientras en lo ancho del planeta palpite un corazón y aliente un alma. Os hablaré del amor, aunque sea impropio que a mis años trate de este asunto, que es más para poetas que filósofos, y más para jóvenes que viejos. Pero no crean ustedes que un joven sabe de achaques de amor mejor que un viejo, ni que vosotros los modernos sepáis amar mejor que los antiguos. Sobre asunto tan bello y peregrino, mucho tenéis que aprender del pasado los que hoy presumís tanto de progresivos. Pues si la humanidad hoy día se siente orgullosa de sus inventos, que la permiten volar sobre altas cumbres, desafiado a las nubes y al firmamento; descender hasta el fondo de los mares jugando al escondite entre madreperlas y corales; si la sed de poder y señoría la quita el sueño, y el brillo del oro la vislumbra, y la embriaguez del mando la vuelve loco, yo la compadezco; porque olvidada de sí mismo, entre el vértigo infernal de sus pasiones, va perdiendo el corazón día tras día.

Por eso ya no se invoca a la amada a la luz de la luna, ni se cantan versos al pie de su ventana, ni se guardan como reliquias sagradas una flor de "ylang-ylang" resecada o un collar de niveas sampaguitas: hoy llaman a todo eso, cursilería. Hoy a la dama se la cita al cine para estar a oscuras, o a un sarao de esos cuyo primer numero consiste en beberse varias copas de "cocktail", para empezar perdiendo la cabeza, ya que del corazón nadie se acuerda. ¡Y esto llaman hoy día elegancia! Ya no se ven en una azotea, donde los enamorados hagan estremecer a "las florecitas rojas del cabello de ángel"; hoy se hace el amor bailando, y a golpes de "jazz band" se conquista a la amada. Ya no se va de excursión en unas bancas que se deslizan perezosas sobre las aguas quietas del viejo Pasig, mientras un galán susurra al oido de una dalaga una frase de amor que la enajena; hoy se dan los paseos en automóvil, a sesenta millas por hora, y si la niña no cede a las insinuaciones del galán, se la tira por la borda del coche dejándola con la cabeza desnucada. Hoy nadie muere de amor, sino de hastío. Ya no existe la divina Maria Clara, que se acoje a los muros de un convento en oblación de amor por su Ibarra; hoy se bebe una dosis de lysol para liquidar vicios ocultos, vegonzosas culpas, extravios del alma...

De política no me atrevo a hablaros, porque de eso no entiendo nada, pues soy de aquella época en que no se conocía lo que es un diputado o un secretario. Os contaré, sí, un cuento de amor; cuento de juventud, de vida y de muerte, para que los ya viejos aquí presentes, en el breve paréntesis de esta velada, al mágico conjuro de sus recuerdos, puedan volver a vivir sus años mozos, desarrugar el corazón marchito, refrescar el alma, vivir el pasado; y estos jóvenes que ahora me escuchan, contrasten la diferencia que existe en cómo eran ayer a como son hoy estos asuntos del humano querer.

El cuento va a empezar: si no os aburre, seguid su relato; si os fatiga o hastía, dejadlo. Y perdonad a un viejo loco una locura mas en su extravio....

(Las luces de la bateria iran oscureciendo, hasta dejar casi a oscuras la sala, mientras Tasio inicia mutis, recitando:)

Postrimerías del siglo deiecinueve; tierras filipinas del sol y del amor; fondo rizalino en el que palpitan dalagas ingenuas a lo Maria Clara, mozos nobles y viriles a lo Ibarra, que en un gusto de bizarra hidalguía, mueren por su dama o por su patria.

Fervor en las almas; pabellón, español; complot y conjuras, romances y guerra; bello amanecer de un pueblo que nace entre nubes de sangre y heroismo, que al implorar a Dios en las alturas, entre el pliegue místico de su rezo, va para su bandera la rosa de un beso. He ahí el marco de esta aventura...

(Tasio hace mutis, enciendense las luces del procenio, la orquesta preludia brevemente y se alza el telon.)

ACTO PRIMERO

CUADRO PRIMERO

Año 1896, en Filipinas. Sala de una casa rica y acomodada, en una cabecera de provincia cercana a Manila. Hacia la derecha del actor, una puerta amplia que da una azotea llena de tiestos cuajados de rosas. Dos puertas que dan a otras tantas habitaciones hacia la izquierda. En el fondo, amplio arco que da acceso a la caída típica de aquellos tiempos, con salida para el comedor hacia la izquierda, y para la escalera principal, hacia la derecha. En el centro de la sala, pende del techo una lámpara (Araña) de cristal, también de las que estilaban en aquellos tiempos.

ESCENA PRIMERA

Al levantarse el telón, están en escena Capitán Tiago y Chayong, arreglando la sala. Dña. Concha, desde el fondo, dando órdenes a Pericoñ luego, aparece Elías.

CONCHA (desde el fondo, a Perico): Vosotros, empezar a arreglar la mesa del comedor. Cuando pongáis los platos, avisarme. (Mutis de Perico, izquierda. Concha, dirigiéndose a Santiago y Chayong.) Pero no está aún arreglada la sala?

CHAYONG: Está todo, tía. No falta más que colocar los almohadones nuevos en las sillas.

SANTIAGO: Y descolgar de la maseta de las escaleras esos cuadros del Infierno, del Purgatorio y de la Gloria.

CONCHA: Pero es que el padre cura ha dicho que esos cuadros deben estar donde más gente los pueda ver.

SANTIAGO: Sí, pero no en días de fiesta como hoy, que van a venir hasta invitados de Manila.

CONCHA: ¡Ay, Tiago, qué horror para nosotros y qué golpe damos en el pueblo teniendo esta noche por invitados al magistrado D. Prudencio y su familia! Pues, doña Pilar, la esposa, según cuentan, es la que la prepara el adobo, el sinigang, o el paksiw a la esposa del Capitán General, cuando ésta la da por comer platos del país.

SANTIAGO: bueno, mira. Lo que quiero advertirte es que no te olvides de lo que tengo dicho. Cuando hables con esos señores, no chilles y no bañarles la cara. Y procura no estar mucho con ellos, dejándome que yo haga los honores de la casa.

CONCHA: ¿Cómo! Pero si, precisamente, yo quiero intimar mucho con la señora.

SANTIAGO: Déjate de intimidades por ahora, que si no eres capaz de auyentarlosñ y a esta gente hay que saberlos tratar para no perder su aprecio.

ELIAS (aparece desde el fondo. Es un mocetón arrogante y fornido. Viene de ‘barong tagalog’. Es íntimo de la casa y novio de Clara): Buenas noches, Capitán; muy buenas, doña Concha.

SANTIAGO (volviéndose a él): Hola, hijo; pasa, pasa. ¿Y por tu casa?

ELIAS: Todos buenos, y mi madre disponiéndose también a venir, para ayudar en lo que pueda a esta fiesta. Yo me he adelantado para ponerme cuanto antes a sus órdenes en donde haga falta.

SANTIAGO: Pues, llegas muy a tiempo. Anda, descuelga esos cuadros que hay en la meseta de la escalera, y se los das a Marcelo, para que los guarde en la despensa.

ELIAS: Así se hará, Capitán. (Al hacer mutis, se encuentra con Chayong.) Hola, Chayong. (Se saludan.)

CHAYONG: ¡Qué, acabas de llegar? (Lleva los almohadones.)

ELIAS: Ahora mismo, para ayudar en todo lo que haga falta. (Mutis)

SANTIAGO (a Concha): Este Elías es un buen muchacho. Y veo que cada día está más loco por tu hija.

CONCHA: Pues Clara no está menos escalabrinada por él. Pero siempre la he dicho a tu hija que no se precipite, que lo piense muy despacio y, sobre todo, que no se entregue mucho y no suelta prenda; pues, mientras un hombre y una mujer no estén unidos por el cura, la que siempre lleva la de perder es ella y no él.

SANTIAGO: Tienes razón. En cuestión de amores, antes de la boda la que se expone a perder es la mujer, pero ya casados, el que siempre pierde es el hombre.

CHAYONG: Pero Elías es tan bueno y trabajador, y quiere tanto a Clara, que ya de novios o ya de casados, estoy segura que siembre será Clara la que gane la partida.

CONCHA: Elías será todo lo bueno que queráis, pero es hombre, y todo hombre tiene más de demonio que de ángel. Por eso nunca quiero que se queden hablando él y Clara a solas.

SANTIAGO: Pero, mujer, tú comprenderás que unos novios necesitan alguna vez hablar a solas.

CONCHA: Que hablen a solas, pero que no falte alguien que les vigile desde lejos. (A Chayong) Por eso ya sabes que te tengo encargada que nunca dejes a Clara sola con Elías.

CHAYONG: Y siempre lo he cumplido, tía.

ELIAS (Saliendo. A Santiago): Se ha hecho lo que usted me ha mandado. ¿Hay algo más?

CHAYONG: Sí. Tú que tienes gusto, me vas a ayudar a colocar más artísticamente estas sillas.

ELIAS (A Concha): Esta va a ser una fiesta memorable, doña Concha, puesto que nunca se ha dada otra igual, según dicen, desde que se fundó este pueblo.

CONCHA: Es que se trata de festejar la salida del colegio de Clarita. Y además, van a venir invitados de Manila tan distinguidos y tan conspicuos como don Prudencio, el magistrado de la Real Audiencia, y doña Pilar, su señora, con su hijo Eduardo.

ELIAS: Ya se ve que ustedes gozan de una gran influencia no sólo en la provincia, sino también en Manila.

SANTIAGO: Algo de eso hay, hijo, algo de eso.

CONCHA: Pues, Santiago, que se hace tarde. Mientras Chayong y Elías terminan de arreglar la sala, tú y yo vamos a ver cómo se pone la mesa del comedor; porque yo no sé si mandar a que pongan frente a cada comensal tres plaatos, uno sobre otro, o poner solo el platao sopero.

SANTIAGO: Pero mujer, si ya he advertido que pongan dos platos llanos y el plaato sopero encima.

CONCHA: Pero es que así va a resultar muy alto.

SANTIAGO: No. En Malacañang así se estila, y tú no estás muy enterada de estas cosas. (Concha y Santiago hacen mutis mientras siguen discutiendo.)

ESCENA SEGUNDA

(CHAYONG Y ELIAS)

ELIAS (A Chayong, con muestras de impaciencia): Díme: ¿Y Clara?

CHAYONG: No te impacientes, ahora saldrá. Si por eso se me ha ocurrido lo de las sillas, para que podáis hablar aquí a solas.

ELIAS: No me cabe la alegría al pensar que Clara no volverá a encerrarse en el Colegio.

CHAYONG: Creo que te equivocas.

ELIAS: ¿Cómo? ¿Qué quieres decir?

CHAYONG: Que teniendo una novia como Clara, mejor la tenías guardada en el Colegio que fuera. Ya sabes que siempre que ha tomado sus vacaciones, le han salido a montones los pretendientes.

ELIAS: Pero ella a nadie ha hecho caso, porque sabe que nadie como you puede quererla.

CHAYONG: Y porque ella también te quiereñ que si fuera como otras, ¡quién sabe!

ESCENA TERCERA

(DICHOS Y CLARA)

CLARA (Saliendo. Radiante de juventud y de belleza, es la encarnación perfecta de la María Clara del Noli.): ¿Dónde estás?

CHAYONG: Aquí me tienes arreglando con Elías estas sillas, o hacer que arreglamos algo para hablar de ti.

ELIAS: Gracias que al fin te veo, pues hace ya rato que te esperaba.

CHAYONG: Tanto, que yo le estaba calmando sus impaciencias. Cuanto has tardado en salir.

CLARA: Porque he tenido que ponerme este traje nuevo...Y la falta de costumbre...

ELIAS: Claro, se conoce que se ha puesto más guapa que de costumbre, porque ho se espera visitas de Manila.

CHAYONG (A Clara): ¿Ves? Este ya está celoso.

CLARA: Como siempre. Porque éste cela hasta de su sombra.

ELIAS: Y si así no fuera, ¡no te querría!

CHAYONG (A Clara): Bueno, yo os dejo para que arregléis solos ese asutno; porque viéndoos, no sé si me entra rabia o envidia. (Elías y Clara ríen, felices.)

ELIAS: No te vayas, mujer, seguiremos charlando...y arreglando...las sillas.

CHAYONG: No seas hipócrita. Si lo que estás deseando es quedarte a solas con ella. Pero andad con cuidado, no sea que tía Concha os sorprenda. ¡Ya sabéis que a ella no le gusta veros sin compañía!

CLARA: Vigila, y avísanos a tiempo por si viene alguien.

CHAYONG (con picardía): Descuidad. (Haciendo mutis.) ¡No sé por qué he de hacer yo siempre este papel!...


LA REDIMIDA (fragmento)
por Antonio M. Abad


(Antonio M. Abad nació en Barili, Cebú el 10 de mayo de 1894, y cursó estudios en el Colegio-Seminario de Cebú, hoy la Universidad de San Carlos, donde obtuvo el Bachillerato en Periodismo. Fue un dramaturgo prolífico. En 1918, compuso su primer drama, CALVARIO DE UN ALMA; en 1925, LA REDIMIDA; en 1937, SOR SAGRARIO. Sus otras obras teatrales incluyen: LA CICATRIZ (1920), LAS HIJAS DE JUAN (1924); LA REDIMIDA (1925); LOS DESORIENTADOS (1928); LA GLORIA (1930); CUANDO LOS LOBOS VUELVEN CORDEROS (1932); SOR SAGRARIO (1932); DAGOHOY (1939). En 1929, recibió el prestigioso Premio Zóbel con su primera novela LA OVEJA DE NATHAN. Ingresó como miembro de número en la Academia Filipina correspondiente de la RAE en 1938, y en 1939, ganó el primer premio en el Concurso Literario Nacional del Gobierno de la Mancomunidad con su segunda novela, EL CAMPEON. Sirvió como jefe del Departamento de Español de la Universidad de Filipinas entre 1948 y 1958, y en 1960, publicó su tercera novela, LA VIDA SECRETA DE DANIEL ESPAÑA. Falleció el 20 de abril de 1970.)


REPARTO (e intérpretes)

REMY Celia Canseco

CHUCHI Lourdes Aquino

CELIA Carmen Tuason

NENA Rosita Casten

AURELIA Zita José

LEONARDO Miguel Roxas

BOBBY José García Collado

DON ANSELMO Francisco Zamora

DON IGNACIO José F. Vergara

MANOLITO Antonio Fajardo

FERNANDO Ignacio Santos

MOZOS DE RESTORÁN, GENTE DEL PUEBLO, ETC.

Director de Escena: FRANCISCO LIONGSON

Apuntador: MIGUEL RIPOLL

Traspunte: JOSE SUAREZ

La acción en Manila. Epoca actual.

ACTO PRIMERO

Reservado de un restorán de moda. A la derecha del escenario, el reservado principal, que deberá ser el doble en dimensión del de la izquierda. Deberá conocerse claramente que estos reservados son de quita'y'pon, o sea, que pueden suprimirse los tabiques divisorios para que en un cuarto puede ponerse una mesa más grande que la ordinaria, que es sólo para cuatro cubiertos. Pintura discreta con cuadritos y un pequeño espejo colgado de la pared. En el reservado de la derecha, dos puertas al fondo, que corresponden a los dos reservados que se suponen suprimidos. dos perchas a la izquierda de cada puerta. en los dos rincones, ventiladores. Dos lámparas encendidas. A un lado, una o dos mesitas auxiliares. en el centro, una mesa larga como para seis personas. sillas en el reservado de la izquierda, la misma decoración y los mismos muebles, salvo que este reservado es sólo para cuatro personas a lo más. Son las diez y media de la noce. Dentro se oyen de continuo ruidos de platos y el repiqueteo de unos timbres eléctricos, llamando a la servidumbre. Alguna que otra vez, la bocina de un automóvil que pasa corriendo.

Al abrirse el telón, entran en escena BOBBY y CHUCHI. BOBBY es un ´sportsman´rico, joven y libertino. Viste con mucha elegancia. CHUCHI es una chica alegre, que era antes vodevilista, y ahora es actriz de cine. También viste con elegancia.

BOBBY (mirando el reloj): Las diez y media...

CHUCHI: ¿Ya? No pueden tardar.

BOBBY: Debíamos de haber venido a las once.

CHUCHI: ¿Y qué íbamos a hacer en el Tom´s tanto tiempo?

BOBBY: Por lo menos bailaríamos.

CHUCHI: ¡Bah! Ya estaba cansada. Además, aquí por lo menos me ahorro el disgusto de oir las gansadas de Manolito Alcaraz.

BOBBY: ¡Buena la has hecho! Pues has de saber que Manolito vendrá también aquí.

CHUCHI: ¿Manolito? Pero, ¿es que también le ha invitado Leonardo?

BOBBY: Sí. ¿No te lo ha dicho? No somos más que seis: Leonardo y Remy; Manlito y Nena; tú y yo.

CHUCHI: ¿Nena también? ¡Ay! Y no puedo sufrir a esa mujer. Desde que Manolito le compró un Essex, ya no mira a la gente. ¡Como si yo no la hubiera conocido pobre, mucho más pobre que yo! Y ahora se gasta unos humos...

BOBBY: Mujer, eso es muy humano. Los nuevos ricos suelen siempre ser más insufrables que los que lo fueron toda su vida.

CHUCHI: ¿Y dices que Leonardo nos ha invitado porque Remy...?

BOBBY: Sí, porque esta noche Remy se viene con él.

CHUCHI: ¿Y es verdad que Remy va a dejar plantado a Don Ignacio?

BOBBY: Lo ha dejado ya. Desde esta noche, Remy sólo pertenecerá a Leonardo.

CHUCHI: Me parece que no debimos de haber aceptado esta invitación.

BOBBY: ¿Por qué?

CHUCHI: Ya tú sabes que Don Ignacio no es hombre que se deja escamotear así como así sus cosas.

BOBBY: Ya. Se las hace pagar muy caras antes de soltarlas.

CHUCHI: Tú los has dicho. Y me temo que quedemos complicados en un enrojoso lío.

BOBBY: No seas boba, mujer. A nosotros, ¿qué nos va ni qué nos viene en este asunto? Hemos sido invitados a una cena para celebrar el triunfo alcanzado por Leonardo, quitándole de la boca del carcamal de Don Ignacio un bocado tan exquisito como Remy. ¿Qué nos importa de Don Ignacio ni del barrenchín que le va a dar cuando vea que el pájaro ya no está en la jaula?

The Review (January-February 1997)


the review (January-February 1997)


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The Review© is a monthy bilingual (Spanish and English) electronic literary magazine offering views on arts and literature. In this maiden issue, we will be reviewing two shows: Cats, the musical by Andrew Lloyd Weber and The Nutcracker Suite presented by the Moscow Clasical Ballet. Both were performed at the Queen Elizabeth Theatre here in Vancouver last December. A review of the recent exhibit of Vancouver artist Ted Ing is aso in this number.

In the next issues, we will be publishing reviews in Spanish for our internet readers in Spain, Mexico, South America and naturally, the United States. Antonio Fernandez Pasion, editor of The Star in Montreal willl be joining us with his literary reviews.


CATS

Queen Elizabeth Theatre (Vancouver)
December 17-29

It's amazing how the English can write about cats and still make a hit of it. Who would go to a theatre to be entertained by actors dressed like
cats meowing and prancing around a junkyard?

Writing a musical about cats, I feel, really, is writing in the realm of the absurd and ridiculous.

But astonishingly, this musical based on T.S. Eliot's Old Possum's Book of Practical Cats has been a musical hit for more than 10 years. There's even the "Cats Meow Fan Newsletter" for fans of this musical.

Anything can happen in Broadway. Pick up any theme, put some singing and tap dancing, and it becomes a hit, especialy if you have the music of Andrew Lloyd Weber and the production genius of Cameron MacIntosh.

However, I found nothing interesting about Cats. It had no story, no theme, just a bunch of stray cats in a junkyard meowing and dancing.

The only thing that saved it was the popular hit song "Memory" sung to perfection by Jeri Sager.


FROM RUSSIA WITH DANCE

by Ross Michael Pink

Vancouver audiences were enchanted by the grace of the Moscow Classical Ballet who performed the famed Nutcracker this past December.

The winds of political freedom that have dramatically swept Russia in recent years have also heralded a new age of artistic freedom and
creativity as evidenced by the arrival of the Moscow Classical Ballet company in Canada.

Founded in 1966, the Moscow Classical Ballet company has performed in 200 cities in Russia and in over thirty countries. The company boasts a corps of young and vibrant dancers and has won
numerous honors in international dance competitions including three prizes at the distinguished Paris Academy of Dance.

Their pre-Christmas performance at the Queen Elizabeth Theatre was technically flawless and filled with dancing that was both powerful and
graceful. It was further complimented by vivid set design that showed great depth and intricacy. Like the true message of hope that Christmas brings, the Nutcracker ends on a positive note with the children standing before a new life that promises joy and opportunity.


TED ING: EXPLORING

The Plaskett Gallery located at the Massey Theatre in New Westminster opened its 1997program featuring Ted Ing's collection of paintings entitled "Exploring" last January 9th. Ted Ing graduated from the Alberta College of Art in 1977 and has been actively drawing and painting since then. This current collection, "Exploring", are paintings from photographs he took during his travels throughout the Orient, Southeast Asia, India, Nepal, Sri Lanka, Taiwan, Hawaii, and the West Coast of Canada and the United States. In this collection, he creates images which, according to Ing, "capture a moment or a memory I share with the viewer." A unique feature in this particular collection is his experimentation with several new media, including wax, collage material, Thai paper, and oil pastels. I found four paintings really outstanding: "Hide and Seek" depicting autumn fields with its colourful three-dimensional features; "I'd go back any day", expressing the sereness of the sea and sand landscape of the West Coast; "Wai-le-le" (Waterfall), and "Hawaiian papaya", two exotic paintings exuding the warmth and colour of the Hawaiian scene.

In the opening, I asked the opinion of some of the viewers. Cecilia Chan found the idea of using Thai paper as unique and innovative.The paintings, particularlly the tropical flowers, were sensational, inspirational and erotic."

Fay Rae commented: "Exotic! Creative!" And Nelly Ho followed with: "Brilliant and powerful."

The paintings sell anywhere from $260 to $320. Anyone interested can contact Curator Norma Loughton at 517-5900.


TRIBUTO A CLARO M.RECTO

Por Antonio Fernández Pasión

El año proximo (1998) la efemerides del 12 de junio--el Centenario de la Independencia Filipina-- tendra su maxima celebracion en toda Filipinas. Conviene pues, que todo ciudadano filipino incluyendo los que estan mas alla de los mares, no tardemos de sumarnos con entusiasmo a esta conmemoracion para por ser beneficiarios de la lucha por la independencia de nuestros martires y heroes de la Revolucion de 1898 que lucharon con abnegacion para dar nacimiento a la nacion filipina, es decir, de la Republica de Filipinas.

Mas es de lamentar, que al recordar y dar honor a aquellos hijos ilustres de Filipinas, es decir, de varios de nuestros heroes como Rizal y Bonifacio, la Comision Centenaria Nacional (National Centennial Commission) al recordar a los heroes abnegados, no haya dado de manera mas eficaz de recordar la heroica figura de Claro M. Recto, quien mas que nadie contribuyo el aceite con que
se alimento la llama del espiritu nacionalista de sus compatriotas durante la lucha por nuestra independencia, y inicio ademas de dirigir la reconquista de la soberania de Filipinas.

Nos extraña pues, por que la Centenaria Comision Nacional encabezada por el ex-vice-presidente Salvador Laurel, la que se encarga de propagar el interes y entusiasmo por la conmemoracion del centenario de la indpendencia filipina, no haya pensado de incluir a recordar tambien de manera eficaz, como ya dijimos, a Claro M. Recto, el padre de la Constitucion filipina, ilustre jurista, poeta laureado, sagaz parlamentario, dramaturgo de distincion, y una eminente personalidad de la
intelectualidad filipina que tanta gloria dio a nuestra patria y la sirvio brillante y constantemente.

La fama luminosa de Claro M. Recto, traspaso mas alla de los mares, y aunque nunca estuvo en el extranjero, la intelectualidad española e hispanoamericana tenia conocimiento de sus obras literarias en castellano, y de su valor como parlamentario nacionalista, puesto que siempre lucho en el parlamento filipino por la dignidad y la soberania total de su pueblo.

Claro M. Recto siempre penso en español, y vivio la Hispanidad toda su vida por considerar el castellano, como el mismo lo afirmo.

Notemos asimismo sus arengas en el anfiteatro de la politica para defender la soberania nacional sobre las bases militares entre Estados Unidos y Filipinas y su lucha contra la intrusion extranjera de su pais y lidio contra las "Aves de rapiña" del
pueblo filipino. Este fue su principalisimo legado. Por eso, al conmemorar el centenario de la independencia filipina, debemos, los filipinos recordar tambien a Don Claro M. Recto.

Montreal, Feb. 10, 1997


CLARO M. RECTO: ABANDERADO
DEL HISPANISMO FILIPINO


(Discurso leido por el academico filipino Edmundo Farolán en la conferencia de academicos, Caracas, Venezuela, julio de 1983)

La figura multifacetica de Claro Mayo Recto (1890-1960) se eleva como un monolito que marca la ruta hispanica y patriotica de sus coetaneos. Presidente de la Academia Filipina hasta su muerte en 1960, senador, politico y patriota de altos vuelos; hispanista de primera fila, poeta, intelectual.

En las reflexiones de Don Francisco Zaragoza, Director previo de la Academia Filipina, "Recto fue un intelectual militante, nucleo y vertice del sentimiento instintivo del hispanismo y del sentimiento heraldico-historico de nuestra nacionalidad".

Recto, por el extenso y variado campo de su actividad intelectual, ha penetrado en todos los campos literarios, monopolizando la primacia. Es, con Rizal, el apice de la intelectualidad filipina.

Cuanto toca su pluma o menciona su elocuencia, lleva el sello vigoroso de su personalidad. Ha sabido armonizar todo su vasto saber para cincelarlo en frase precisa y sentenciosa.

Puede decirse que con el ha llegado el estilo y la prosa filipina a su culminacion, al saber aprisionar en bella y sugerente forma la densidad del pensamineto: fondo perfecto en expresion acabada y cenida a la idea.

Esta es la razon esencial de su limitada produccion de cuatro libros: Bajo los cocoteros (1921), El monroismo asiatico (1927), y dos obras de teatro: La ruta de Damasco (1915) y Solo entre las sombras (1917). Prefiere siempre la perfeccion y la calidad de su obra a una exuberante y desmedida proliferacion. Pudiera decirse de el lo que se cuenta de Paul Claudel: que no se halla defecto alguno en sus escritos por la incansable tenacidad en elaborarlos, siguiendo el consejo de Horacio: "versate manu diurna, versate diuturna" hasta llegar en lo posible a la perfeccion que consigue Demostenes en su oratoria, por el mismo motivo de incesante depuracion.

Desde el momento de su aparicion en la vida publica como escritor, estadista y hombre de leyes, adquiere, sin disputa, la primacia, y es noticia permanente en la opinion publica, viniendo
a ser signo de contradiccion para algunos, y abanderado de ideal patrio para los demas.

Desde sus juveniles anos se lanza a la palestra en todos los campos que se abren a su idealismo: en las paginas del libro y en las columnas del periodico, en las asambleas legislativas y en su
sitial academico, en el foro y en la tribuna, en el coloquio y en el debate. Alli esta Recto con su dialectica contundente, enfrentado a la polemica que le asedia, por la audacia de su pensamiento y la originalidad de sus ideas.

Se desenvuelve con la misma soltura y elegancia en ingles que en la lengua de Cervantes; y, naturalmente, con identico vigor en su tagalo nativo. Con Paterno y de los Santos, con Kalaw y de Veyra, creo la prosa elegante y densa de contenido, pudiendo parangonarse con los mejores escritores de la estirpe hispanica.

Vease una muestra de su incisiva y elecuente palabra en el discurso "La cruzada por el espanol en Filipinas" que iba a pronunciar en Madrid como Embajador Plenipotenciario, cuando la muerte le sorprendio en Roma cuatro dias antes, el 8 de octubre de 1960. He aqui un fragmento del discurso de tan egregio academico filipino:

"Porque si bien es verdad que la revolucion y la Republica de Malolos y la presente Republica fueron obra del pueblo, tambien es que los que las prepararon y encauzaron eran intelectuales que escribieron en castellano sus libros, sus discursos, sus panfletos y ensayos para realizar obra de doctrina y labor de propaganda."

"Porque seria tragico que llegase el dia en que para leer a Rizal, a del Pilar, a Mabini y a Adriatico, a Palma y Arellano, a Mapa y a Osmena, los filipinos tuvieramos que hacerlos a traves de traducciones bastardas. En fin, porque
el espanol es una tradicion patria que, si tiene raices en nuestra historia, tambien las tiene en las entranas de nuestra alma; y porque el espanol es el "abrete Sesamo" de la cueva encantada que guarda, como tesoros imperecedores, los mas altos pensares y los mas hondos sentires de que ha sido capaz el hombre, desde la manana de la civilizacion".


Con igual clarividencia y ardor manifiesta su pensamiento sobre el debatido tema que encarna en su estudio Monroismo asiatico escrito en 1927, cuando el autor tenia apenas 37 anos. En la serie de articulos polemicos y encendidos debates que ocasionaron su estudio, aparece la vision clara del estadista internacional que vislumbra ya los serios aconteceres de que hoy somos testigos.

En su ensayo "La independencia de Filipinas y el Equilibrio en el Extremo Oriente" dice:

"Filipinas, dada su situacion geografica, gravitara necesariamente dentro de la orbita de las grandes potencias que habran de ejercer, en el futuro, el control y la direccion de los asuntos del Pacifico. Su posicion quedara, por tanto, condicionada por el acuerdo a que estas lleguen en la disposicion de los mismos.

Si Estados Unidos, Inglaterra y los dominioss britanicos del Pacifico permiten--un supuesto remotisimo, como veremos--que se instituya una doctrina de Monroe para el Asia, el arbitro de los asuntos del Extremo Oriente sera el Japon y mas tarde, quizas China o Rusia; y, por su parte, Filipinas, con sus recursos medianamente desarrollados, y su defensa nacional inadecuada, desempenara el papel que quiera asignarla el campeon o los campeones del Monroismo Asiatico; de igual modo que las pequenas republicas del centro y sur de America, colocadas por el monroismo fuera del radio de la intervencion europea, viven a merced y conforme al liberrimo arbitrio de su poderosa vecina del norte."


Consecuente con el pensamiento de Recto, la nueva generacion filipina, insatisfecha de la orientacion sajona, trata de buscar sus rasgos y propia fisonomia, identificandose con los ideales de los patriotas e hispanistas de la generacion anterior, que siente ser latido vital de su propio ser.

Hoy dia, el foco mundial de nuestras miras es Iberoamerica.

Desde la perspectiva de Filipinas os vemos, colegas iberoamericanos, el nuevo porvenir de nuestra unidad.

Permitidme os presente esta humilde reflexion que
comparten conmigo muchos de mis compatriotas: No podria llegar a ser Iberoamerica una nacion tan grande como las superpotencias de hoy si todos nos uniesemos en una fraterna Confederacion?

Este ha side el sueno dorado de Recto y este sigue siendo nuestro ideal filipino: Vincularnos fraternalmente en una superunidad nacional, en una Patria Hispanica tricontinental, dentro de la variada multiplicidad de nuestros paises!

Quede aqui en vuestras manos el legado de Claro Mayo Recto, que es legado ancestral de nuestros pueblos, para que la semilla arrojada al surco de su fruto en sazon cuando la fortuna llame aa nuestras puertas. He dicho.


Susannah: A Canadian Premiere

Vancouver Opera presented the Canadian premiereVancouver Opera presented the Canadian premiere of Carlisle Floyd's powerful opera, Susannah, at the Queen Elizabeth Theatre last
February 1-10.

Based on the story of Susanna and the Elders from the Biblical Apocrypha, the opera tells the story of a beautiful young woman both reviled and lusted-after by the Elders of her poor, rural Tennessee village. When a group of elders spy her
as she innocently bathes naked in a creek, she becomes the target of a religious witch hunt under their preacher, Reverend Olin Blitch who, like the
tele-evangelist Jimmy Swaggart, seduces her as he tries to save her soul from eternal damnation.

Carlisle Floyd wrote the score and libretto for this opera in the fifties, inspired as were many American plays such as Arthur Milller's "The Crucible", by the stifling and hypocritical McCarthy movement.

A superb cast led by Canadian Soprano Sally Dibblee (Susannah) and American bass-baritone David Pittsinger (Reverend Olin Blitch) give an excellent rendition of this American opera accompanied by the Vancouver Opera Orchestra under Maestro David Agler.

I found Morris Panych's direction of this opera refreshing and creative. The addition of the four angels which, I believe, was not in the original script, lent an added touch to the religious/biblical content of the opera reminding us angels are always around humans. I was a bit amused, though, as were others in the audience, to see the angels naked in one scene. I believe Panych was trying something bold, symbolic and different?


American Ballet Stars Shine in Canadian
Performance


by Ross Michael Pink

The performance last January in Vancouver of "Ballet Stars of the U.S.A" was a spectacular evening of dance that showcased the grace and power of America's leading ballet dancers.Featured among the dancers was Paloma Herrera, the riveting and graceful young principal ballerina with the American Ballet Theatre (ABT), the dashing Spanish born Angel Corella of ABT, who has enjoyed a meteoric rise in the dance world and is seen as the hottest male dancer of the 1990s and
French -born Guillaume Graffin, also a ABT, who has a striking and powerful stage presence and Yuri Possokhov, a dynamic young dancer born in the Ukraine and now a principal dancer with the San Francisco Ballet who evokes frequent comparison to the young Nureyev.The evening opened with the Pas de deux form Act III of Sleeping Beauty with Graffin and Julia Kent of ABT dancing the roles. Julia Kent is an unique dancer who projects an ethereal style that is the very definition of classical dance.Possokhov danced a modern solo piece, entitled Aria, that was a world premiere. Wearing a classical white theatre mask and dancing with long, sensual movements the performance was a highlight. A brief thirty second segment danced without music was original and oddly personal. The dancer and the audience came together for a brief moment in a setting that was rendered more intimate by the absence of music.Stanko Milov, born in Sofia, Bulgaria and now a soloist with the Pittsburg Ballet and Nanci Crowley, also a principal dancer with PB danced the Grand Pas Classique. Crowley dances with a style often described as lyrical while Milov is one of the most technically precise yet graceful dancers in the ballet world today.It is a truism that dancers devote tremendous dedication and discipline to their art. Great art moves into the realm of beauty and audiences caught a glimpse of this beauty with the performance by the American ballet stars.

jueves, agosto 13, 2009

Revista Filipina (Tomo IX N° 3 y 4 Invierno-Primavera 2006)



REVISTA FILIPINA (ISSN 1496-4538)
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Una Revista Trimestral de Lengua y Literatura Hispanofilipina
Tomo IX N° 3 y 4 Invierno-Primavera 2006
Director: Edmundo Farolán
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En este número:
Poesía Chabacana
Guillermo Gómez Wyndham
Pedro Paterno



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(Un co-tertuliano del Círculo Hispanofilipino, tiomanila@yahoo.es, nos envió esta bella poesía chabacana:)

Flor de Sampaguita
(Jasminum Primulinum)

Flora del Rosario


Su fragancia es dulce, suave y durable.
ta florece este agrupado , y mucho
vez sencillo – por eso siempre ta
usa na altar, coche y na carro
del Santo.

El mga jovencita ta ensalta en
corto rollo – masqui no tan abierto pa,
para decoracion na cabello, o na
pecho, Pero el mga avansao na
edad, ta sirve este como desodorante
por la noche. Ta pone
cerca del almohada para dale
sueño pronto.

Este es muy popular si tiempo
de graduacion, cuando mucho
ta hace guirnalda con lazo
azul y rosado – para hace
venta na aceras y mercado.

Es un honor para cada licenciado,
masqui no hay regalo, contento ya
con el oloroso quirnalda, culgao
na pescuezo, con el diploma na
su mano.

GUILLERMO GÓMEZ WYNDHAM
La carrera de Cándida (fragmento)


(El crítico catalán, Joaquín Pellicena Camacho, dice lo siguiente en el Prólogo del libro Novelas cortas, Cuentos y Artículos (Iloilio, 1921), un compendio de los escritos de Gómez Wyndham donde se incluye su más famosa novela, La carrera de Cándida: "La fuerza evocadora de las narraciones de Guillermo es tan poderosa y tiene una eficacia tan cordial que, en estos instantes no puedo apartar de mi imaginación una tarde calurosa de mes de agosto de 1905, en que recorrí por vez primera las calles de San Pedro. Y en el bullicio de la vida intensa de Barcelona, de esta Barcelona amable y clara, que después de tantos años de ausencia me ha acogido con todo su cariño de madre, persiste tenaz en la memoria y en el corazón el recuerdo de un archipiélago maravilloso - luz en las almas y en los campos luz...Y yo también, a pesar del amor con que me retiene esta dulce patria, Cataluña, siento "algunas noches, en lo mejor del sueño...durmiendo al arrullo de aquella melancólica música de playa de Oceanía, producida por el rumor combinado y acorde del mar al morir sobre la arena y de las hojas de las palmeras al ser agitadas por el viento...". Gómez Wyndham, en esta novela, muestra su protesta contra los valores norteamericanos, cuando una maestra norteamericana influye a una "cándida" pobre provinciana de la importancia del ¨women´s lib". Ésta, influida por aquélla, sigue ese camino, y termina con una "carrera" de la más vieja profesión del mundo. He aquí un fragmento del primer capítulo de esta novela:)


La isla y la provincia de X..., al sudoeste del grupo bisayo que constitutye el centro de Filipinas, cuenta, además de su capital, San Pedro, con dos o tres pueblos de esos que se llaman hoy día <> porque tienen su plaza pública ajardinada, su municipio, su mercado y por lo menos una de sus casas-escuelas de cemento aremado y pretenciosa arquitectura, ocho o diez caserones de materiales fuertes alrededor de la plaza, y hasta una docena de automóviles de propiedad particular.

Tales pueblos suelen deber su prosperidad a los tres o cuatro barrios de que son matriz, en las extensas sementeras de los cuales el aparcero y su fiel carabao sudan de sol a sol durante las temporadas de siembra y recolección para producir el arroz que dará, a él sustento miserable, a los dueños de la tierra riquezas y abundancias.

Uno de estos pueblos es Pinilían y uno de sus barrios es Ermita (llamado así porque en otros tiempos de mayor fé hubo una en él) de donde es oriunda la protagonista de esta historia, hija de uno de los aparceros más trabajadores y más ahorrativos de la jurisdicción. Cándida, que así se llama, había heredado de su padre un cuerpo fuerte y musculoso, suavizadas las líneas por la dulce tendencia femenil a la curva, y una volunad tenaz; y de su madre una cabellera espléndida que la llegaba a los tobillos y unos ojos graciosamente rasgados y un tono de ámbar claro en la piel, reminiscentes de algún lejano y olvidado ascendiente mongólico. A los trece años era una arrogante muchacha, un tipo casi perfecto de la poco llamativa pero atrayente y seductora belleza oriental, tanto más picante cuando que en ella iba revestida en sumo grado de ese gracioso aire de esquivez y dseriedad que adoptan las chicas bonitas y precoces cuando se ponen de largo y creen ver en todo hombre un importuno pretendiente digno de desdén.

En Pinilían hay escuela <> donde Cándida, después de terminado el curso de instrucción primaria en Ermita, ingresó, y donde se atrajo las simpatías de Miss Jones, la maestra americana, solterona angulosa y rubia que había dedicado todos sus entsiasmos a la causa de sufraguismo militante.

Miss Jones intimó con Cándida en pocos meses, invitándola con frecuencia a su bungalow, paseando y charlando con ella por las tardes, y prestándola todos los magazines a que estaba suscrita. Explicábala que el femenismo modernísimo en América no era únicamente asunto de conquistar el voto para la mujer, de darla la parte que en justicia le correspondía en la confección de leyes y el manejo de los asuntos públicos, puesto que esta aspiración podía ya darse por conseguida. Era también la invasión de todos aquellos campos de actividad humana que el hombre hasta hoy había acaparado convirtiéndolos en cerrado coto para su sexo. Centenares de ocupaciones, profesiones y oficios que hasta hacía muy pocos años se consideraban exclusivamente masculinos, iban cayendo rápidamente en manos de la mujer. Y esto ocurría sin que ellas se vieran precisadas, como se creía antes, a sacrificar su <> en lo más mínimo, sin que perdieran los atractivos y las ventajas que proporciona la belleza y la debilidad. No se trataba de permutar una fuerza por otra, sino de agregar a las cualidades privativas de la mujer, las de inteligencia, actividad y energía del hombre. Conseguido este resultado, ¿quién las disputaría el dominio del mundo?

Cándida a los quince años había llegado a entender el inglés, si no a la perfección, lo bastante al menos para comprender la sustancia de lo que leía. Allí estaban, en las páginas de los magazines, impresas en lujoso papel satinado e ilustradas con bellos y artísticos grabados, las heroínas del sexo. Miss A...se encontraba a los diciocho años a la cabeza de una hacienda (farm) que, debido a malas operaciones de su padre, estaba comida de hipotecas. Ella, con su superior inteligencia y educación (training), en un año convertía los semiáridos terrenos en fructífero vergel donde se daban toda clase de reproductivas cosechas. (Retrato de Miss A..., muy graciosa, vestida de farmerette, apoyada en un bieldo, y destacándose en el fondo un enorme montón de heno.) Miss V...manejaba una mina de carbón a los veinte años. Se entendía perfectamente con los mineros, sres brutales que, dominados por el encanto de la niña, nunca se atrevían a declararse en huelga. Ella misma (muy mona en la fotografía con el traje y gorro de minero que la daban un aire picaresco de <> de zarzuela), provista de pico y pala, daba ejemplo de actividad buscando y siguiendo las velas del elusivo combustible, lo que no la impedía el concurrir por las noches, pergeñada de señorita elegante y acompañada de sus jóvenes amigos y admiradores, a las fiestas y a los bailes que se dieran en varias leguas a la redonda. ...Miss D..., insigne periodista; Mrs. E...<> de un tribunal neo-yorkino; Mrs. F...,<>mayor de los bosques de Colorado, y otras y otras, a centenares, a millares, ocupando puestos que nadie hubiera soñado en adscribir a la mujer.

La lectura de todos aquellos artículos, cuentos o historietas, en que implícita o explícitamente se proclamaba, no solamente la igualdad de la mujer y del hombre para realizar todas las actividades de la vida, sino también la superioridad de aquella sobre éste en muchos casos, inflamó la imaginación de Cándida despertando en ella ese deseo de imitar, primer tributo que rinden las almas sencillas a lo que admiran. ¿Por qué no había ella de llegar a ser, con el tiempo y mediante el esfuerzo necesario, lo que aquellas resueltas y decididas muchachas del otro lado del océano, que como secretarias, taquígrafas, telefonistas, agentes de ventas, <>, abogadas, <>, etcétera, llevaban el peso de oficinas, negociados y almacenes, ganando dinero, recorriendo mundo, <>, y acabando por casarse con algún millonario, enamorado no tanto de sus encantos como de su saber, y a quien manejaban y dominaban a capricho?

Estas ideas y los planes para realizarlas, que al principio germinaron en su mente de una manera vaga y confusa, fueron arraigándose sin sentir y acabaron por tomar cuerpo y definirse clara y categóricamente cuando murió el padre, el viejo aparcero, hombre demasiado chapado a la antigua y de voluntad bastante enérgica para haber aprobado y consentido proyectos tan modernistas respecto al porvenir de su única hija. Con la madre, ignorante campesina que había sido toda su vida una sumisa bestia de carga y a quien Cándida con su relativa cultura tenía fascinada, todo fué fácil y hacedero.


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PEDRO A. PATERNO
La dalaga virtuosa y el puente del diablo


(Esta leyenda fue una de muchas leyendas, novelas y cuentos que produjo este prolífico escritor durante su larga estancia en Madrid (1871- 1894). Igual que Rizal, el autor utiliza muchos tagalismos en esta leyenda que ya se han incluido como filipinismos en el diccionario de la RAE.)

Sucedió que cierto día, una preciosa chiquilla tagala, virgen cual sampaga de la selva, se bañaba a orillas de la Laguna de Bay. Cuentan que era blanca como un rayo de luna, esbelta como una bonga, dulce como la miel de nuestras cañas. Cuentan que sus ojos eran lánguidos, sus labios carnosos y rojos, sus pómulos anchos, sus pechos divinos, sus cabellos blondos y largos, tan largos que arrastrábalos, sueltos, a flor de agua, y sus pies y manos adorables, y su andar, todo poesía y toda ella, en fin, divina y oriental. Desnuda a orillas de la Laguna, echábase tabos de goge perfumado con tanlad y cabuyao en los cabellos, amparada por las cañas, cantada por los pájaros y amada por las garzas blancas que se alzaban al aire dando tumbas, borrachas de sol.

Chapoteaba en el agua la donosa chiquilla fiando al viento y a la soledad sus virginidades y sus cantos, cuando de pronto, ante sus espantados ojos, surgió un bello "bagontao" sonriéndola. Rápida ocultó su cuerpo con sus propios cabellos, y dulcemente preguntó, asustada: ¿Quién sois y a qué venís, señor?

El "bagontao", siempre sonriente, repuso:

-Quien soy nada te importe. Que te baste, encantadora dalaga, mi elegancia y mi hermosura como patente de honor. Vengo de lejanas tierras para adorarte, para encenderte los labios con un beso de amor.

Tembló la dulce virgen al halago de las palabras tentadoras, al ademán y gentil apostura del doncel. Murmuradoras con la brisa que rodó sus palabras de eco en eco.

-¿Y me amaréis dulcemente toda la vida, poderosamente, como un dios?

-¡Como un dios!

-¡Bueno! Yo quiero antes una prueba de vuestro amor.

-Di qué quieres, pronto; en pago de toda tu vida y tu alma, en pago de tu extrahumana belleza, soy capaz de tentar al mismo Lucifer.

Quedóse ella meditando, pensando largo tiempo. El incógnito, entretanto, pisoteaba flores, todas las flore s que rodeaban sus pies.

Ella, al cabo, rompió la pausa hablando:

-Pues quiero que me hagáis un puente de piedra que parta de aquí (sitio próximo a Morong) hasta la orilla opuesta (en el pueblo de Bay) para que yo pase por él después de mi baño.

Se inclinó el bagontao. Lo haría; que se aguardase ella allí algún tiempo solamente.

Comenzó a trabajar, mientras la hermosa dalaga sonreía, sonreía pensando en lo imposible de la petición, y en la locura de aquel hombre que, denodadamente y como si se tratara de la cosa más fácil del mundo, ponía la obra en ejecución.

Ella siguió bañándose a espaldas de él, sin hacerle caseo, sin darle importancia, pensando en las burlas que le haría luego al verle jadeante y sudoroso presentarse ante ella para decirla que le había pedido un imposible, una locura. Siguió bañándose y jugando en el agua hasta que el sol, ya muy alto, la hirió las espaldas con su fuego, y ella quiso retirarse, no sin antes volver la cabeza para mirar al loco galán enamorado.

¡Horror! Quedóse lívida, sin sangre en los labios, sin fuerzas en el alma. No era visión; no soñaban sus ojos que se frotaba con las manos para ver mejor sobre el agua, a pocos pasos de ella, gentil y bello, se alzabe el primer arco del puente.

¿Qué hombre era aquel? No podía ser un yazato, un ángel. Era un deva, un espíritu malo. No podía ser otro que el mismo Lucifer. ¿Quién sino podía, en menos de un cuarto de hora, formal aquel arco portentoso?

La dalaga sintió miedo, terror, y sin hacer ruido, para que él no la oyera, para que él no la viera y la apresara, tomó con precaución su traje aromatizado con hojas de cabling y raíces de mora, y huyó, huyó, a través de los ríos y esteros hasta llegar a Bae y refugiarse en su simbahan.

Poco después llegaba el deva, el diablo, que no era otro que el gentil galán enamorado. Llegó persiguiéndola, pues al poco tiempo de ella huir notó su burla; pero se estrelló contra los muros de la casa de Bathala, inaccesibles a él.

Y se sentó sobre una piedra aguardando. Pasaron horas y horas.

Entonces el diablo comenzó a pensar si hubiera sido mejor haber tomado como disfraz el cuerpo de la mujer, soberana artista de la seducción; pues en su preciosa frente está escrita la palabra misterio, y su cuerpo ondulante es instrumento maravilloso de finura y vaiedad: Si el hombre tiene diez miradas, la mujer, ciento. Si el hombre tiene una sonrisa, la mujer, mil. La voz del hombre, si es sonora, a la par es grosera, mientras que la de la mujer siempre más delicada, tiene medios tonos y cuartos de tono, que reproducen, como otros ecos, todas las vibraciones del corazón y de la inteligencia.

Luego el diablo contemló sus alas: y pensó en hembras de las aves de rapiña, que son superiores a los machos, por su enería muscular y por su mayor magnitud.

La hembra del lawin, del halcón, es mayor que el macho. La hembra del limbas, del águila, es mucho más fuerte que su pareja. Entre los insectos, las hormigas y las arañas justifican también esa superioridad femenina. En las colmenas de las abejas, los padres se ven dominados, alimentados, perseguidos y muertos por las madres.

Ante el rápido vuelo de semejantes ideas, el diablo tomó la forma de una babaylana, sacerdotisa de los templos visayos. Alta, esbelta, ondulante para gustar, fina, pulida, rítmica, flor suprema de una raza para seducir con labios de besos, de risas, de galanterías exquisitas para saborear, con fisonomía bella y simpática, seductora a fuerza de ser expresiva, en pocas palabras, todo un hechizo, a un tiempo perla, flor, ave y serpiente para embelesar. Por esto, la dalaga inocente; ingenua, como viera a la babaylana por las rendijas del simbahan, quiso abrir la puerta para tratar a tan guapa y graciosa visaya. Pero las sacerdotisas de Bathala se opusieron. Porque éstas conocieron que era una falsa babaylana, por dos motivos: por su coquetería de arremangarse las faldas, y por su arte de mover el escote de la camisa, en que se muestran tan finas y delicadas, tan maestramente embelesadoras las dalagas filipinas compitiendo en chic con las más elegantes parisinas. Por lo primero, es decir, por el modo de arremangarse las faldas que movía con gracia, con elegancia y encanto, mostraba una pierna torneada, empolvada de arroz blanco, produciendo el efecto de una media de nuestros presentes días, bien estirada, que daba encanto a sandalias elegantísimas de oro; pierna espelta y flexible, apareciendo y desapareciendo a medias entre encajes y ribetes de ropas interiores, como escondiéndose el nido de amor, pierna perfecta y de excelente modelado que incitaba a delicias sensuales. Por lo segundo, ó sea, por sus ademanes de mover y manejar el escote de la camisa, mostraba con refinada ciencia la curva suave de los senos firmes y eréctiles, que ahuecan deleitosamente el festón tentador. Eran refinamientos del mundo social tagalo, eran ademanes no usados en los altares "bathálicos", tan astutamente seductores y atractivos, tan lascivos y peculiares, que ponían el pensamiento fijo en el pecado y no podían menos de hacer caer en el mundo voluptuoso, de empujar al abismo pasional. Eran ciertamente, como decía San Antonio Abad, ciencia y arte, modos y ademanes propios del mismo diablo. He aquí porque le conocieron las sacerdotisas de Bathala.

El diablo esperaba horas y horas la salida de la dalaga; al fin, desesperado, arrojando fuego y azufre por ojos y labios, haciendo retemblar la tierra bajo sus plantas, el diablo tomó una bárbara resolución.

Comenzó a cavar tierra y tierra. La Laguna que rodeaba el simbahan fue acercándose a él, acorralándolo impetuosamente, formando una ajorca de olas: casi no había tierra a su redor; las aguas horadaban las piedras y los altos muros oscilaban en sus bases. Por fin tembló la mole y ante la noche sin estrellas y la azul laguna que rebramaba, bajo un ruido infernal y estruendoso, se desplomó el simbahan sobre las aguas.

Mas el diablo no pudo conseguir a la dalaga que se consagró en los altares, haciéndose sacerdotisa de Bathala. El dios tagalo la había oído en su oración fervorosa y sobre una nube la transportó a su hogar. El diablo, loco de furia y de despecho, se partió las alas en una piedra; y desde entonces sin poder volver al casamaan (infierno) anda fugitivo y errante por las aguas convertido en caimán, abuelo de todos los caimanes que un día inundaron la Laguna de Bay.

Esta es la leyenda lagunense, amigo lector, que oirás a todo viajero contar, si vas en el vapor correo por la Laguna de Bay, en dirección a Pililla (Provincia de Morong, hoy Provincia de Rizal), viendo todavía con tus propios ojos el primer arco de ese puente llamado Puente del Diablo y si vas, también en el vapor correo, por la orilla opuesta de la misma Laguna en dirección a Pagsanjan (Provincia de Laguna) tus ojos contemplarán a flor de agua, junto al antiquísimo pueblo de Bay, los restos del simbahan derrumbado.

Y sí, dijeres ser comento, como me lo contaron, te lo cuento.

Revista Filipina (Tomo IX N° 1 y 2 Verano-Otoño 2005)



REVISTA FILIPINA (ISSN 1496-4538)
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Una Revista Trimestral de Lengua y Literatura Hispanofilipina
Tomo IX N° 1 y 2 Verano-Otoño 2005
Director: Edmundo Farolán
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En este número:

Editorial: Círculo Hispanofilipino
UN MÉDICO FILIPINO DE ORIGEN VASCO EN MONTEVIDEO EN LOS ALBORES DEL SIGLO XIX
Por el Dr. Enrique Javier Yarza Rovira
T.M. Kalaw :Hacia la tierra del zar (1908)
Un joven filipino, Teodoro M. Kálaw,
observa de cerca el ignominioso imperio de Alejandro II
Por el Dr. Manuel García Castellón
AMERICANIZACIÓN
Por Tedoro M.Kalaw



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EDITORIAL: Círculo Hispanofilipino

El julio de este año, antes de volver a Vancouver, visité a Andreas Herbig, fundador del Círculo Hispanofilipino, para conocer al Dr. A. de Toro de la Universidad de Leipzig. Los tres hemos hablado sobre la posibilidad de ofrecer un curso sobre la linguística y literatura hispanofilipina en Leipzig, y también en Dresden, donde, el año pasado,di una conferencia el 28 de abril en la Universidad de Dresden. Pero como siempre, las universidades de Alemania y alrededor del mundo carecen de fondos, y siempre dicen que, si no te quieren invitar, tienen "otras prioridades más urgentes" para sus fondos.

Pero el tema más importante de que Andreas y yo charlamos era el problema del Círculo. Insultos personales, temas que no tienen nada que hacer con los objetivos del círculo, es decir, lo de enaltecer la lengua y cultura hispanofilipina en Filipinas, y otros remedios y sugerencias. Pero, como siempre, nadie hace caso a las sugerencias, pero la buena noticia es que el círculo permanece muy activo, a pesar de las tonterías y cuentos tártaros de algunos miembros.

Andreas sugerió que escriba una carta a los miembros, en inglés y en español, lo cual hice, pero no hubo ninguna reacción, excepto por el Dr. Yarza Rovira y D. Guillermo Gómez que confirmaron las sugerencias que hemos hecho con Andreas.

Acabo de volver de Manila donde me visité con parientes y amigos. Mi amigo Guillermo me invitó a comer en un excelente comedor español, cerca de su studio de baile. Nos hemos reunido también con Dr. Zialcita y D. Jose Perdigón para hablar de los problemas del círculo. Dr. Zialcita propuso una página enlazada con el sitio del Círculo donde los nuevos miembros podrían encontrar informes sobre el Círculo.

Nuestro amigo, mi webmaster Jose Lagman, se desapareció otra vez, y por eso, para mantener esta página, lo he vuelto a este sitio de AOL.

Tenemos dos artículos en estos números. Por falta de ayuda y contribuciones a esta página, hemos decidido publicarlo dos veces al año, combinando los números, los de Verano y Otoño en esta tirada, e Invierno y Primavera en la próxima. Gracias por sus cartas, y en el próximo número, las publicaremos. EF


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UN MÉDICO FILIPINO DE ORIGEN VASCO EN MONTEVIDEO EN LOS ALBORES DEL SIGLO XIX
Por el Dr. Enrique Javier Yarza Rovira

INTRODUCCIÓN.

El presente trabajo es fruto de un hecho casuístico. Un día, como tantos otros, investigando en los libros matrimoniales del archivo de la Curia Metropolitana de Montevideo (Iglesia Matriz), me encuentro en el año 1807, con la siguiente curiosidad: una partida matrimonial de un filipino de orígenes vascos, súbdito de la Corona española. Ante este exótico hallazgo, decidí tomar nota y atesorar la información, con la certeza de que algún día podría realizar alguna investigación al respecto. Inmediatamente y sin dilaciones, consulté a la monumental obra de nuestro gran maestro D. Juan Apolant: "Génesis de la familia uruguaya" (1), una verdadera Biblia, para todos los que nos abocamos a esta disciplina.

Con mucha satisfacción, descubrí que ya Apolant había relevado a este filipino en la citada obra, lo que me permitió conocer algunos datos respecto a su descendencia.

Cumplida esta primera etapa, resolví acudir a la sabiduría de nuestro presidente vitalicio el Prof. Ricardo Goldaracena con la esperanza de obtener alguna otra referencia de utilidad. Lamentablemente, la respuesta que obtuve, no fue en un primer momento, halagüeña. Ante mi requerimiento, Ricardo me contestaba el día 1 de setiembre de 2002, lo siguiente: "No me siento para nada culpable de no saber nada sobre tus Vizcarra filipinos. Los culpables son ellos por no haber dejado huella perdurable en la Historia del país (algún gobernante, algún universitario, algún académico). La genealogía es la mejor escuela de democracia, pero ello sólo es cierto cuando comprobamos que los antepasados de los Mendilaharsu, de los Lacalle, de los Sanguinetti o de los Batlle, son iguales a los antepasados de todo el mundo".

Estas lapidarias palabras me acongojaron sobremanera, pero en mi fuero íntimo -llámese sexto sentido u "olfato genealógico"- intuía que algún día iba a tener noticias de este ansiado personaje. Me negaba a pensar que un filipino venido a estas remotas tierras, no hubiera dejado ningún rastro. No pasaron muchos días, fueron exactamente tres semanas, antes de recibir la buena nueva. Una mueca del destino había iluminado a nuestro Prof. Goldaracena quien, en aquella oportunidad, me dirigió para mi solaz, la siguiente misiva:

"Estimadísimo Enrique: Desvelado, como me suele suceder a menudo, me puse a revisar mis apuntes de escrituras del Cabildo y encuentro la siguiente referencia que te puede interesar: El 21 de mayo de 1830, Mauricia Pardo, natl. y vec. de Montº, c.c. Pedro Sarrasqueta de Olave (ausente desde 1824), vendió con licencia judicial una casa, herencia de su madre, en la calle de San Ramón, a Juana Zapata, en mil pesos. Para obtener la licencia judicial, se hizo una información "de pobreza y enfermedades". Ella vivía en casa de su esposo, del alquiler de algunos cuartos. Entre otros, certificó el "Doctor León Viscarra, segundo Cirujano del Hospital de Caridad".

(Protocolos del Cabildo de Montº, 1830, tomo I, fº 307)
Habrá que seguir revisando la historia del Hospital y de la medicina.
Un abrazo: Ricardo".

De esta manera, y gracias a los desvelos de nuestro hoy desaparecido presidente vitalicio, veía confirmadas mis primeras intuiciones. Sólo restaba indagar en fuentes bibliográficas y en otros repositorios documentales.
Para comprender mejor el ambiente hogareño y la época en que le tocó vivir al doctor León Vizcarra, brindaremos a continuación una breve sinopsis histórico-genealógica de las islas Filipinas, así también como una somera reseña de la presencia vasca en esas lejanas y prístinas tierras.

LAS LEGENDARIAS ISLAS FILIPINAS, "LA PERLA DEL ORIENTE".

El historiador filipino Teodoro Agoncillo, describió el país con estas palabras: "Un vistazo al mapa de Asia suroriental muestra que las Islas Filipinas ocupan una posición estratégica. Se encuentran un poco por sobre la línea del Ecuador, al sudeste de la costa del continente asiático. El archipiélago filipino, constituido por más de 7.000 islas e islotes, tiene tres divisiones geográficas: Luzón, Visayas y Mindanao -Sulú, con una superficie terrestre total de casi 300.000 kms.2, cruzada por cordilleras y drenada por pequeños sistemas fluviales".
Prosigue Agoncillo: "Los filipinos son una mezcla de razas, de Oriente y Occidente, aunque descienden mayormente de la raza malaya. Siglos de contacto con los países asiáticos y casi cuatrocientos años de dominación por potencias occidentales han hecho del filipino un asiático en vestimenta occidental...". (2)
Desde el punto de vista español, Filipinas - al igual que Oceanía- en su cultura, en su historia y en su lengua, es una prolongación de América.

Desde que Cristóbal Colón inició su viaje en 1492, su meta final era acceder a las Indias y abrir para la corona de Castilla un nuevo camino para acceder a las riquezas de las especierías. En este derrotero, se vieron enfrentados los dos reinos ibéricos: Castilla y Portugal, las dos potencias marítimas más importantes de la época.

Las expediciones portuguesas de descubrimiento, habían comenzado varias décadas antes que las españolas. En efecto, desde 1487 con el descubrimiento del Cabo de Buena Esperanza, la meta invariable de los portugueses era alcanzar el Lejano Oriente y establecer entre éste y Europa un comercio marítimo directo. Con ese designio, Vasco da Gama realiza su viaje a la India (1497-1499) y en 1512 se produce la travesía de Antonio de Abreu, desde Malaca a las islas de las Especierías (Célebes, Molucas y Timor), meta final de los descubrimientos. El mismo objetivo fue perseguido con tenacidad, aunque con cierto retraso, por los castellanos y por una ruta más incógnita y difícil, la del oeste. Así Colón se propuso alcanzar las costas de Asia, e incluso murió con el convencimiento que las había descubierto. Para encontrar la ruta oceánica oriental hacia el Asia, habrá que esperar hasta 1513, con la expedición de Núñez de Balboa al Mar del Sur. Desde América, Balboa atraviesa el istmo de Panamá, descubre el Océano Pacífico, un año después que Abreu lo descubriese en Oriente.

Poco después Magallanes y Elcano navegaron por todo el Pacífico, de punta a punta en 1521, año en que llegaron a las islas Marianas y Filipinas -a las que denominó San Lázaro -, en su primera circunnavegación del globo, que constituyó la mayor hazaña de toda la humanidad, y que trajo consecuencias de enorme envergadura: la comprobación de que la Tierra era redonda, de que era una y de que todos pertenecíamos a un mismo mundo, a un mismo planeta y por tanto, podíamos estar en contacto directo unos con otros. Este es el antecedente más remoto, a mi juicio, de la hoy denominada "globalización".

En este preciso momento es cuando España y Oceanía -y por ende Filipinas- entran en contacto. Los portugueses denunciaron la intromisión de Castilla, en lo que por el Tratado de Tordesillas de 1494, consideraban tierras de su influencia. Para solucionar estas controversias, se firmó un acuerdo en Zaragoza en 1529, mediante el cual la corona castellana, cedía por 350.000 ducados oro las Molucas o Especierías a Portugal, y éste reconocía la soberanía española en Filipinas.

Mientras tanto, Hernán Cortés escribía al Emperador Carlos V desde México, con intenciones de dirigirse al Oriente. Los proyectos de Cortés fueron continuados por Pedro de Alvarado, quien fijó la base de Acapulco como puerto americano de conexión con Oriente y exploró más extensamente las costas del Pacífico.
En 1542 Ruy López de Villalobos realizó una expedición encargada por el Virrey de Nueva España, D. Antonio de Mendoza, y llegó a las islas de San Lázaro que había descubierto Magallanes y las rebautizó con el nombre de Filipinas en honor al príncipe Felipe, futuro Felipe II.

Para buscar la "vuelta del Poniente", se articula todo un plan de conquista, que nada tiene que ver con las expediciones codiciosas e improvisadas de la primera hora. Según el plan trazado desde Nueva España, todo debe estar regulado y para ello surgen las llamadas Instrucciones, auténtico cuerpo legal o Código. La Real Audiencia de México encomienda esta tarea a Miguel López de Legazpi, este gran hombre, prudente escribano vasco que después de dedicar tres cuartas partes de su existencia a servir a su Rey y a su Dios y crear una familia cristiana, abandonó todo para navegar, conquistar y gobernar las islas de un inmenso archipiélago. En carta que él mismo dirige a su Rey se desprende la forma en que conquistó la isla de Luzón y su actitud en la empresa "procurando que a la pujanza del Capitán valeroso no cediese un ápice la rectitud del Magistrado ejemplar" (3)

En 1565 la expedición liderada por Miguel López de Legazpi, estableció el primer asentamiento español en Cebú. En 1571 Legazpi fundó Manila, como ciudad principal del reino de Nueva Castilla. Los españoles se encontraron frente a dos tipos de población indígena: por un lado había musulmanes, súbditos del sultanato de Borneo, del de Joló, o de otros jefes mahometanos, quienes habitaban mayormente las costas de la isla grande de Mindanao. También había tribus montañesas y asentamientos playeros y ribereños de naturales, que rendían culto a sus ancestros, a sus ánimas y que creían en un dios único, Bathala.

Los moros se resistieron siempre a la presencia castellana, siendo en los segundos quienes los españoles encontraron desde un principio, bastantes conversos y celebraron pactos de amistad y alianzas militares.

La clave del éxito de la colonización española fue la conversión religiosa de los indios. Los indígenas eran tribus esparcidas entre las islas, que vivían del comercio mercantil, la agricultura, pesca y caza, eran pacíficas y creían en la vida después de la muerte. Así pudieron reconciliar fácilmente sus creencias con el cristianismo. Los misioneros jesuitas llevaron a cabo su labor con asombroso fervor y sistematicidad. Al respecto, en el año 1668, el misionero jesuita Padre Francisco Ignacio Alsina anotó: "Sesenta años ha, ya cumplidos, que se comenzó a fundar esta nuestra cristiandad de los bisayas (que 100 ha que comenzó la primera vez en Zibu), y desde el principio estuvo, y está, debajo de la enseñanza de los Padres de Nuestra Compañía con tan buen efecto que... muchos años ha que no se halla en las islas de nuestro ministerio un solo infiel que por la gracia divina y diligencia de los primeros misioneros, en 20 años se baptizaron todos sino cual o cual que se escondió en los montes. Fueron a los principios los baptizados en este ministerio, en dicho espacio de tiempo, entre chicos y grandes, unos 60 mil, poco más o menos". (4)

Entre la llegada de Legazpi y la liberación proclamada en 1898, mediaron casi tres siglos y medio de vida colonial hispanofilipina, y se forjó así la identidad de la nueva nación en el triple mestizaje castellano -malayo - chino.

La aceptación del rey de Castilla como soberano unificó a los isleños hasta entonces enfrentados entre sí. Los naturales aceptaron convertirse en vasallos del rey de Castilla porque los españoles les llamaron "hermanos" y prometieron protegerlos y defenderlos contra los musulmanes, quienes los llamaban "cautivos". Durante este período las islas Filipinas dependieron administrativamente del Virreinato de Nueva España y su economía estaba supeditada a las remesas de plata que anualmente le enviaba ésta, así como al comercio de galeones. Este encuentro y comunión se materializó con la evangelización, la conversión del indígena a la religión católica, sin la cual, España no hubiera podido mantener su presencia en el archipiélago. Un buen ejemplo tipifica esta misión evangelizadora de España: cuando en cierta ocasión, los cortesanos le dijeron a Felipe II que la conquista de Filipinas, costaba mucho dinero sin rendir nada en cambio, el adusto rey repuso: "Si no bastasen las rentas de Filipinas y de Nueva España a mantener una ermita, si más no hubiere, que conservara el nombre y veneración de Jesucristo, enviaría las de España con que propagar el Evangelio...". Y esa misión evangelizadora se ha cumplido cabalmente, puesto que hoy en día, a pesar de la introducción del protestantismo por los Estados Unidos, la religión católica constituye la fe inmaculada más del 80% de los filipinos.

LA PRESENCIA VASCA EN FILIPINAS.

Nada de extraño tiene la presencia vasca en Filipinas desde la primera hora. El pueblo vasco acompañó desde el inicio los descubrimientos ultramarinos de la corona. Vasca fue la nao capitana de Colón y vasco su armador y maestre de la flota: el cartógrafo Juan de la Cosa, quienes con otros siete marineros de la misma nación figuró entre los que primero pisaron el Nuevo Mundo. La presencia vasca en las islas del Poniente se remonta al descubrimiento mismo de esas islas, por la expedición de Magallanes- Elcano de 1521.

Nuevos aportes vascongados vendrán, en 1565, a partir de la expedición de D. Miguel López de Legazpi y Guruchaga, nacido en Zumárraga, provincia de Guipúzcoa. A partir de entonces, muchos vascos se trasladarán de la montañosa Euskadi, buscando un mejor porvenir en las tierras de Oriente. En la expedición de Legazpi lo acompañaban varios de sus compatriotas y familiares: fray Andrés de Urdaneta, natural de Ordizia (Villafranca) en Guipúzcoa; Martín de Ibarra, maestre; Andrés Mirándola, sobrino de Urdaneta; Felipe Salcedo, nieto de Legazpi; Martín Goti, capitán; el alférez vizcaíno Andrés Ibarra; fray Andrés Aguirre y fray Martín de Rada, entre otros.

Interesa resaltar también los aportes de Domingo de Salazar, primer obispo de Filipinas; el franciscano Melchor de Oyanguren que fue el primero en realizar un estudio del tagalo comparado con otras lenguas; fray Miguel de Aozaraza, natural de Oñate, mártir de la fe en 1637 en Nagasaki; el gobernador Guido de Labezarri, sucesor de Legazpi; Lorenzo de Ugalde, general guipúzcoano que luchó en el siglo XVII contra la armada holandesa; Francisco de Echeveste, general de las galeras de Filipinas y embajador del rey de España en Tonkín; Tomás de Endaya, constructor naval en Cavite; Francisco Esteibar, que combatió por mar y tierra a chinos e ingleses en el siglo XVII; el gobernador Simón de Anda y Salazar quien, en 1768, solicitó al rey la instalación de colonos para poblar el archipiélago; o los mercaderes vascongados de la Compañía Guipuzcoana y la Compañía de Filipinas (1785) que crearon una red de intercambio permanente entre sitios tan distantes como Manila, Calcuta, Bombay, Acapulco y Callao, nombres éstos que engrandecieron a España.

La vida en Filipinas para los españoles en general y los vascos en particular, significó privaciones, sacrificios y continua exposición, no sólo por las enfermedades propias de la zona tórrida, sino también por los ataques de los enemigos: chinos, ora malayos mahometanos, ora malayos gentiles. Los que se arriesgaron a ir, tenían que ser hombres de temple aventurero y nada mejor que los vascos para desempeñar esta misión.

Muy ilustrativas son las palabras del historiador español Wenceslao Retana y Gamboa (1862-1924): "Si España mandó a Filipinas buena parte de su hez, esa hez de valía amén de no poca de su sangre, el idioma castellano, la religión católica y las tradiciones urbanas dejó espíritu por virtud del cual el dilatado mundo de los malayos transformóse un pueblo que vino a ser infinitamente superior a los demás pueblos similares..." (5)

Entre este contingente proveniente de las provincias vascongadas, es de suponer que la familia Vizcarra, antepasados de nuestro biografiado, se haya avecindado en Manila durante el siglo XVII. Lamentablemente no disponemos de medios ni recursos como para realizar una investigación "in situ" en estas lejanas tierras. Infructuosos han sido hasta el presente los intentos del suscrito por conocer la ascendencia de este aventurero.

Volviendo al linaje Vizcarra y concretamente a León, no vacilamos en afirmar su origen hispano. Descartamos "a priori" toda relación inmediata con las etnias indígenas malaya o china, los dos substratos vernáculos del mestizaje filipino a la llegada de los españoles.

Dos pruebas irrefutables nos llevan a esta conclusión: en primer lugar el tratamiento de "don" en los asientos parroquiales de la Iglesia Matriz de Montevideo y en otros documentos que aluden a su actuación como médico. En segundo lugar, el común de los filipinos de esa época y muy especialmente los indígenas no utilizaban apellidos. Era costumbre y tradición llamarlos con un nombre de pila, casi todos derivados del santoral católico. Sólo los criollos y descendientes de peninsulares utilizaban apellido. Esta diferenciación no nos debe sorprender ya que nuestros indígenas, salvo raras excepciones, tampoco utilizaban apellidos. Más aún y con mucha mayor gravedad, a las mujeres portuguesas y brasileñas de la época y hasta el siglo XIX, tampoco llevaban apellido tal cual sucedía en Roma. Para la asignación de los apellidos en Filipinas habrá que esperar hasta 1849, fecha en que el Gobernador Narciso de Clavería y Zaldúa, otro vasco, imponga la obligatoriedad del onomástico a los naturales. Con tal propósito se publicó un catálogo con apellidos más utilizados en España que apuntaba a una doble finalidad: en primer lugar, poner un poco de orden en el censo de población; y en segundo lugar, no tan altruista, no era otro que facilitar el cobro de impuestos.

El caso de nuestro personaje es bien claro. Siempre tuvo en posesión de apellido, él y su familia, por lo que nos permite aseverar su origen criollo.

LEÓN VIZCARRA: DE FILIPINAS A MONTEVIDEO. SU ACTUACIÓN PÚBLICA.

Manila, la capital de Filipinas, fue el emporio de la expansión del comercio y del florecimiento del conocimiento occidental en el Lejano Oriente.


En 1571 los jesuitas construyeron el "Real Colegio de San José" y en 1594 los franciscanos fundaron el "Colegio de Santa Potenciana", ambos establecidos por orden del rey Felipe II. En 1611 los dominicos fundaron el "Colegio de Nuestra Señora del Santísimo Rosario" y la Universidad de Santo Tomás que fue agraciada posteriormente con el título de "Real" y "Pontificia".

En cuanto a medicina se refiere, la misma estuvo a cargo de las órdenes religiosas (agustinos, jesuitas, franciscanos o domincos). Los franciscanos mandaron erigir en 1564 el primer hospital denominado "Hospital Real". En 1587 los dominicos fundaron un centro médico importante en Tondo, "Hospital de San Gabriel", que fue demolido en 1744. En 1596, el franciscano Juan Clemente fundó el "Hospital de Santa Ana", que más tarde fue el "Hospital de San Juan de Dios" y actualmente lleva el nombre de "Hospital de San Lázaro", y es el hospital más viejo de todo el Oriente.

Es muy probable que Vizcarra fuese diestro en el arte de curar, aprendido de los religiosos que dominaron la vida cultural y espiritual de las Filipinas durante el período hispánico. El perfeccionamiento profesional sumado a la "inquietud atávica" propia del alma vasca, seguramente hayan sido los motivos de la partida de su tierra ancestral.

De acuerdo a las informaciones recibidas por nuestro amigo y colega D. Hernán Lux-Wurm, que mucho agradecemos, tanto en Filipinas como en el Río de la Plata existían hospitales y farmacias a cargo de frailes, y funcionaba la Facultad de Medicina para expedir certificados de suficiencia para cirujanos, pero jamás como médicos. En ninguno de los documentos que hemos consultado (salvo en el censo de Montevideo de 1850) se lo titula a Vizcarra como "médico", sino que siempre figura como "sirujano".

Esto es concluyente. Ningún verdadero médico de su tiempo dejaría pasar esa diferencia.

En esa época no existía Cátedra de Medicina, ni en las Filipinas ni en la Universidad de Lima o Chuquisaca. En el siglo XVIII se estudiaba solamente medicina en Bologna, París y Ratisbona. Vizcarra era como todos (incluso el padre de Cervantes en el siglo XVII), un simple y humilde cirujano; dicho en otros términos, un simple práctico en el arte de curar, y como tal ejerció en la Banda Oriental, su tierra de adopción.

Habrá que esperar hasta después de la Guerra Grande (1838-1851) para que exista la Universidad en nuestro país y que todos los cirujanos se presentaran a la Junta de Higiene para obtener el título de médico. Tal parece haber sido el caso de Vizcarra, quien figura en el censo de 1850 por primera vez como "médico del ejército".
Resulta muy difícil seguir su periplo desde Manila a Montevideo. Seguramente viajó en el Galeón de Manila, nave que surcó por más de 250 años el Pacífico, en un tráfico ininterrumpido entre Manila y Acapulco. Era entonces la Nueva España una potencia marítima, como herencia de los esfuerzos y la entrega de los demás marinos vascos que lo hicieron posible. A la llegada del Galeón a Acapulco, salía otra flota con destino al Mar del Sur, y no es difícil imaginar el traslado de nuestro personaje al Río de la Plata, máxime teniendo presente que Montevideo era la sede del Apostadero Naval español en el Atlántico sur.

Recordemos también, que ya se encontraba en plena vigencia el Reglamento de Libre Comercio promulgado por el rey Carlos III en 1778. Esta disposición, fruto de la influencia del despotismo ilustrado francés, permitió la liberalización del comercio indiano entre todas las regiones del Imperio Español.
Una vez afincado Vizcarra en Montevideo, se dedicó, como dijimos, al ejercicio de su profesión de cirujano (médico). De acuerdo a los datos proporcionados por el Dr. Fernando Mañé Garzón, a quien mucho agradecemos, logramos extraer una síntesis de su actividad profesional compendiada en el voluminoso trabajo del Dr. Rafael Schiaffino.

"Inicialmente fue practicante del Hospital de Caridad entre 1807 y 1825, dependiendo de la sanidad naval a la que pertenecía. Su actuación fue muy destacada y eficaz, actuando como idóneo cirujano con el real beneplácito al punto que se le llegó a nombrar cirujano con la promesa pasadas las circunstancias del momento se sometería a las pruebas respectivas.

No fue sin embargo de esta opinión José Pedro de Olivera, máxima autoridad médica al inicio de la dominación Luso- brasileña que le negó tal cargo." (6)

Sabemos que residió en Montevideo por lo menos hasta 1832. Testimonio de ello lo constituye el siguiente documento emanado de los Protocolos del Cabildo montevideano, datos proporcionados por nuestro amigo y maestro recientemente fallecido, Prof. Ricardo Goldaracena, cuyo tenor es el siguiente:

"El 21 de mayo de 1830, Mauricia Pardo, natl. y vec. de Montº, c.c. Pedro Sarrasqueta de Olave (ausente desde 1824), vendió con licencia judicial una casa, herencia de su madre, en la calle de San Ramón, a Juana Zapata, en mil pesos. Para obtener la licencia judicial, se hizo una información "de pobreza y enfermedades". Ella vivía en casa de su esposo, del alquiler de algunos cuartos. Entre otros, certificó el "Doctor León Viscarra, segundo Cirujano del Hospital de Caridad". (7)

Aún en el año 1832 continuaba desempeñándose en Montevideo como segundo cirujano del Hospital de Caridad (hoy Hospital Maciel). Hemos accedido (gentileza del colega Jorge Ferreira), a dos listas del Hospital de Caridad en que figuran sus empleados con sus correspondientes salarios. En el mes de diciembre de 1831, D. León Vizcarra, 2º cirujano, recibió una paga de 30 pesos. Al año siguiente, en el mes de agosto, recibió 36 pesos por el mismo concepto. (8)

En el mismo año, lo encontramos residiendo en Durazno. En el año 1832 el doctor León Vizcarra, cirujano, fue empadronado junto a su familia entre los vecinos residentes en la 1ª. Sección, más precisamente en la villa de San Pedro de Durazno. El censor anotó lo siguiente:

"Dn. León Viscarra, 56, Filipinas, blanco, casado, sirujano.
Da. María Echabarría, 53, or, blanca, casada.
Nicolás Viscarra, 20, or, blanco, soltero, sangrador.
Ciriaco Viscarra, 14, or, blanco.
Damiana Viscarra, 18, or, blanca, soltera.
Mauricia Viscarra, 13, or, blanca.
Martiniana Viscarra, 11, or, blanca.
Carmelita Viscarra, 9, or, blanca.
Josefa Viscarra, 7, or, blanca.
Carlota Viscarra, 5, or, blanca.
Total: 10 personas." (9)

También el historiador duraznense Huáscar Parallada, nos ilumina el camino. Dice este investigador al respecto: "En junio de 1835 era el único médico que había en el pueblo (de San Pedro del Durazno). Constató las lesiones que había padecido (por malos tratos de su ama) una chinita de Manuela Mansilla" (la concubina del Cnel. Andrés Latorre). (10)

Una investigación más concienzuda nos obligará a investigar en los expedientes judiciales y protocolos duraznenses, lugar donde vivió junto a su familia y ejerció su profesión entre 1832 y 1836. Este período coincide precisamente con el primer gobierno constitucional de Fructuoso Rivera que tuvo su centro de poder en San Pedro de Durazno, lo que nos permite suponer que Vizcarra fuera trasladado a Durazno por orden presidencial para servir como médico en el ejército.

Al comenzar la Guerra Grande, ya se había trasladado con su familia nuevamente a Montevideo.
En dicha ciudad vio partir de este mundo a su mujer en el día 23 de setiembre de 1846: "de sesenta años y casada con León Vizcarra: murió hoy de muerte natural" (Iglesia Matriz, L° XII fo. 66).
Pocos años después, el 9 de marzo de 1850, fue censado junto a su familia en un Padrón de Montevideo, residiendo en la 5ª. Sección, (que comprendía las manzanas 11, 10, 9, 8, 137 y 137 bis). El Teniente Alcalde anotó en dicho documento los siguientes datos:
5ª Sección, Manzana 7ª
Uruguay N° 124:
Dn. León Viscarra, varón, 70, España, viudo, médico de Ejer.to. [Ejército]
Da. Damiana Vizcarra, hembra, 33, oriental, viuda.
Da. Martiniana Vizcarra, hembra, 25, oriental, soltera.
Da. Carmen Vizcarra, 23, oriental, soltera.
Da. Josefa Vizcarra, 21, oriental, soltera.
Juan Chevestre, varón, 9, oriental.
[Firma: Justo Viera.] (11)

Nótese bien que en ese año (1850) es la primera vez que Vizcarra aparece con el título de médico. Es probable que lo obtuviera de la Junta de Higiene en mérito a su trayectoria como "cirujano". Como curiosidad mencionamos que el censor anotó "España" en lugar de Filipinas como lugar de origen de Vizcarra. Esto tampoco nos debe sorprender ya que en la época colonial los criollos hispanoamericanos y filipinos eran conocidos como "españoles".
Sabemos que Vizcarra era el médico del Ejército nacional y que alcanzó el grado de Teniente Coronel. Sus hijas Josefa y Martiniana Vizcarra se presentaron el 19-I-1872 a las autoridades militares correspondientes reclamando el importe de un mes de la pensión que percibían luego de la muerte de su padre y no les había sido abonado. (12)

Una década más sobrevivió nuestro biografiado a su compañera. En los libros de la Iglesia Matriz también encontramos asentada su defunción acaecida en el mes de setiembre del año 1856. A continuación transcribimos la partida de óbito: "En ocho de setiembre de mil ochocs. cincuenta y seis, yo el infraescrito Cura Rector de esta I.[Iglesia] Matriz, dí sepultura Eclesiástica al cadaver de D. León Vizcarra, edad setenta y siete años, natural de las Islas Filipinas, viudo de Da. María Echevarría: falleció hoy de muerte natural. Por verdad lo firmo. Santiago Estrázulas y Lamas"(13)

Infructuosas han sido hasta el momento las pesquisas tendientes a encontrar su postrimera voluntad. Hasta el presente no hemos podido ubicar su testamento, si es que éste alguna vez fue otorgado.
Estamos convencidos que en el momento menos pensado, encontraremos nuevas evidencias que permitan develar estas incógnitas y completar la investigación de este curioso personaje.

SU MATRIMONIO Y DESCENDENCIA.

Basamos la hipótesis de nacimiento de León Vizcarra en el último cuarto del siglo XVIII (entre 1776 y 1779) en la ciudad de Manila, sus proximidades, o en la península de Bataan, en el entendido que fueron precisamente estos lugares la residencia de la mayor parte del patriciado hispanofilipino de la época. Fueron sus padres los filipinos Don Juan Agustín de Vizcarra y Doña Angela Alejandra de Lara, apellidos éstos muy comunes en la Manila del siglo XVIII.

Imaginamos la partida de León Vizcarra en el Galeón de Manila, como mencionáramos, con destino a Acapulco. Desde allí se trasladaría luego a Lima, lugar donde tal vez residiera algún tiempo. Para comienzos del siglo XIX ya lo encontramos afincado en Montevideo.

Poco después de su llegada, desposó en el año 1807 en la Iglesia Matriz de Montevideo a la montevideana Da. María Dámasa CHAVARRÍA Y LEYBA.

He aquí, pues, la transcripción esta partida sacramental: "En veinte y seis de Diz.e de mil ochocientos y siete, Yo D.n. Juan Jose Ortiz Cura y Vicario de esta ciudad presediendo las Consiliar.s. Proclamas desposé y vele, á Leon Viscarra, hijo lex.mo.de Juan y de Angela de Lara, natural de Felipinas, con Maria Damiana Chavarria, hija lex.ma.de Feliz Jose y de Maria Laureana Leyba, natural de esta ciudad. Siendo testig.s. Manuel Heras y Marcelina Araito, y por verdad lo firmé". (14)

El matrimonio Vizcarra- Chavarría residió en Montevideo y bautizaron a 12 hijos en la Iglesia Matriz de dicha ciudad entre noviembre de 1808 (XI-106) y 1830 (XIX-207), figurando los padres de los oleados con los calificativos de "don" y "doña".

Sabemos también por estas partidas bautismales, que don León Vizcarra era propietario de esclavos, lo cual acusa una situación económica de relativo desahogo.
A continuación daremos a conocer el nombre de sus hijos, bautizados todos ellos en la Catedral Metropolitana de Montevideo (Iglesia Matriz):

H1.- Eugenia Manuela VIZCARRA CHAVARRÍA. Bautizada el 16-XI-1808 (Libro Bts.XI-folio.106). Su padre, León Vizcarra, figura como natural de Lima, lo que nos lleva a suponer su residencia en esta ciudad previo a su arribo a Montevideo. Fueron padrinos de la oleada Manuel de la Sierra y Marcelina Araito.
H2.- Inocencia Jacinta VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 28-VII-1810 (XI-267), nacida el mismo día. Fue su padrino D. Jacinto de Rosas.
H3,- Florencia María Antonia VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 8-XI-1812 (XIII-169), de un día de nacida. Ps: D. Antonio Benito Paula y Da. María Mayrá.
H4.- Nicolás Juan Mauricio VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 12-IX-1814 (XIV-118). Ps: Juan Ignacio Fernández y Mauricia Pardo. Empleado del Hospital de Caridad en 1834 en calidad de "topiquero". Al igual que su padre ingresó posteriormente al Ejército. El 21-I-1843 era Teniente de la Guardia Nacional de Extramuros. En dicha fecha solicita la baja y continúa sus servicios en el Escuadrón de Escolta del Gobierno. (15)
H5.- Rosa Mauricia María VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 6-IX-1818 (XV-168). Ps: Pedro Larrasqueta y Mauricia Pardo. Murió párvula y fue sepultada el 31-III-1819 de 7 meses (Libro de Difuntos VII-160).
H6.- Ciriaco VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 8-XI-1820 (XVI-72), de un día de edad. Ps: D. Miguel Conde y Da. Luisa Hermida.

De este vástago es de quien poseemos mayor información. Gracias al generoso aporte de nuestro colega Jorge Ferreira (que ha sido una gran ayuda en nuestra recopilación documental), lo encontramos en un libro de entrada de pasajeros a Montevideo (16)
Nombre: Ciriaco Viscarra
Ingreso: 4-4-1838
Patria: Montevideo
Profesión: Farmacia
Estado civil: soltero
Edad: 16
Procedencia: del Durasno (sic)
Punto de residencia: Cordón, Da. J. A. Aguilar.

Efectuó información de libertad el 26 de agosto de 1861 para casarse con Da. Bernarda Marquez. En su comparecencia ante el Vicario General del Estado, Dr. Victoriano A. Conde y el Notario Eclesiástico, Estanislao Pérez declaró: "Ciriaco Viscarra, natural de la República, soltero, de 35 años, hijo legítimo de los finados Dn. León y Da. María Echeverrya habiendo convenido contraer matrimonio con la Srta. Da. Bernarda Marques, del propio Estado y oriundez, de 23 años de edad, hija legítima de Dn. Egidio y Da. Antonia Barles". (17)
El matrimonio fue registrado, sin embargo, en los libros de la Iglesia Matriz recién en el año 1880 (XVI-353). Ignoramos la razón de esta omisión.

Fue Capitán de Caballería de Línea y sirvió al país entre 1839 y 1851. En dicho año pide la baja y fue posteriormente empleado del Banco Comercial (18). Murió en Montevideo el 27 de diciembre de 1880 y su partida de óbito fue asentada en la Iglesia Matriz: "oriental, de 60 años de edad, casado con Bernarda Márquez..."(L° Difuntos XX-209). Su viuda Bernarda Marquez solicitó al ejército una pensión el 11-IX-1882 que le fue, sin embargo, denegada. Pertenecía Da. Bernarda Márquez a la conocida familia Márquez-Rebollo, siendo sus abuelos paternos el hacendado, patriota y cabildante de Canelones Ramón Márquez Sierra (hijo del gallego Claudio Márquez Bermúdez y de Da. Margarita de la Sierra Calleros, hija de canarios pobladores de Montevideo) y Da. María Bernarda Rebollo Delgado, hija ésta de Juan Domingo Rebollo, santanderino, y de Da. Juana Rita Delgado Esquivel, natural de Corrientes (Véase Julio César Baudeán: "Juan Domingo Rebollo, su descendencia", en Revista del Instituto de Estudios Genealógicos del Uruguay N° 28, pp.43-74).
H7.- Asunción VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 21-VIII-1821 (Pquia. de San José, folio 2), de 7 días. Fueron sus padrinos D. Miguel García y Da. Teresa Conde.
H8.- Rosenda Mauricia Micaela VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 13-III-1823 (SJ-26). Padrinos: Miguel García y Mauricia Pardo. Finó el 14-II-1850: "de 26 años, oriental, soltera, murió ayer de enfermedad" (Libro de Difuntos III-14).
H9.- Micaela María Martina VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 14-XI-1824 (XVII-230). Ps: Miguel García y Mauricia Pardo.
H10.- María Carmen Crispiniana VIZCARRA CHAVARRIA. B. 11-XII-1826 (XVIII-17).
H11.- Ana Josefa VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 17-II-1828 (XXIX-310). Su bautismo no fue asentado oportunamente (seguramente por olvido del cura o extravío de las anotaciones), por lo que derivó años posteriores en un trámite eclesiástico de la interesada de reinscripción finalizado en diciembre de 1856.
H12.- Carlota del Corazón de Jesús VIZCARRA CHAVARRIA. Baut. 11-XII-1830 (XIX-207). Sep. Matriz de Montevideo en 1845 (XII-46v).

CONCLUSIÓN.

Hemos querido compartir en este cónclave esta semblanza de alguien que, abrazando la profesión de Hipócrates, vino desde tan lejos a brindarnos su experiencia y conocimientos para salvar las vidas de sus semejantes. Vaya pues, en su memoria, esta ponencia que no tiene otro fin más que homenajear en su digna figura a esa hermana patria filipina tantas veces olvidada por nosotros y por la Madre Patria. Olvido inmoral e injustificado, ya que decir de Unamuno, quien acuñó por primera vez el concepto de Hispanidad: "la hispanidad incluye a todos los linajes, a todas las razas espirituales, a las que han hecho el alma terrena y a la vez celeste de Hispania".

Con esta presentación, hemos querido resaltar la unidad espiritual que tenían nuestros antepasados mientras formaban parte del Reyno de Indias, esa Patria Grande en la que era tan común que por ejemplo un mexicano -Juan José de Vértiz- fuera virrey del Río de la Plata, o que un médico filipino se avecindara y ejerciera su profesión en las antípodas de su lugar natal. Y precisamente, ese concepto de Hispanidad, forjado en la convivencia de más de tres siglos, esa comunidad singular de la que formamos parte y nos debemos, es un invento vasco.
Para finalizar esta alocución, permítaseme terminar con el poema "A Hispania" escrito en 1914 por el poeta filipino Fernando María Guerrero:

Oh, noble Hispania!,
es para tí mi canción,
canción que viene de lejos
como eco de antiguo amor.
Temblorosa, palpitante
y olorosa a tradición
para abrir sus alas cándidas
bajo el oro de aquel sol
que nos metiste en el alma
con el fuego de tu voz
y a cuya lumbre, montando
clavileños de ilusión,
mi raza adoró la gloria
del bello idioma español
que parlan aún los quijotes
de esta malaya región
donde quieren nuevos sanchos
que parlemos en sajón. (19)


CITAS Y NOTAS.

1.- APOLANT, Juan Alejandro: "Génesis de la familia uruguaya", tomo III, C.125, p.1769.

2.- AGONCILLO, Teodoro.- "A short history of the Philippines", cit.por MEDINA, Elizabeth, "Reseña geográfica, cultura e historia de Filipinas", p.3, Santiago de Chile, 1998.

3.- AYCART ORBEGOZO, José María, "Miguel López de Legazpi, Hombre de Leyes y Conquistador Magnánimo" en Gran Enciclopedia de España y América, serie Los Vascos y América, p.324.

4.- Historia Sobrenatural de las Islas Bisayas. Segunda Parte de la Historia de las Islas e Indios Bisayas, del Padre Alzina, Manila: 1668-1670. Victoria Yepes, ed. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1998. Cit. por MEDINA, Elizabeth, "La Nación filipina surgió de la fusión entre lo indígena y lo español", en Programa informativo sobre la lengua castellana de fecha 5/9/2001, p.3 http://www.comunica.es/lengua/opinion/default.htm

5.- RETANA Y GAMBOA, Wenceslao, "Indice de las personas nobles y otras de calidad que han estado en Filipinas desde 1521 a 1898", p.6.

6.- SCHIAFFINO, Rafael, Historia de la Medicina, volumen III.

7.- Archivo General de la Nación (Montevideo- R.O. del Uruguay). Protocolos del Cabildo de Montevideo, 1830, tomo I, folio 307.

8.- Archivo General de la Nación (Montevideo). Libro 4815. Hospital de Caridad (1831-1834).

9.- Archivo General de la Nación (Montevideo) - Archivo General Administrativo, Libro 280. Padrones de Durazno.

10.- PARALLADA, Huáscar: "Coronel Andrés Latorre", p. 185.

11.- Archivo General de la Nación (Montevideo) -Archivo General Administrativo. Libro N° 264, Padrón de Montevideo de 1850.

12.- Estado Mayor del Ejército. Departamento de Estudios Históricos. Legajo 12-221-67.

13.- Catedral de Montevideo (Iglesia Matriz). Libro XIV de Difuntos, folio 189.

14.- Catedral de Montevideo (Iglesia Matriz). Libro VI de Matrimonios, folio 56 vto.
A continuación exponemos la genealogía de Da. María Dámasa Chavarría, consorte de Vizcarra. Vio la luz en Montevideo el 11-XII-1785 (L° Baut. V-28), hija legítima de Félix José Echeverría, natural de Buenos Aires y casado en Montevideo el 8-XII-1777 (L° Mat. II-128) con María Lorenza Leyba, oleada en Montevideo el 25-X-1761, "de 2 meses y 10 días" (L° Baut. I-153). Fueron sus abuelos paternos: Juan Bautista Echevarría, porteño, y Da. María Bárbara Astorga. Sus abuelos maternos fueron Bartolomé Pascual Leyba, vecino de la jurisdicción de Montevideo desde 1758, y su mujer Bernarda Veloz. Eran de origen mestizo o pardo e ignoramos su oriundez pero seguramente provinieran también de Bs.Aires.

15.- Estado Mayor del Ejército, Departamento de Estudios Históricos. Legajo 10-185-91.

16.- Archivo General de la Nación (Montevideo). Libro N° 951.- Entrada de pasajeros, Policía de Montevideo. [Comprende ingresos entre el 18-VI-1837 al 4-IV-1838].

17.- Expediente Matrimonial de Don Ciriaco Viscarra con Doña Bernarda Márquez, Año 1861, Legajo 381, Iglesia Matriz de Montevideo.

18.- Estado Mayor del Ejército. Departamento de Estudios Históricos. Legajo 52, carpeta 23, año 1885.

19.- Crisálidas (poesías). Por Fernando María Guerrero. Segunda edición Phil. Education foundation publishers. Manila, Philippines, 1954. (Primera edición, 1914).

BIBLIOGRAFIA.

APOLANT, Juan Alejandro: "Génesis de la familia uruguaya".Segunda edición, 4 tomos (el último sólo índices). Montevideo, Ed. Vinaak, 1976.

AGONCILLO, Teodoro, "A short history of the Philippines", cit.por MEDINA, Elizabeth, "Reseña geográfica, cultura e historia de Filipinas". Santiago de Chile, 1998.

AYCART ORBEGOZO, José María, "Miguel López de Legazpi, Hombre de Leyes y Conquistador Magnánimo" en Gran Enciclopedia de España y América, serie Los Vascos y América. Ed.Espasa Calpe, Madrid 1990.

DUQUE, Aquilino: "Los vascos y la Hispanidad". En Revista "Arbil, Anotaciones de Pensamiento y Crítica" N° 51. Ed.Foro Arbil, 2001.

PARALLADA, Huáscar: "Coronel Andrés Latorre". Montevideo, 1970.

RETANA Y GAMBOA, Wenceslao: "Indice de las personas nobles y otras de calidad que han estado en Filipinas desde 1521 a 1898". Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1921.

SCHIAFFINO, Rafael, vol. III Historia de la Medicina.

Hacia la tierra del zar (1908)
Un joven filipino, Teodoro M. Kálaw,
observa de cerca el ignominioso imperio de Alejandro II.


Manuel García-Castellón
University of New Orleans


Entre quienes escribieron durante la Edad de Oro del castellano en Filipinas, ocupa lugar excelso Teodoro M. Kálaw (Lipa, Batangas, 1884 - Manila, 1940), ya con solos sus ensayos juveniles. Humanista y teósofo como buen masón, orador, jurista, ensayista, periodista... muy pronto, Kálaw fue todo lo que se podía permitir un joven ambicioso de aquellas últimas generaciones burguesas hispano-filipinas, todavía educadas en la clásica y humanista escuela española. Cursó estudios de Derecho al tiempo que se iniciaba al periodismo en El Renacimiento (el popular diario fundado for Fernando M. Guerrero).

Constitucionalista convencido, Kálaw sería de los primeros en manifestarse a favor de la independencia total de Filipinas respecto de EE. UU. Al mismo tiempo, y como ocurría con la generalidad de su clase "ilustrada," era vocero convencido de una idea nacionalista hispanizante, tan opuesta a los intereses norteamericanos en el archipiélago cuanto contraria a un revisionismo tagalo ya en ciernes. Como redactor jefe del citado periódico, fue sonado el proceso que, junto a Fidel Reyes, se le incoó por querella de Dean O. Worcester, zoólogo y etnólogo en sus ratos libres y Secretario de Estado americano para aquella "Commonwealth," más bien protectorado colonial.

La causa fue el editorial titulado "Aves de rapiña" (1908), escrito por Fidel Reyes y autorizado por Kálaw, que alertaba contra los espúreos negocios inmobiliarios del tal Worcester, así como de su rapaz acecho (encubierto bajo pretexto de pesquisa científica) respecto de los recursos naturales de las islas con el fin de darlos en explotación a los mejores postores extranjeros. Un juez, si no venal, temeroso de adoptar posiciones contrarias al nuevo poder colonial, concedió la demanda a Worcester, quien también obtuvo el derecho de incautarse de El Renacimiento; con vengativa furia, el americano lo clausuró inmediatamente, dando a la venta sus prensas. Todos los rotativos del país, aun los de lengua inglesa como The Free Press, se escandalizaron de la parcialidad del juicio y temieron por la libertad de expresión bajo aquel régimen pretoriano. El proceso se prolongó durante algunos años, hasta que un posterior Gobernador Militar, más conciliador y táctico, absolvió a los encausados sin que éstos llegaran a completar los meses de prisión dictaminados.

Y es que Kálaw, a pesar de sus postulados de clase (era rico, miembro de una acomodada familia agraria chino-cristiana de Lipa, Batangas, según Gómez Rivera), de joven llegó a albergar ideas fogosas de libertad y equidad, acentuadas además por su adscripción al credo masónico que profesaba desde la adolescencia. En su curioso ensayo Hacia la tierra del zar, publicado poco antes del incidente, y donde con rico lenguaje modernista recoge sus impresiones de un viaje a la Rusia zarista, ya se ven sus convicciones democráticas y su repulsa a la arbitrariedad.

Por ser políglota en español, francés, inglés y ruso, así como persona de elocuencia y carácter a pesar de su juventud, Kálaw formó parte de aquella expedición como Secretario (designado por el Presidente Quezon) de la delegación filipina que asistiría a la Conferencia Internacional sobre Navegación, inaugurada en Moscú en 1907. El viaje, que en su totalidad abarcó dos años, y que se extendió por Formosa, Hong Kong, Shanghai, Yokohama, Siberia, Rusia europea, Alemania, Francia y Egipto, fue una rica vivencia en la forja de aquel fino espíritu juvenil, cuya atenta observación de las sociedades por las que pasaría nos llega hoy, a través del tiempo, como una inestimable y luminosa joya documental. A su regreso a Filipinas, en 1907, Kálaw imprimió el ensayo en la redacción de El Renacimiento, siendo el mismo director, Fernando M. Guerrero, quien se lo prologara afectuosamente.

El juicio contra Worcester no arredró a Kálaw en su entusiasmo por la obra cívica y patriótica de Filipinas. Más bien, ello le granjeó enorme popularidad. Con impresionante capacidad de trabajo, Kálaw se inicia entonces en la política activa, siendo elegido diputado por Batangas en la Asamblea Nacional Filipina. En 1917 es nombrado Secretario de Interior, y en 1920, sucediendo a Rafael Palma, acepta la cartera de Instrucción Pública. En 1922 se constituye en asesor jefe de la Comisión Filipina pro Independencia. Aceptó también la dirección del Museo y Biblioteca Nacionales. Ésta última se beneficiaría del rico acervo de libros y manuscritos del propio Kálaw, coleccionista de textos constitucionales. Como tal, fue uno de los artífices de la Constitución filipina de 1935, publicando numerosos escritos en la materia: Como se puede mejorar nuestra Legislación (1910), La Constitucion de Malolos (1910), El divorcio en Filipinas (1911), Las ideas políticas de la Revolución Filipina (1918), Manual de Ciencia Política (1918), La Masonería Filipina, donde según Gómez Rivera lamenta la escisión de la masonería filipina respecto de la española, con su forzada adscripción a la norteamericana (1920), La Revolucion Filipina (1924), El Consejo de Guerra a Andres Bonifacio (1926) y La Campaña del Kuomintang (1928).

Fue miembro fundador de la Academia Filipina de la Lengua Española, en 1929. Sus editoriales en La Vanguardia, como observador y censor de la sociedad filipina, eran leídos y comentados por quienes gustaban de su espíritu idealista. Sus avanzadas ideas no le impedían buscar nova atque vetera en el tesoro de la cultura filipina autóctona. Así, en 1935 publica su opúsculo Cinco reglas de nuestra moral antigua, disertación sociológica sobre el valor, la castidad, la cortesía, la prudencia y la unidad familiar de los antiguos tagalos.

En cuanto a su carrera en la jurisprudencia, es posible que la experiencia rusa –o sea, la observada pugna entre el absolutismo zarista y un constitucionalismo que aspiraba a regenerar la vida política rusa– influiría en él para especializarse en Derecho Constitucional. Andando el tiempo impartiría dicha disciplina en la manilense Escuela de Derecho, de la cual también llegaría a ser director en 1929. A partir de entonces continúa con sus numerosas publicaciones y edita sendos epistolarios de Rizal y Mabini.

El Kálaw literato y periodista está tempranamente representado en Hacia la tierra del zar, que aquí comentaremos. En dicha obra, su juventud se adorna de todo un bagaje de referencias ad hoc: literatura política del momento; documentación sobre historia y sociedades de China, Japón, Rusia, Europa y colonias; conocimiento de Dostoyevski, Korolenko, Gogol, Pushkin, Turgueniev y todos los grandes de las letras rusas; literatura francesa y española de sociología y viajes, etc. El tono literario de la obra lo marca el entonces imperante modernismo. Es la época en que Rubén Darío y José Enrique Rodó infunden a la prosa de lengua española, respectivamente, alteza lírica y orgullo pan-hispánico, ámbito en el que se mueve Kálaw. Empero él, más racionalista, no se deja llevar de las vacías delicuescencias que a la sazón afectan la creación de otros escritores contemporáneos y coterráneos. Por ejemplo, sin ir más lejos, al mismo Fernando María Guerrero, en su prólogo a Kálaw, se le escapa decir que éste, a su vuelta, ha llegado "portando en su maleta de viaje... crisantemos de Japón, rosas de Rusia, miosotis de Berlín, violetas de París y lotos de la vieja India" (viii). Ahí es nada. Más acertado y menos floral anda el prologuista al evaluar a Kálaw como capaz de una obra donde van, "en sincronismo sabio, la fuerza y la belleza, la observación sociológica y la inspiración artística. Este es el mayor encanto del libro. Tiene la armonía deseada entre la vibración del cerebro y el temblor sentimental del alma" (ix-x).

El viaje de Kálaw, a quien acompañan entonces Salvador Roxas, Narciso Alegre, el periodista norteamericano Theo F. Rogers (Director de The Free Press) y Manuel L. Quezon (futuro primer presidente de la Filipinas del Commonwealth), se inicia a bordo de un elegante vapor inglés que va surcando la mar japonesa, el Hong Kong Maru. "De Manila al Japón" es el título de esta primera singladura. Al tocar el navío en el grandioso puerto de Hong Kong, lo primero que aprecia Kálaw es el hervidero laboral de una potente raza futura, los chinos, una vez se liberen de sus servidumbres económicas: "Y el peligro amarillo resucita, evocado por tantos brazos que reclaman en el mundo de la economía pan, trabajo, remuneración" (7). Más adelante, ya en Shangai, de nuevo el activo panorama humano le hace exclamar: "¡Oh, los chinos de los rickshaws, los chinos aurigas, los chinos de los talleres, los sabios chinos de Confucio, realizan hoy la obra del porvenir!" (29).

Con todo, Kálaw forma parte de la clase que hoy suele llamarse "compradora" en los estudios pos-coloniales, es decir, miembro de las aristocracias azucareras de la época. Tal clase históricamente constituye el enlace social con los monopolios neo-colonialistas, y cuyo protagonismo político –siempre sufragáneo antes y después de la independencia– se basa en actividades o bien de importación, o bien de exportación de materias primas. No contribuye por tanto a la industrialización que requeriría el progreso del país. Por tanto, no es de extrañar que Kálaw no cuestione aquellas tutelas coloniales que le parecen eficientes. Además, cuando él escribe aún no se ha disuelto, ni mucho menos cuestionado, el imperio de la filosofia positivista de Comte como programa de estado por excelencia, el cual legitima la necesidad de una clase ilustrada dirigente. Así se ha visto en México, con el abuso de poder por Porfirio Díaz y, con mayor fortuna, en Argentina, Brasil y en ese Japón que ya emerge como poder mundial. Así, en los amos anglosajones de Hong Kong, Kálaw parece ver una necesaria y positiva jerarquía natural:

Arriba, en las cimas, es donde los ingleses positivistas tienen sus palacios de piedra, custodiados por criados chinos, como si fueran enormes manchas multicolores sobre el eterno verde de las eternas montañas... la naturaleza salvaje, después de haber quedado vencida por el genio positivista del rubio anglosajón, sacando de la estéril roca, como con la vara de Moisés, un venero inagotable der riqueza y de prosperidad. (8)

Y por fin hace una mínima comparación del emporio inglés de Hong Kong, de comercio al por mayor, con la menguada actividad comercial de Manila, pero sin ahondar en el problema de una economía que ya comienza a ser alienada por la explotación capitalista extranjera: "No veréis, aquí, como en la calle Rosario de Manila, esa invasión de provincianos que llenan las tiendas llevando dinero a los coolies. En Hong Kong apenas hay compradores por pedazos: todo es grande, hasta las partidas" (12).

Llegado a Formosa, donde la omnipresente policía política japonesa ha reprimido todo signo de insurgencia, también allí parece sancionar el sistema colonial. Retóricamente se inquiere: "¿Y cómo era antes Formosa? Por lo que a primera vista parece, la isla presenta evidentes pruebas de transformación, convertida en un país eminentemente agrícola," es decir, convertido ahora en monocultivo azucarero gracias al capital extranjero (22). El milagro, según él, se ha operado mediante la generosidad arancelaria del gobierno japonés, que ha hecho de Formosa un competidor de Cuba y Hawaii (23). En suma, para Kálaw, Japón es el ayo positivista y eficaz que ha educado a Formosa, aunque sea en japonés y aun a costa de querer obliterar los valores propios de la cultura autóctona. En efecto, no parece distinguir entre alfabetización y mera niponización: "La ocupación japonesa ha llegado en estos momentos en que todavía el analfabetismo predominaba en las masas" (24). También parece admirar que, en la forzada asimilación, haya mediado el colaboracionismo: "El resultado fue beneficioso: los salvajes educados prestaron servicios al gobierno y se encargaron de pacificar a sus compañeros" (25). En lo que sin duda sería resistencia al invasor, él no ve más que torpeza e incapacidad nativas: "A pesar de todos estos esfuerzos, el progreso que se nota es lentísimo. Los chinos no se muestran con aptitud suficiente para la asimilación." (26)

Kálaw, con esa visión que Said ha llamado "orientalista," no se libra del prejuicio anti-chino que, promovido en sus días por las autoridades españolas de Manila, afectaba a una clase "ilustrada" que parecía olvidar su propia mezcla racial con tan importante contingente migratorio en Filipinas. El mismo Kálaw, en su genealogía, cruza elementos chinos con españoles y tagalos, y chino es su mismo apellido, que bajo el régimen colonial español se transliteraba "Cálao," según dato que amablemente nos proporciona el académico Gómez Rivera. El joven reportero reflexiona así a su paso por Hong Kong: "Y se llaman, sin razón alguna, "hijos del Cielo. ... He ahí el peligro amarillo" (13). Antes, con cierto desprecio, ha dicho que "hasta Manila dentro de poco, si no se hubiera acordado oportunamente la restricción [a la emigración china] sería una ciudad de coolies" (12). De los chinos que en Formosa organizan la resistencia anti-japonesa dice sin piedad: "Hay todavía una mayoría de salvajes opuestos al orden. Los chinos de Formosa son todavía más atrasados que los de Pekín." (24).

Sin embargo, cierto materialismo histórico parece imponérsele, quizá como adherencia de alguna de sus heteróclitas lecturas (en las que caben obras de tendencia proto-socialista, como las de ciertos escritores rusos y europeos que él mismo menciona), y vaticina lo que hoy, en el siglo XXI, lleva camino de convertirse en realidad: "Cuando se revolucione de veras esta inmensa multitud levantando la bandera social para expulsar a la legión de dominadores blancos, cuando se den cuenta de su importancia en los destinos del Universo, entonces el peligro amarillo será una dulce realidad" (13). Sin duda, Kálaw tiene noticias de la obra de Sun Ya Tsen, padre de la nueva China.

Cuando verdaderamente se le muestra la dura realidad de la explotación y alienación humanas es al llegar a la desolada Rusia zarista. En Vladivostok, inicio del transiberiano y primer puerto ruso del Pacífico, descubre por primera vez la tristeza de las ciudades rusas, donde "nadie habla, nadie mira, nadie sonríe: todos andan aprisa bajo un sol que apenas alumbra" (64). El gobierno ruso, en la necesidad de poblar la inmensa expansión, ha lanzado todas las levas humanas de la Rusia europea a la remota Siberia, donde, lejos de crear civilización, se asimilarán a la barbarie ya existente. La visión le inspira este elocuente panorama:

Ved estos trenes descendentes del Imperio, que arrojan en cada población, en cada villorrio ignorado, millares y millares de emigrantes haraposos y sucios. Mujeres, niños, viejos macilentos y barbudos, mozos enclenques y pálidos que luego, en estos vastos territorios, formarán la misma masa fanática e ignorante que fabrica cuevas para invernales moradas. ¡Allí están! En grupos compactos, como cuadros de visiones atormentadas, están tendidos a lo largo de las calles, amontonados en las estaciones ferroviarias, cubiertos los ateridos cuerpos con oscuros gabanes de pieles que su miseria arrebatara de ajena prosperidad. Los niños, acurrucados en el seno de sus madres, representan la pobreza doliente que va a extremos lugares en busca de mejor fortuna. (86)

Siberia blanca, fría, desolada, también es ya el horrendo gulag del martirio y destierro, donde el despótico, corrupto y desesperado poder zarista arroja, bajo la mínima sospecha, a intelectuales y revolucionarios:

Aquí han desterrado al bravo Korolenko, al gran Muromtseff, a pobres estudiantes revolucionarios, a los miembros rebeldes de las primeras dumas. Aquí irán a parar las mejores inteligencias del imperio. Para los que piensan en la libertad, para los que persiguen el bien, para los que reclutan gente de acción y de demolición, Siberia ejerce la terrible obsesión de la desgracia, del hambre y de la muerte" (68).

Kálaw llega a Rusia en un momento especialmente tenso para aquel régimen. El imperio ha iniciado una intensa fase de industrialización, pero las condiciones del pueblo continúan siendo calamitosas. La autocracia es el sistema, apoyada por nobles e iglesia. En política exterior, Rusia se une a la entente con Francia e Inglaterra, situándose así frente a Austria-Hungría y Prusia, las "potencias centrales." En otra latitud, la guerra ruso-japonesa, con su corolario de derrotas rusas, ha precipitado las insurrecciones y la repulsa de gobierno y ejército. El sanguinario ministro de Interior Viacheslav Plehve ha sido asesinado. El zar se ha visto obligado a crear la primera Duma en 1904, asamblea parlamentaria que pondría coto a su autocracia, pero que poco después es disuelta por causa del boycot radical. Los obreros emergen como fuerza revolucionaria en el "Domingo Sangriento," 22 de enero de 1905. Los marineros del acorazado Potemkin han protagonizado la primera revuelta en el seno militar. Es por entonces cuando Milyukov, a quien Kálaw entrevista, consigue unificar a todos los grupos liberales en una renovada demanda de constitucionalismo y sufragio universal.

Sin embargo, la segunda Duma también fracasa, esta vez por presiones reaccionarias. La tercera, iniciada en 1907 y dominada por los conservadores, ha intensificado las persecuciones policiales y las deportaciones a Siberia. El joven Kálaw, a través de su abundantes informaciones, sabe que el gobierno del zar, en sus estertores, reacciona furiosamente con deportaciones a Siberia y fusilamientos. Brutal militarismo, represión, arbitrariedad, terror... "Por todas partes el orgullo militar siembra distinciones y gérmenes de odio" (66). "El capricho del zar es el sistema; la ley es el deseo del soberano; nada más" (168). "Sus manos, que empuñan el cetro, están manchadas de víctimas a millares. Es el mago-profeta, el rey-dios. ... Su voluntad es satánica·" (169). Las obras de la gran literatura rusa han sido abolidas: "Fuera el gran Korolenko. Fuera Gorki, Stepniak, Nekrasov.... Fuera Gogol, Turgenieff, Tolstoi..." (173).

El expansionismo territorial zarista también está criticado, pues tal ha sido causa de la guerra ruso-japonesa. En su proyecto de completar el Transiberiano, Rusia ha penetrado violentamente en Manchuria y Corea Septentrional, con masacre y genocidio. Las numerosas derrotas a manos de los japoneses han incrementado las insurrecciones populares y el descrédito de gobierno y ejército. Haciéndose eco de la obra La Rusia Actual (1906), del entonces popular escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, se refiere a la ocupación de Manchuria, donde la soldadesca cosaca, ebria de sangre y de destrucción, aniquila completas poblaciones. En la ciudad de Aigun, por ejemplo, "los cadáveres de los que fueron pacíficos chinos obstruían el río" (81). Entretanto, en Europa y el Cáucaso, varias nacionalidades –polacos, finlandeses, armenios... – se han visto reprimidas y oprimidas. A Kálaw le conmueve especialmente el caso de Polonia, en cuyas ciudades Rusia ha llevado a cabo espantosas masacres, prohibiendo la lengua nativa, imponiendo el ruso en todos los actos de gobierno, en la prensa, en las escuelas, e incluso intentando sustituir el acendrado catolicismo polaco por la ortodoxia de los popes cómplices (159). En cuanto a los judíos, hacinados en barrios mugrientos, emigran por legiones a países extranjeros, huyendo de los fatídicos pogromos: "Apenas se les permite acceder a las Universidades, y al que sobresale se le vigila estrechamente. Basta el capricho de un funcionario para la deportación a Siberia" (181). Asimismo, armenios y musulmanes han sido arrojados a una matanza recíproca por intrigas del mismo poder imperial. Hasta el mismo Gran Ducado de Finlandia ha perdido su precaria autonomía, y el gobernador ruso, dictador sufragáneo, "controla la enseñanza, arresta, deporta, impera, castiga" (184).

Por todo esto ve lógico que las propagandas clandestinas abiertamente socialistas lleguen "hasta las últimas cabañas de las estepas, avivando la sacra llama de las pasiones en letargo. Algún día despertarán, y ese día será la aurora de la Nueva Rusia" (96). Y dado que prisión, destierros y ejecuciones son el pan diario de aquel régimen de pesadilla, la revolución le parece inminente y justificada. "Un promedio de ocho ahorcados por día, según el corresponsal del London Times. La revolución rusa se justifica, por consiguiente. Hay que llamarla, hay que despertarla. Los pueblos que toleran por más tiempo semejante infamia, o son degradados, o son serviles" (175). Anteriormente ha dicho, en otro arranque de idealismo: "En los tiempos de hoy no hay poder supremo, ni caciquismo, ni autocracia, que puedan durar frente al moderno dios del progreso y la libertad: el dios Pueblo. Y esa ley se cumplirá en el pueblo ruso y en todos los pueblos de la tierra" (141).

Pero aunque Kálaw, al parecer sin mucha reflexión se haga eco de algunos exaltados eslóganes, su opción política es atávicamente conservadora. La monarquía, parece sugerir él, al fin y al cabo no precisa ser destruida, con tal de que el zar deje su estilo autocrático por otro de tipo constitucionalista: "Rusia no se pacificará mientras no cambie de régimen, mientras el zar continúe separado de su pueblo" (114). Y aquí soslaya el tema crucial de la propiedad, aunque no deja de aludir al abuso de la repartición agraria, monstruosamente desigual: "Aunque el asunto es de interés innegable desde el punto de vista agrario, la naturaleza de este pequeño libro de impresiones, más bien que de estudio, no nos permite ahondar en cuestiones sobre los sistemas rusos de propiedad" (92). Con todo, admite, en la Rusia asiática, "las llanuras inmensas que pertenecen al zar y a los nobles son un reto escandaloso a la miseria campesina" (93).

La tendencia no radical de Kálaw podría apreciarse también en su elección del opositor político que elige para una entrevista. Va a visitar al célebre Pavel Nikolaevich Milyukov (1859-1943), jefe del Partido Constitucional Democrático, conferencista y analista político moderado, quien sería oportunista notorio en los inciertos días anteriores a la toma del poder por los bolcheviques. Milyukov es partidario de un repartimiento agrario, pero con las debidas indemnizaciones a la nobleza propietaria (129). Aun así, Milyukov, como propagandista del constitucionalismo, ha perdido su puesto de profesor de Historia en la Universidad de Moscú desde 1895, y recibe ataques tanto de radicales como de reaccionarios: "Nuestro partido lucha por una organización parlamentaria bajo un monarca constitucional" (127-128). Milyukov, historiador, explica a Kálaw las cuatro fases hasta el momento registradas por la revolución rusa, a saber: 1) levantamiento general de 1904; 2) primera intervención de socialistas en la Duma; 3) fase constitucional y, por último, 4) fase reaccionaria, en la que según Kálaw, eco aquí de Milyukov, resurgen "los odiados privilegios de la corte, de la nobleza, de la burocracia, y, en 1906, la disolución de una duma que al poder parece demasiado radical (120-131).

Aquí, el mismo Kálaw cree que las dos primeras dumas, de predominio socialista, han ido demasiado lejos en sus exigencias: "En su gesto de soberbia, borrachos de emoción por asaltar el gobierno y conquistar libertades para el pueblo, no han tenido en cuenta que el enemigo era más poderoso que todos ellos juntos" (136). Milyukov le alecciona en cuanto a conciliaciones: "Conviene a todos una acción conjunta, armoniosa y armonizadora, en que intervenga el gobierno lo mismo que la representación popular" (137). Sabido es que Milyukov en lo sucesivo viraría hacia la derecha, y en 1916 a la izquierda de nuevo. Dígase de paso que, bajo los dos gobiernos provisionales que suceden al zarismo, es decir, los de los príncipes Lvov y Kerensky, Milyukov ocupa el cargo de ministro de Asuntos Exteriores, hasta que en 1917 le obligan a dimitir los bolcheviques. Se refugia en París, donde moriría en 1943.

El hecho religioso también ocupa importante lugar en este libro. Kálaw, masón y racionalista, abomina de superstición y fanatismo, a la vez que propugna una religión positivista. A bordo del Hong Kong Maru, camino de China, al atardecer, los anglosajones se dedican a un worship vespertino de biblia, himnario y arrobo místico. Con evidente sorna, Kálaw alude a la religiosidad americana:

¿Quién ha dicho que los americanos son materialistas? Esta vieja que tengo al lado, vestida de riguroso luto, como si recordara perpetuamente la muerte de algún ser, está rezando con idolátrica mansedumbre. Clava los ojos en el cielo, musita una oración, vuelve los ojos a su Biblia y aquí la tenéis, en santa paz, lívida, fantástica, sacerdotal (5).

Como modernista, Kálaw se complace en observar lo exótico de credos y deidades. Diserta sobre sectas y cismas, describe el panteón sintoísta de Amaterasus, Binzuros y Amidas (56). Teósofo, masón y positivista, admira en Japón el ecumenismo que el gobierno ha decidido desde la más alta cúspide religiosa, para bien social. Asimismo, inspirado por la concepción hegeliana del "alma de los pueblos," el sintoísmo de shogunes y samurais le parece válido custodio de viejos valores culturales. "Enseña el heroísmo además de la virtud, el honor individual además del bien divino, el culto a los patriotas vivos o muertos" (51).

Por el contrario, en la teocrática Moscú de las cien catedrales, la exagerada devoción ortodoxa le produce irritación. Ante las escaleras de los fastuosos santuarios, los infelices y desposeídos hacen genuflexiones groseras de idolatría. No veréis en el fondo de todo, en lo material y en lo moral, en los objetos y en los hombres, más que un pobre e irredento pueblo, fanatizado y esclavo, que ha gastado incontables millones en templos de adoración y que no tiene un céntimo para aplacara el hambre de los que se mueren todos los días, todos los días, en la dolorosa oscuridad. (100)

Admite que en todas partes hay fanatismo, pero en Rusia esto le parece llegar a los extremos más grotescos. "Porque este rebaño dócil de la iconocracia no ha llegado a comprender todavía lo que es la verdadera religión"· (186).

En suma, Kálaw ofrece una visión de China, Hong y Formosa propia del "orientalismo" que le han legado sus lecturas y concepciones europeas. No en vano su clase "ilustrada·" siempre se identificaría como fuertemente asimilada a la del dominador europeo. Dicho orientalismo, en la concepción de su propio postulante Edward Said (Orientalism, 1976), derivada de Gramsci, consiste en dar de ciertas sociedades exóticas una imagen de inmovilismo social que, impidiendo fatalmente el desarrollo democrático de esos pueblos, justificaría la intervención política y militar extranjera en ellos, pues que al mismo tiempo son inmensamente ricos en recursos explotables. La visión orientalista, pues, de suyo deshumanizante, estereotípica y mistificadora (i.e., privada de fundamentos objetivos), nace como cómplice más o menos consciente de los imperialismos. Ciertos escritores españoles de finales del s. XIX (Feced, Chápuli, Barrantes, etc.) también incurrieron en orientalismo al referirse a una Filipinas tan paradisíaca como incapaz de autogestión. On ello, sabido es, ofendieron a f filipinos conscientes como Rizal, M. H. del Pilar o López-Jaena.

Algo menos orientalista resulta Kálaw en su visión de Rusia, cuyas masas, por muy fanáticas y postradas, no le parecen exentas de redención futura. Esto, en Kálaw, se debe a que él asimila –y profiere él mismo a lo largo de su ensayo– los eslóganes protosocialistas de muchas de sus lecturas rusas y europeas contemporáneas que profetizan con lógica histórica el inminente fin del zarismo y el aura de una nueva Rusia.

Con sus contradicciones de clase, pero con elegante prosa, sentido de la circunstancia internacional e interesantes observaciones de artista e intelectual, Kálaw contribuye con la narrativa de viajes a la breve pero brillante fase de la literatura filipina en castellano.

Obra citada:
Kalaw, Teodoro Manguiat. Hacia la tierra del Zar. Líneas prefaciales de Fernando M. Guerrero. Manila: Librería Manila Filatélica, 1908.

La obra original, en archivo digital, University of Michigan Library:
http://www.hti.umich.edu/cgi/b/bib/bibperm?q1=AEQ6686.0001.001

AMERICANIZACIÓN
(La Vanguardia de Manila, XCVIII, septiembre 9, 1927)
por Teodoro M. Kálaw

(con notas de Guillermo Gómez Rivera)

(Leamosle a Teodoro M. Kálaw, en otro artículo suyo publicado en LA VANGUARDIA DE MANILA y que ahora tomamos de su libro DIETARIO ESPIRITUAL. En ese mismo artículo, ya se venía diciendo, desde 1927, que la "Americanización" NO ES NADA BUENO para los filipinos. GGR)


Cuando el Senador Bingham hace sólo algunos días lanzó la idea de la americanización de las Islas, todos los filipinos, grnades y pequeños, especialmente los grandes, lanzaron un rugido de protesta. ---¡Imposible! ¡Imposible!--- dijeron todos a la vez, poseidos de legítimo orgullo nacional.


La americanización, en efecto, como idea, ha muerto en Filipinas hace tiempo, y si se me apura he de decir que ya había muerto con las dos muertes de Pardo de Tavera: su muerte política en 1907, en que subió el nacionalismo, y su muerte natural veinte años después ocurrida en su residencia en Santa Mesa...

(Por lo visto, Pardo de Tavera no parece haber gozado de alguna popularidad positiva por parte de la generalidad del pueblo filipino de entonces, pueblo auténticamente filipino por ser, precisamente, de habla-hispana. GGR)

Pardo de Tavera era entre los nuestros, el más grande, el más decidido y el más honrado campeón del americanismo, del americanismo sano, que no es otro que la importación de lo mejor de la civilización americana, ----Ideas americanas necesitamos, ---decía pardo cuando todavía estaba en el poder, ----prácticas americanas, instituciones americanas y, especialmente, idioma americano----. Estos propósitos los encarnó él (Pardo) en una organización política que, al fracasar en el pueblo, mató a su vez el ideal que la caracterizaba: la anexión (de las Islas Filipinas a EE.UU. como un estado parecido a la situación de Puerto Rico.GGR)

Ahora bien, desde entonces hasta hoy, y mayormente hoy, en estos días de ardiente asiatismo, no podemos oir hablar de americanización sin una protesta inmediata en los labios, como si se tratara de algo que va a arrancarnos el corazón y el alma. (Proféticas palabras porque es lo que ahora, 2005, se ve en esta actual Filipinas sumida en un terrible caos político como económico. GGR)

Lo que yo digo, sin embargo, es que, a pesar de nuestras protestas, y a pesar de la muerte de Pardo de tavera, y a pesar de los triunfos del nacionalismo en el seno de neustros partidos políticos, estamos AMERICANIZANDONOS más pronto de lo que parece y con la peor clase de americanización que pudiésemos desear porque es la americanización de las necesidades materiales, de lasnecesidades que forman el hábito individual y que ya no se dejan.

Un filipino de gran inteligencia y perspicacia me decía que nuestra convicencia con una nación de más alto 'standard' de vida, nos está obligando a adoptar materiales de civilización que todavía no nos conviene usar por nuestra condición de país pobre.

La americanización, pues, que se está llevando a cabo, ya no es sólo la americanización de las escuelas, de los libros de texto, del idioma, de als instituciones políticas, sino la americanización de nuestras necesidades materiales, desde los automóviles, las corbatas, los sombreros, las camisas, los zapatos, hasta los papeles y el último recado de escribir.

¡Crear necesidades en todas partes! ---tal es el grito de avance del capitalismo invasor que es, a la vez, el vae victis para los pueblos invadidos que no tienen vida industrial propia..

(Alli está la causa principal o lo que diriamos es la "madre del cordero',. En 1927, Don Teodoro M. Kálaw tan solamente nos la describe pues aun no sabía lo que ahroa sabemos es el neo-colonialismo que consiste en controlar económicamente a un pueblo, acostumbrandolo a comprar todos los productos de EE.UU. mientras se fomente en él un desdén por los productos de su propio país. Hasta ahora, Filipinas no tiene industrias en el verdadero sentido de esta palabra. De eso se cuidaron en conseguir los neo-colonialistas WASP usenses durante su regimen directo sobre estas islas hasta, dicen, 1946. Es como si, hasta ahora, Filipinas no fuese una vil colonia WASP usense hastaen el uso de papel de estraza. GGR)

Muchos creen que la extranjerización sólo se manifiesta en lo malo y ridículo que nos trae la importación de fuera (la usense GGR) como los pantalones 'balloon, las faldas cortas y los cabellos 'bobeados' (bobhair), y que, condenando esos pantalones y ridiculizando esos cabellos y esas faldas, y haciendo que neustros hijos y nuestras hijas no imiten los malos ejemplos, habremos para siempre alejado todo peligro. ¡Candidez! nada más que candidez!

Hay otra extranjerización o americanización que viene, que ya ha llegado, que ya se está propagando, hoy más fuerte que ayer, y mañanana más terrible qwue hoy, y es la extranjerización, la americanización de nuestros deseos y necesidades, por la cual nos vemos INNECESARIAMENTE compelidos a usar cosas extranjeras, o a preferir lo extraño a lo nuestro, por la fatalidad de la costumbre.

Ese es el peligro que debemos evitar para el pueblo todos los filipinos, sean grandes o pequeños...

(Don Teodoro M. Kálaw, nos demuestra que los filipinos de habla española como él, sabían lo que les venía encima. Son los filipinos que dejaron de hablar español (por su educación en inglés) los que hasta ahora no saben, no se percatan, de lo que les ha venido, y les viene, encima. Su solución es salir de Filipinas o servilmente someterse al neocolonialismo que los pisotea muy acabadamente. GGR)